Capitulo 1

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Tocan la puerta suavemente, no abre nadie, pasan a la hacitación.

-Éter...- dice Sandra para levantar a su hija- Éter... hoy es el día-.

Éter se despierta suavemente, tiene lagañas y mucho sueño, sus ojos verdes piden por un poco más de sueño.

-Lo sé mamá-

-¿Qué esperas?-

-Son las 5 de la madrugada mamá-

-Tienes que prepararte para ir al instituto-

- Y también es mi cumpleaños...-

-Éter, tu padre ya empaco tus cosas, solo te esperamos en la cocina para festejarte. Anda, metete a bañar y arréglate- y la dulce madre se fue de la habitación.

Éter hizo muecas al respecto, ella no quería ir a ese instituto mágico, para ella convivir con esas criaturas iba a ser extraño, perturbador y amenazador. Ella es un ser humano ¿cómo podría convivir con criaturas extrañas?

 Preparo su ropa, unos jeans cómodos y una blusa azul marino de manga larga (por la humedad de los bosques), ella no quería estar en un bosque con nada de electricidad, internet, televisión, etc.

Al salir del baño, se miro en el espejo fijamente y lo único que repetía era: -No te preocupes, solo son 5 años-.

-Que tonta eres- Éter volteó para ver a su hermano menor, Tims- no aprovechas la oportunidad, cuando yo esté ahí, seré el mejor protector mágico de todos los tiempos-.

-Cállate tarado- exclamó Éter.

-¡Niños ya bajen!- gritó Peter, el padre de Éter y Tims.

Al bajar, Éter vio un hermoso y delicioso pastel de queso con zarzamoras como el que le gusta; y sonrío a sus padres por el pequeño detalle.

Un festejo simple, Éter quería que estuviera así para siempre pero, tenían que irse.

-¿Por qué tan temprano?- preguntó Tims.

-Nos tardamos 1 hora en llegar al bosque Tims, si quieres irte a dormir...- esas palabras las tomó Tims, se despidió de su hermana  y fue a su recamara a descansar mejor.

Salieron de la casa y se fueron en el su auto azul que tenía Peter desde que salio del Instituto. El trayecto era largo; ya que tenían que recorrer toda la ciudad para llegar al bosque.

-Toma Éter- dijo Sandra, y le dio un folleto.

Éter lo tomó y observo en letras grandes: -Instituto Weekman de Protección Mágica- y vio el símbolo del instituto que era algo extraño... en un circulo se encontraban 4 manos alzadas, la primera tenía una espada larga, la segunda poseía un látigo, la tercera era algo extraña; ondas moviéndose como hechizos y la cuarta un arco. Y arriba de esas manos alzadas se encontraban 4 animales que Éter no pudo distinguir.

-Éter... llegamos- dijo Peter. Llegaron al bosque que estaba fuera de la ciudad, se escuchaban los dulces pájaros cantando y un aroma a pino que despertaba toda sensación de paz y relajamiento que toda persona desearía.

-Ya sabes qué hacer hija, solo podemos quedarnos hasta aquí; tú sabrás que hacer-  los padres de Éter la abrazaron fuertemente sabiendo que no podrán ver a su hija hasta vacaciones de invierno... o no- Te amamos Éter-.

Caminaron hacia el auto y se fueron... Éter tenía que seguir.

Éter camino y camino dentro del bosque hasta encontrar una pared hecha de puras hojas enredadas entre sí; ella sabía qué hacer, ya que sus padres le dijeron que entrar al mundo mágico no era tan fácil como mucha gente decía. Saco del bolso de su  pantalón el folleto que le dio su madre alzándolo hacia la pared y gritó:

-Prometo ser fiel a una causa, yo jamás haré pausa,  pues mi vida arriesgaré, porque protector mágico seré-

Después de esas palabras las horas comenzaron a separarse, Éter estaba a unos pasos de entrar a un nuevo mundo que jamás quiso conocer.

Protectores Mágicos: El Clan SócratesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora