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Cinco días.

Habían pasado cinco días desde el día en el que Jimin desapareció de la vista de Yoongi.
Él sentía un coraje indescriptible cada vez que pensaba en lo inútil que había sido su búsqueda y lo poco que pudo aportar para encontrarlo. Donde sea que buscaba, sólo encontraba huellas que al final no lo llevaban a ningún lado.

Direcciones, números telefónicos ni correos electrónicos, nada servía ni siquiera para tener una pista de la ubicación del extraño que había secuestrado a Jimin.
Y lo peor era que no existía forma de rescatarlo, al menos no como normalmente debía ser.

La prensa todavía no estaba enterada de la desaparición, Seokjin se había encargado de encubrirlo todo lo máximo posible, así que todos creían que Jimin se tomó unas ligeras vacaciones por tiempo indefinido.

Yoongi sin embargo, estaba por perder la cabeza. Los primeros dos días había sido un cabeza dura y de arriesgo a recorrer la ciudad sin descanso, buscando en cada rincón algún indicio de Jimin, pero fracasó terriblemente al terminar el día.

¿Porqué no recurrió a la policía?

Sólo un idiota no buscaría ayuda de las autoridades.
Una lástima que el infeliz que se llevó a Jimin no era estúpido, pues advirtió a Yoongi sobre ello.

Si no quería que Jimin sufriera las consecuencias, no debía ir a buscar ayuda de la policía.

En una situacion diferente, le habría valido un pepino. Pero Yoongi no sabía de lo que aquel desconocido era capaz de hacerle a Jimin, y teniendo en cuenta lo importante que era para él, prefirió tranquilizarse.

Pensar con la cabeza fría.

Y eso de pensar con la cabeza fría lo llevó a cinco días de zozobra.

Yoongi tenía miedo. Le asustaba perder el único motivo de su felicidad y por lo que seguía viviendo.
Temía perder a la luz que iluminaba su camino y perderse él también en el trayecto.

—¿Respondió tu mensaje? —Preguntó Taehyung. Le echó un vistazo a Yoongi, quién negó con la cabeza.

—No

Los seis habían ido a la casa de Yoongi para estar presentes cuando llegara alguna novedad y se negaban rotundamente a marcharse hasta que hubiese algo.

—El show en dónde Jimin fue invitado es mañana —Hoseok tamborileaba los dedos sobre la mesa de mármol. Inquieto.— Si él no aparece... Tendremos que inventar otra excusa o será demasiado obvio que está desaparecido.

—No podemos seguir así —Dijo Jungkook. Él estaba acostado sobre el sofá con la cabeza sobre los muslos de Taehyung, quién de vez en cuando le acariciaba la cabeza.— No podemos solos. No somos el FBI, creo que deberíamos recurrir a...

—¿La policía? —Preguntó Yoongi saliendo del trance y levantando la cabeza repentinamente.— ¿Para que luego el desquiciado lastime a Jimin?

—No va a hacerle daño, ¿No te das cuenta? —Namjoon dejó de prestarle su atención a Seokjin para voltear y mirar a su mejor amigo.— Si quisiera matarlo ya lo habría hecho. Pienso que hay algo más detrás de todo esto, y no podremos solucionarlo nosotros solos.

—Debemos pedir ayuda a la policía —Insistió Jungkook.

—¿A qué precio? —Yoongi se cubrió el rostro con sus dos manos.— No quiero arriesgar a nadie, ni a ustedes ni a Jimin.

—No vas a arriesgar nada.

—Él supo cómo llevarse a Jimin. ¿Porqué no sabría algo de ustedes?

—Quizás tiene alguna obsesión con Jimin —Sugirió Taehyung.

—¿Obsesión con Jimin? —Preguntó Hoseok de pronto. Su tono sonaba al de un incrédulo.— Ni en un millón de años.

—¿Qué dices? —Jungkook lo miró confundido.

—Quizas sea algún trauma que tiene —Dijo Hoseok rápidamente.

—Podría ser

Yoongi sintió como la garganta se le secaba y el pecho se le encogía. Era una sensación dolorosa de preocupación, angustia y prepotencia.

Odiaba sentirse así.

—Sólo esperemos una respuesta de ese imbécil —Susurró Yoongi.— Quizás tenga alguna propuesta.

El móvil de los seis chicos sonó casi al mismo tiempo, indicándoles que les había llegado una notificación.
Cada uno cogió su celular y revisó la notificación.

Cada uno cogió su celular y revisó la notificación

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—¿Están viendo lo mismo que yo? —Preguntó Namjoon mirando la pantalla de su celular, anonadado.

—¿Qué se supone que significa ésto? —Jungkook se levantó de un salto del sofá para observar mejor su celular.

Enemies to Lovers. | myg & pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora