Capítulo 4

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- ¿Qué haces aquí?

- He vuelto a casa, Maestro. ¿Acaso no te alegras?

Aquella mirada y aquella sonrisa, hacían que me fuera imposible confiar en sus palabras. Kayn siempre fue uno de los mejores, aunque nunca llegó a superarme. Aún así, que ese ente estuviera junto a él era algo que me impedía bajar la guardia. 

- ¿Qué quieres?

- Oí que la Orden, murió, y ya veo que literalmente - rió - No queda nadie. ¿Los mataste, Zed? ¿Tan malos eran que no evitaste perder la paciencia?

Sabía que pretendía provocarme. Intenté hacer cómo si no hubiera escuchado nada y me mantuve sereno. Hasta cierto punto...

- También dicen que tienes una nueva aprendiz, ¿dónde está? Me gustaría conocerla y ver si está a mi altura. 

- Márchate, Kayn - le di la espalda - Aquí no se te ha perdido nada. 

- Sí, he perdido a mi Maestro. Por lo que veo ya no eres el de antes. Me decepcionas mucho, Zed, tal vez ya es hora de que te retires y me dejes a mi a cargo de la Orden. 

- Por eso has venido. Ha reclamar un puesto que nunca te pertenecerá. 

- Claro que me pertenece - en un segundo se encontraba delante de mi, empuñando su arma acercándola cada vez más a mi garganta - Y el día en el que tome tu puesto está cerca. Así que, si yo fuera tú, me andaría con ojo. 

Y tras aquellas amenazantes palabras, desapareció. Rodé los ojos y suspiré olvidando por un momento lo que acababa de pasar y sin darle mucha importancia a su repentina visita. De repente la puerta sonó en señal de que alguien la abría. Me apoyé en la pared, cruzando los brazos, observando cómo el anciano pasaba intentado hacer el más mínimo ruido posible. Al darse cuenta de que estaba ahí dio un pequeño salto, quedándose quieto, sin ni siquiera pestañear, creyendo que si no se movía no le vería. 

- Creí que volviste aquí después de nuestro pequeño encuentro - dije sin ningún tono en especial, pero aún así Damien se puso nervioso. 

- ¿Y-Y usted?

- Me acabo de despertar - mentí solo por ver la reacción del viejo.

- N-No le creo, es imposible. Si hubiera venido aquí al rato de habernos visto ya sabría que yo no me encontraba en la Orden, lo que haría que esta conversación no tuviera sentido. 

- ¿Pero la tiene?

- Obviamente no.

- Entonces reconoces que pasaste la noche en otra parte. 

- Si, digo, no. ¡Zed! ¡No juegue conmigo!

- Yo no estoy jugando, tú solo te acabas de delatar. ¿Qué pasa Damien? ¿Has dormido hoy junto a una mujer? ¿No me vas a presentar a tu pareja? ¿La señora Hye-Sung tal vez?

- ¡Está loco! Yo no soy cómo usted, que se liga a una chica diferente cada día.

- Damien...Si vuelves a mentirme, te corto la mano.

- ¿P-Por qué la mano?

- ¿Y por qué no?

Vacilé. Vacilé al viejo y reí bastante tras marcharme de allí. Decidí entonces pasear por el bosque, una vez más. Quería despejar la mente de todo. Traté de concentrarme en algo que no fuera mi sentencia de muerte y la desesperada búsqueda de los jonianos para encontrarme. Llegué al río donde me dediqué a tirar piedras que rebotaban en el agua antes de hundirse. Al seguir el recorrido de una, mi vista se centró en el otro lado de la orilla, donde había una...Mujer...¿De pelo plata?

Scream - League of Legends FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora