Una Vida Mejor

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En su majestuosa mansión, aún sin amueblar, no cabía una persona más. Sirvientes, amigos y socios, lo saludaban efusivamente y hablaban con él. Sus hijos, vestidos de gala, charlaban sonrientes con los invitados. Se acercó a su hermosísima esposa y le susurró: "Por fin tenemos la vida que te prometí". Debía de haber polvo en la caoba, pues una lágrima brotó de su ojo.  

Historias Fugaces - MicrorrelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora