Capítulo 2

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Luis

Acabé de firmar unos documentos y de hacer unas entrevistas, estaba preocupado porque a finales de mes nos quedaríamos sin bastante personal en la empresa, ya que muchos se jubilan y otros se van a otras ciudades.

Alguien interrumpió mis pensamientos tocando la puerta de mi despacho y entró Nerea, mi secretaria.

- Luis, han llamado de la gestoría ejecutiva de Galicia, necesitan que te reúnas con ellos entre mañana y pasado, dicen que es importante. – dijo ella

- Vale perfecto, planifica una reunión para mañana mismo en la sala de reuniones. – dije mirándola

- Es que me han dicho que les es imposible venir aquí, tendrías que ir tú, con los gastos de viaje pagados.

- Alojamiento también?

- No, creen que como eres de allí, tendrías sitio para alojarte.

- Ah, bueno vale, mándame un email con los billetes y yo me las apaño. – dije finalizando la conversación

Nerea, aparte de ser mi secretaria, era muy buena amiga.  Era muy trabajadora y competitiva. Además de tener una voz para cantar que podría estar escuchando durante horas, era muy pequeñita, pero a la vez muy grande.

Me quedé pensando en que mañana por la mañana ya estaría en Galicia, yendo a una reunión en una empresa en la que solía trabajar, a media hora de casa de mis padres. Y no quería. No quería ver mi casa. Ni a ellos. Ya no es mi hogar. Me fallaron cuando no me dieron el apoyo con la carrera que estudié. Ellos querían que yo fuese médico, como lo fue mi padre, mi tío, mi abuelo y mi bisabuelo. No aceptaban que yo quisiese estudiar otra cosa y me hicieron sentir como la oveja negra de la familia. Tuve que pasarme todo el verano y parte del otoño trabajando sin parar en dos diferentes empleos para poder cubrir los gastos de mi carrera. Y casi ni me llegaba el dinero pero lo logré.

Mis padres tenían una mente abierta para algunas cosas, pero para eso no, era como algo que tuviera que heredar por obligación. El único apoyo que tuve fue el de mi hermana, ella no era como mis padres y siempre que podía me hacía ingresos a pesar de que ella es madre soltera de un hijo. La adoro y le debo un mundo, porque sin ella ahora mismo yo no estaría donde estoy. Siendo director de una empresa en Madrid y habiéndome sacado la carrera de Comunicación y Marketing. Además de haberme apuntado a clases de guitarra y canto, ella nunca dudó de mí y me dijo que yo tenía talento en el ámbito musical.

Salí del edificio de mi empresa y me dirigí a comer al bar al que siempre iba. Comí rápidamente ya que quería llegar a casa lo antes posible.

Esperaba a que me trajesen la cuenta cuando me sonó el teléfono, número privado, qué raro. Descolgué el teléfono.

- Hola buenas tardes, soy Paqui y le llamo de Orange, quiero ofrecerle una tarifa plana por solo cuarentaicinco euros al mes – dijo la mujer

- No gracias, no quiero nada – dije intentando finalizar la conversación

- ¡Pero no me sea gilipollas y escúcheme!

Me ofendí ante tal comentario.

- ¿Perdona? ¿Pero quién se cree usted para hablarme así? – dije enfadado llamando la atención de la mesa de al lado.

Escuché risas de fondo a través del móvil.

- ¡Te la has tragado pringao! – dijo Roi

Inefable;  AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora