Operación Desastre. [ KatsuDeku ]

Objetivo 2. [Parte II]

Izuku.

Odiaba los días en que despertaba gracias a la luz del sol en mi cara. ¡Ah! ¡Dejame dormir, estrella en llamas!

Abrí los ojos lentamente, y sentí que se me partía la cabeza. Con tan sólo un parpadeo ya sentía muchas punzadas en mi frente y nuca. Intenté sentarme en la cama, lográndolo con dificultad. Me dolía a horrores la cadera, y la espalda baja. Era un dolor continuo, ardor y punzadas.

Nunca había experimentado una resaca. Los libros no explicaban esta fea realidad luego de una noche de puro alcohol.

Froté mis ojos, quejándome por lo bajo. Poco a poco mi borrosa vista comenzó a aclararse, y la fijé en ese gran espejo frente a la cama. Me veía desastroso.

Me pregunto cuándo compré ese espejo, ese mueble, y la fotografía de Todoroki con su equipo de baloncesto...

Un segundo. Esta no era mi habitación.

¡Qué puto despistado!

Con miedo y nervios, miré a un lado. Y sobre la cama, un Shoto que dormía boca abajo con una sonrisa muy relajada. Una sábana le cubría de la cintura hacia el final de sus pies, la misma que levanté para confirmar mis sospechas.

Él estaba desnudo. Y yo también.

Tan pronto capacité, una oleada de recuerdos de la noche anterior me abofeteó fuertemente.

Estaban borrosos, pero la mayoría trataba del rostro de Shoto mirándome mientras me embestía como bruto y me obligaba a decirle un sin fin de obscenidades por disfrutar cómo me lo hacía.

Oh Dios. Me había acostado con Todoroki Shoto. Él había tomado mi primera vez y ni siquiera lo recordaba bien.

Si no fuera por el espejo, no había notado que mi rostro estaba al rojo vivo.

— Mh, despertaste, pequeño.

Mierda, mierda, mierda, su voz ronca mañanera me iba a poner caliente otra vez.

— Buen día... —Atiné a decir.

— Ven. Tengo ganas de ti otra vez.

¿Quién era yo para negarme a las ordenes de Shoto?

Minutos después, me encontraba empalado sobre su grueso falo. Podía sentirlo tan profundo... y no podía creer que esto me gustara tanto. A pesar del terrible dolor, yo estaba gustoso de que me tome de esta forma.

— Muévete. —Ordenó con su voz demandante y sus manos estrujándome la parte trasera.

Debía admitir que hacerlo sin ninguna sustancia que me saque el cincuenta porciento de mis sentidos era aún más rico. Y me estaba ayudando a quitar la resaca.

Movía mis caderas y saltaba sobre su miembro. Quería escuchar más de sus roncos gemidos, quería seguir viendo cómo su abdomen se contraía de placer, y sobre todo quería que siguiera mirándome con esos ojos que me comían sin piedad.

El sonido de nuestras pieles, y de los gemidos inundaban la habitación.

Era tan delicioso, que en poco tiempo ambos llegamos a un fuerte orgasmo mañanero. Él en mi cavidad, y yo sobre nuestros pechos.

Me quedé sentado allí, sobre él, en lo que recobraba el aliento. Me dolían los músculos y la garganta.

Click.

¡Ah! ¡Shoto me había tomado una foto con su móvil!

— Estabas tan lindo que no pude resistirme a tomarte una foto.