Capítulo 5: Sábanas de Raso

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- ¿Qué tal si subimos arriba? – Preguntó Jungkook soltándome los pezones. Se había dado cuenta de que aún los apretaba y me miró ladeando la cabeza y sonriendo cuando los soltó – creo que estaríamos mucho más cómodos en la cama.

- Sí, creo que será lo mejor – respondió Jimin

- Además tengo allí todos mis juguetes – añadió Tae.

- Perfecto, pues subamos – dije levantando un brazo hacia el techo, en señal de afirmación.

Jimin desapareció un instante y volvió con su camisa de seda blanca para arroparme. Me la puse por encima y Jungkook me levantó del billar sujetándome con los dos brazos.

De camino a la habitación el menor, que seguía conmigo en brazos, decidió elevarme hasta su boca y empezar a darme mordiscos juguetones por la zona de la tripa. Cuando llegamos a la escalera, los otros dos chicos ya estaba prácticamente arriba. Jungkook me dejó sobre el primer escalón y quedamos los dos cara a cara.

Teníamos los ojos a la misma altura y su mirada intensa me hizo mirar al suelo. Vi como sus manos se acercaban a las mías y me tocaba con dulzura. Se las entregué y levanté la mirada.

- Sé que lo que te voy a decir va a sonar raro debido a la situación – dijo entre susurros. Puso su dedo índice en mi labio para mantenerme en silencio – quiero que todo lo que tenga que pasar hoy pase, pero quiero que sepas que vivo enamorado de ti desde el día que te vi, y no me refiero a hoy. Es una larga historia, pero quiero que sepas que esto para mi no tendría por qué ser cosa de una noche.

No me dejó contestar, me besó dulcemente. No lo había hecho así hasta el momento, había ternura en su contacto, pero al mismo tiempo había pasión, una pasión refrenada que se notaba en la manera que me agarraba del pelo como pidiéndome que no me separase. Abrió los ojos, esperó en silencio y yo los abrí.

- Perdóname por la lujuria que pueda no controlar hoy – entrecerró los ojos y miró al suelo avergonzado – sólo quiero que estés a gusto, quiero darte lo que necesites, y si tu cuerpo pide una noche como la de hoy, te la daré. Pero te quiero para...

- ¿Os habéis dormido? – gritó Taehyung desde arriba, interrumpiéndonos – Os estamos esperando.

- Ya vamos – dijimos los dos. Y subimos los escalones de la mano.

No podía parar de pensar en lo que me había dicho, ya me había visto antes, ¿dónde habría sido?, ¿por qué yo no le recordaba?

Al llegar arriba miré nuestras manos, lo miré a él y me devolvió la mirada, cálida. Puse mis manos en su nuca, acariciándole el pelo y lo besé como el había hecho antes. ¿Qué era aquella conexión? No lo sabia, pero la sentía en el pecho.

- Como te decía – me dijo girándome para ponerme de espaldas a el – disfruta de la noche – Me apartó el pelo y me dio un fuerte y rico mordisco – Yo me conformo con comerte señorita Carrot Cake.

Yo merendaba todas los viernes al salir de trabajar una porción de tarta de zanahoria y un cappucino. ¿Pero donde estaba él en esta ecuación?

Un segundo mordisco seguido de un azote en el trasero me hizo salir de mi pensamiento. Ya lo pensaría mañana.

Jungkook me volvió a subir en brazos y me llevó junto a los otros. Entramos en una habitación de paredes gris perla y cortinas negras tupidas tapando, a cada lado, dos amplios ventanales. Al lado derecho, justo tras pasar la puerta, había una cómoda negra con un par de cajones abiertos. Taehyung estaba a su lado y examinaba unos artilugios de diferentes tamaños que no había visto en mi vida. De frente vi una cama de dos por dos cubierta con unas sabanas de raso gris oscuro. A los pies de la cama yacía una alfombra negra de pelo.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2018 ⏰

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