La mujer de Anubis

Volviendo al hogar

Anubis estaba cansado de huir de sus madres y los demás dioses que iban en su busca.
Regreso al lugar donde debería seguir levantada necromancia pero esta no estaba.

Anubis habia adquirido muchisimo poder, y claro, usando ciertos poderes de manipulación. Habia conseguido meterse en el mundo del ejercito, asi que llamó a un comandante estadounidense para comenzar con la excabación de su ciudad.

El comandante era Trevor Thomson, un hombre serio, pelo canozo y rapado. Compasivo y un bien amigo, pero no tenía ni un pelo de tonto. De complexión fuerte y de una estatura media aproximadamente. 170centímetros, máximo 175.
Movilizaron a todos los dispositivos activos y comenzó la excavación para sacar Necromancia de nuevo y devolverle su esplendor.

Tras unos días, se encontró el princípio del obelisco, el soporte de oro que lo coronaba, pero la gema no estaba sobre este.

Anubis se encontraba en una enorme tienda de campaña color verde kaki, la cual tenía en su interior una mesa de madera con cuatro sillas, la mesa estaba llena de mapas y notas sobre la cuidad, varias estanterías con suministros, botiquines y cargadores de armas por si acaso. Él se encontraba sobre la silla central junto al comandante mientras hablaban sobre los hayasgos.

-Thomson, ¿Cree usted que tardaremos mucho en sacar el obelisco enterrado?- preguntó Anubis.
-No, señor. Apróximadamente en menos de una semana estará fuera y cualquier otro resto que haya allí abajo- respondió Thomson.
-Me alegra escuchar esas palabras.

~Mientras tanto~

En el Aeropuerto de Egipto.

-El micro vuelo con destino Giza saldrá en cinco minutos, los pasajeros del vuelo Giza 74339 por favor accedan a embarcar en el puente 27B, gracias- se escuchó por el megáfono.

-Nos verémos pronto mi amor- susurró Hapsetsut levantándose de su asiento dirección al puente de embarque.

El viaje no duró más de una hora, y la nueva reencarnación había iniciado su búsqueda, con los siglos, el poder de la bruja había ido aumentando y con cada nuevo cuerpo, era más poderosa. En cuento su cuerpo puso un pie en su tierra natal, un escalofrío lo recorrió, sintiendo en sí, el poder que le transmitía ese lugar.