Un día en mi oficina entraron unos rateros con muchas pistolas y recuerdo que me escondí en uno de los closets con rendijas, pude ver como uno veía fijamente el closet pero sin embargo no se acercó a tocarlo, ni nada, miraba fijamente hacía la puerta de enfrente, tenía un número siete que nunca había visto en mis cuatro años de trabajar aquí, supe que eras tú ayudándome.