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La mañana cayó bruscamente en la suite de Mewtwo, el tenía que vivir allí unos días debido a su trabajo, es un gran empresario, creador de una nueva pokeball, y pronto seria su gran lanzamiento.

Mew por otra parte, es una dormilona y aún se encuentra bajo un interminable sueño en medio de su cama.

***

Narra Mewtwo:

Ese Mew, no hace más que dormir y darme problemas.

Aún no logro descubrir quien mando aquella carta junto con Mew, y no puedo dejarla abandonada porque no sé si es verdad lo que decía dicha carta.

Fui a la habitación de Mew y allí la ví, tendida en su cama durmiendo plácidamente, parecía disfrutar estar allí, cómodamente.

Eso me bastó para empujarla con mi pie y tirarla de la cama, a lo que ella despertó con el impacto al suelo.

—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Quién se metió? — dijo un poco confundida y despeinada.

—Se metió una plaga, y no puedo deshacerme de ella.— dije haciendo referencia a ella.

—¿Eh? Y ¿Dónde esta?— dijo mirando a los lados como si buscara algo.

Mientras acomodaba mi corbata, me agaché frente a ella y le dije, —Eres tú.— presioné su frente con mi dedo índice y le di un leve empujón.

Ella solo acaricio su frente como si le hubiera dolido la acción que le hice.

—¿A Dónde vas así vestido?— me dijo mientras se sentaba como un perrito frente a mi.

—Iré a trabajar.— la mire de reojo y salí de la habitación.

Ella me siguió y me detuvo del brazo. —Te ves muy bien.— me elogió con su cabeza a gachas.

—Gracias...— agradecí su gesto tan amable y no evité ruborizarme un poco. Al estar frente a la puerta ella rápidamente se lanzó a mi espalda.

—¡Rawr!— gruñó como si fuera una dinosaurio. Uno muy molesto y sin embargo un tanto adorable.

—¿Qué haces pequeña plaga?— giré mi rostro un poco a la derecha para encontrarme con su rostro, pálido, frío, hermoso.

Pero ¿Qué cosas digo? ¿Cómo puede parecerme hermoso el rostro de alguien que recién conozco? Si quiero ver algo hermoso, preferiría verme a mí mismo al espejo.

—¡Arre! ¡Arre Caballo!— movió sus pies como si, en serio fuera un pura sangre.

—No soy un ponyta, ni un rapidash, ya bájate.— dije lo más cortante posible.

Ví como su rostro se entristeció de un segundo a otro, me causó mucha pena, no me gustaba verle de ese modo, así que la ignoré y baje las escaleras.

—El desayuno está en la cocina.— le mencioné mientras bajaba las escaleras.

—¡Si! ¡A comer!— se movió a la velocidad de un rayo, casi que ni pude determinar la forma que tenía, parecía una mancha color rosa al ataque.

¿Cómo pudo hacer eso? ¿Acaso esta chica es sobre natural?

Cuando terminé de bajar las escaleras pude presenciarla sentada a la mesa emocionada, parecía un niño en Navidad esperando un regalo. Tomé mi chaqueta de la percha al lado de las escaleras y me dirigí a la puerta principal.

—¡Oye! ¿A dónde vas? ¿Y mi comida?— dijo como un gatito enojado, frunciendo el seño y colocando sus manos en la mesa como si fuera una protesta.

—Te dije que, "el desayuno está en la cocina", no que ya estaba preparado— abrí la puerta y salí de aquel disturbio que podría provocarse por mi... ¿maldad?

Me dirigí a mi trabajo muy contento, parecía que la bola rosa no estaba siguiendome, jamás mi coche se había sentido tan pacífico, mi reluciente Volvo color negro fue estacionado por mi persona, en un estacionamiento sólo para mi, había una placa que decía "Mewtwo" señalaba mi lugar.

Fui a mi oficina, mi día fue el más tranquilo a diferencia del volcán de emociones que hay en mi suite.

Pero, por alguna razón... Ya quiero estar de vuelta...

Amor Artificial [Mew & Mewtwo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora