Despierta con la luz del sol dándole en la cara, al abrir los ojos las miles de preguntas que rondaban por su cabeza la noche anterior vuelven, ¿fue real lo que pasó ayer? ¿quién es ese chico y por qué parece conocerla? Y por último, aunque quizás no debería hacerse esa pregunta, a ver, no es que esté celosa ni nada de eso, pero si esa chica es su novia él no debería ir por ahí coqueteando con otras, si es que lo que hacía con ella era coqueteo, parece que ya está muy oxidada en ese aspecto. Definitivamente si quería acabar con su monótona vida lo ha conseguido.
Tantas preguntas y ni una sola respuesta, pero no importa, acabará olvidando toda esta historia, total, seguramente no volverá a ver jamás al chico de los ojos verdes, aunque como él dijo no debe desconfiar del destino que, juguetón, une y separa a las personas como quiere.
Se levanta de la cama, afortunadamente hoy no le toca bailar en las carrozas, no es que no le guste ese trabajo, pero es demasiado cansado. Hoy toca ponerse las alas, el vestido verde y responder al nombre de Campanilla, traviesa hada que siempre acompaña a Peter Pan.
Afortunadamente hace un buen día, incluso brilla el sol, coge el metro que la lleva hasta las puertas del mágico DisneyLand, le espera un día agotador, pero por muy agotador que resulte debe afrontarlo con una sonrisa, los niños no pueden ver a un hada cansada o triste. Llega, suelta sus cosas y se prepara para dejar de ser Alysa y convertirse en la traviesa compañera de aventuras del niño que no quería crecer. Tras hora y media aproximada de maquillaje y peluquería Alysa ya no existe y en su lugar resplandece una no tan pequeña hadita traviesa y juguetona. Le entusiasma ser Campanilla, siempre fue uno de sus personajes favoritos, esa pequeña gruñona y celosa, enamorada de Peter Pan le encantaba.
Sigue ensimismada en sus pensamientos, a pesar de que ha intentado olvidarlo le es imposible, no todos los días se te acerca un desconocido en una enorme ciudad que además de hablar tu idioma parece conocerte de antes y decide protagonizar contigo una escena que parece sacada de una película, puede que a otras chicas les pase eso a menudo, desconocidos como sacados del cine que hacen cosas como sacadas del cine, pero desde luego a ella no, y no, no es cosa de la ciudad, no es cosa de París, porque lleva ya unos cuantos de años aquí y es la primera vez que le pasa algo así, tiene que haber más detrás de todo esto, como una cámara oculta por ejemplo, dice riéndose para sus adentros.
Hoy el parque está bastante lleno, cosa del buen tiempo seguro, los niños van de un lado para otro riendo como locos, las niñas se paran a mirarla con cara de admiración y ella les sonríe, incluso algunas deciden echarse una foto con ella, la típica euforia de los niños, y los no tan niños, en un dia en el que manda el buen tiempo en Disney. Sigue su camino y continúa andando como si de una verdadera hada del bosque se tratara hasta que una pequeña mano le tira del vestido, seguida de una dulce e inocente vocecilla.
- Campanilla ¿Dóde tá Pite Pa?.
Se vuelve con una sonrisa y ve a un pequeño de unos 4 años, de ojos verde claro enormes y brillantes que espera impaciente su respuesta , hay algo muy familiar en su mirada, como si lo conociera de hace años.
- ¡Fran! Estabas aquí, vaya susto me has dado pequeño.
Un joven se acerca corriendo y resoplando hacia donde se encuentran ellos, le suena su cara, pero no, no puede ser, pero es...
- Tú..tú.. otra vez.
- Te dije que no desconfiaras del destino.
- Tito Ale, ¿conoces a Campanilla?
- Claro que conozco a esta linda hadita, y más de lo que ella se piensa.
- Mida Tito, e Pato Dona - Grita el niño tirando impaciente del brazo de su tío.
Alysa hace un gesto de pregunta, confundida, mientras que él solo se limita a dejar ver sus perfectos y blancos dientes en una gran sonrisa.
- El tiempo lo dirá todo, mientras tanto si me necesitas aquí estoy, quédate la chaqueta como recuerdo y por supuesto, no desconfíes del destino - Le tiende una pequeña tarjeta a Alysa y se marcha con el niño tirando de su brazo para que vaya más rápido - Fran, tranquilo, estoy seguro de que el Pato Donald no se irá sin saludarte.
¿Qué habrá querido decir con eso de que la conoce más de lo que piensa? ¡Pero si ella no ha visto a ese chico en su vida! Que extraño y a la vez que enigmático y atrayente es ... Los observa irse, ese niño tiene algo tan familiar que es como si ya lo conociera. Observa el pequeño trozo de cartulina que le ha dado Alex, es lo que parece ser una tarjeta de visita en la que se lee claramente Alex Fernández Pulido- Escritor en letras doradas justo encima de un numero de teléfono y una dirección de correo electrónico. ¿Se decidirá a llamarlo algún día? Quien sabe, lo único que conoce a ciencia cierta es que necesita saber más de ese misterioso Alex que dice saber de ella más de lo que ella misma cree...