XLIX

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La película había dejado de importar porque cuando regresaron al salón, Sei y Sehun se encontraban disputando una guerra de pulseadas mientras Nika los observaba con miedo a través de sus dedos, Dan Bi la abrazaba por los hombros con un puño en alto, vitoreando cosas sin sentido. Se preguntaron por un momento cómo demonios acabaron así en tan sólo unos pocos minutos, pero desistieron antes de comenzar a sacar conclusiones, ninguna explicación normal podía aplicarse a sus amigos.

Ocuparon un sitio modesto en el sillón de la derecha donde tenían una vista perfecta de las tonterías que hacían, usualmente serían igual de participativos, pero una desacostumbrada tranquilidad les invadió las entrañas y prefirieron, en un silencioso acuerdo mutuo, quedarse a un lado propinándose caricias distraídas y sonriendo de forma queda por las locuras que oían. Cambiaron de canal y volvieron a quedarse absortos en la pantalla, esta vez con el capítulo de un drama viejo que mostraba a los protagonistas luchando por un amor a simple vista imposible, pero que para ellos obviamente no lo era, los protagonistas siempre acababan felices y juntos. Jongdae se reacomodó interesado, Minseok descansaba con comodidad sobre parte de su torso y hombro, ¿alguien estaría viéndolos desde afuera dando por hecho que toda su historia terminaría bien?

¿Eso lo volvía todo más factible y menos inconcebible? Si nadie los veía, ¿había posibilidades de que nada acabara como deseaban?

Despeinó sus cabellos con brusquedad, estaba sobreanalizando su negatividad debido al sueño que le entró. Los demás estaban roncando plácidamente desparramados sobre los sillones, de alguna manera lograron acomodarse con la perfección de los bloques de tetris al formar una impecable hilera. Se irguió para ver a su novio, sus enormes ojos se mantenían abiertos con dificultad mientras parpadeaba lento, estaba muchísimo más cerca de caer rendido que otra cosa.

-Oye, ¿por qué no vas a la cama?- Minseok se separó y fregó sus ojos con una mano. -Aquí ya no hay espacio, sube a tu habitación, vamos.- Se puso de pie para jalarlo.

Él se quejó de forma adorable. -¿Está bien?- Murmuró con voz ronca al pararse tambaleante.

-Sí, yo ordenaré un poco y apagaré las luces, no te preocupes. Ve, que te caes del sueño.- Lo empujó suavemente hacia las escaleras que subió en medio de bostezos.

Por precaución lo observó hasta que llegó a la cima, pisó los escalones con los ojos cerrados, en el peor de los casos podría haberse dado un buen golpe, como no fue así procedió a juntar la basura que había quedado desperdigada por el salón. La mayoría eran envoltorios de comida chatarra y latas de soda que metió dentro de una bolsa de basura mientras bostezaba una y otra vez, se cercioró de que todo estuviera más o menos ordenado antes de apagar las luces, dejó una encendida para cuando volviera del baño, si no recordaba mal se encontraba al final del pasillo al lado de las escaleras. La escasa iluminación le hizo más fácil notar que la puerta que llevaba al patio trasero estaba entreabierta, en primavera no hacía demasiado frío, supuso que quizás la dejaran así a posta, pero salió a husmear por si las moscas.

Se quedó tieso ante la imagen de Nika observando abiertamente el cielo que se extendía sobre sus cabezas, si sus ojos hubieran podido despegarse de su figura habría notado lo hermosamente estrellado que estaba. Ella percibió su presencia y también lo miró, y por alguna razón sólo hicieron eso y nada más, sin intermediar palabra, sin accionar ningún movimiento. Jongdae tragó saliva y se escuchó claramente en mitad del silencio profundo de la noche.

-No estés mucho tiempo afuera, te enfermarás.- Soltó bruscamente antes de precipitarse dentro casi a las corridas.

-Sunbae.- Lo frenó su voz acallada, pero muy clara. -¿Hace cuánto están juntos?

La octava nube (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora