Sol Y Luna

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Ella era la luna y yo era sol, ambos acechados por la oscuridad, unas veces conjuntamente y otras por separado. Cuando la luna no podía escapar de la penumbra el sol la liberaba y viceversa. Pero llegó el momento en el que ambas estaban sumergidas, y querían salvar a la otra. Tras una larga lucha, la luna decidió que era hora de que cada una saliese por su cuenta para no dañar a la otra. La luna pensaba que era la mejor opción, sumergiendo sin pretenderlo más al sol en la oscuridad, por el dolor que eso le provocó. El sol apenas brillaba, su luminosidad desaparecía a medida que la oscuridad lo consumía. Y la luna siguió su camino (no se paró a ayudarle tras todo lo que habían pasado juntas) . El sol dolido por la decisión de la luna pensaba que acabaría ahí sus últimos días. Pero empezaron a aparecer estrellas, grandes y pequeñas, que no querían que el sol acabase así, consumido. Estas le ayudaron a ir escapando de esa niebla, oscura, pero el sol tuvo que poner de su parte aunque estuviese completamente destruido. Todas esas estrellas le dieron fuerza, luz y color, se unieron a él, le enseñaron, le curaron, le amaron y toda esa oscuridad se fue quedando atrás... El sol seguía recordando a la luna, aunque esta no hubiese querido saber nada de él. El sol sabía que ella le había ayudado otras veces a salir de esa oscuridad y ahora que había salido de ella solo veía las cosas buenas y quería olvidar ese daño que la luna le había hecho. Así que fue tras ella, estuviese donde estuviese, para hacerla ver que él seguía ahí, para ella aunque hubiesen pasado cosas dolorosas, eso ya no importaba. El sol siempre espero la acogida de la luna, un nuevo comienzo, una mutua segunda oportunidad... Pero la luna aún seguía impregnada de algo de oscuridad. Pensaba que lo que hizo fue la mejor opción, el abandono frente al trabajo en equipo. La luna apenas quería saber nada del sol, sólo seguía viendo que ambos acabaron en la oscuridad por algo y no era capaz de ver las veces que se habían salvado mutuamente. El sol nunca se dio por vencido, pero esta situación le causaba dolor, llamándole la oscuridad. Dolor por la luna que no salía de las tinieblas, sus pensamientos cerrados... Y dolor porque eso que Le evitaba rendirse también le hacía daño al ver que no daba frutos. El sol quiere sacar a la luna de la oscuridad aunque sabe que para ello deberá sumergirse en ella, enseñarla que dos poseen más fuerza que uno y así juntas salir de las tinieblas, dejándolas atrás para siempre, ya que tendrán su apoyo mutuo y también el de las estrellas, que nunca dejarán de brillar.

Sol y lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora