Entre en el edificio departamental lo más rápido que pude, la gente de fuera estaba conmocionada. Los polis hacían todo lo posible para alejar a los mirones mientras los demás polis y yo hacíamos el trabajo.
Era otra víctima más, pero esta vez era una muchacha de unos 15 años aproximadamente. Se encontraba frente a su ventana con el cuerpo colgado hacia fuera con la garganta abierta. No había cuchillo, todo estaba limpio, sin testigos... más bien como las otras muertes. Me acerque al cuerpo de la muchacha para tomar muestras, como también de toda la habitación. Mientras veía de reojo como la amiga lloraba desconsoladamente en el hombro de uno de los oficiales.
Todo parecía haber sido planeado con tiempo, pero imposible hasta para el asesino trepar hasta el cuarto piso y entrar en la habitación sin ser descubierto. Por mi cabeza pasaron muchas opciones:
1) Podía haber sido un exnovio celoso que aprovechando que todos dormían a la hora cero, entro a la habitación de la muchacha y la degolló; pero hasta esa teoría era casi nula.
2) Pudo haber sido la misma víctima, pero si lo hubiera hecho, sus manos estarían manchadas de sangre tanto como el umbral de la ventana; porque una vez rasgada la piel con el arma, la sangre se hubiera derramado con mucha rapidez dejando algunas salpicaduras en la ventana, pero no había nada, todo estaba limpio por lo tanto no había tantas pistas que recoger.
Lo más curioso, es que tampoco había señales de que alguien hubiera forzado la cerradura de la habitación, como también de la ventana para entrar y asesinar a esta muchacha en segundos. A la final del mediodía todo parecía dar a un camino sin sentido.
El detective Dante entro en la habitación como si fuera un fantasma, miraba el cuerpo de la muchacha, de una manera particular. Como si para él fuera algo normal. Como si fuera una más a la lista, una más de todos... De una extraña manera lo puede percibir así.
-¡Chicos! –grito Lina muy emocionada al vernos.
Apenas pude esbozar una sonrisa en el rostro, la escena del crimen de hoy y también el extraño comportamiento del detective Dante, me tenían de alguna manera muy alterado.
-¿Jeremy sucede algo?-me pregunto Erick al ver que no estaba dentro de la conversación.
Me sacudí el cabello mientras me reía un poco nervioso. –Nada...
Lina soplando un poco su café, me miro con intensidad. -Jeremy... si hay algo que te moleste puedes contárnoslo. Somos tus amigos.
Ella tenía razón... eran mis amigos y por eso no los quería involucrar.
Regrese a la morgue una vez terminada la reunión improvisada de Lina en la cafetería, mi instinto me decía que la muchacha que habíamos encontrado muerta, podía aclarecer algunas de mis dudas.
Saque el cuerpo del depósito. Comencé a examinarla de nuevo desde cero, una punzada en el corazón me decía que ella podría convertirse en testigo y a la vez en una prueba incriminatoria para su asesino, al mismo tiempo que podía decirme lo que estaba pasando en esta ciudad.
La horas pasaban y no podía encontrar nada, realmente me sentía ofuscado. Iba a darme por vencido al ver que está dando vueltas en el mismo lugar; tratando de buscar algo sin sentido, hasta que vi algo en sus pupilas.
De alguna forma, en sus pupilas parecían haber captado una imagen como si fuera una fotografía. Realmente me sentí como un tonto al no haberme dado cuenta antes.
Me acerque un poco para ver más de cerca. De pronto la piel se me puso de gallina, y la muchacha moviendo sus ojos me tomo con fuerza del rostro, hasta que todo se volvió oscuro.