Estaba caminando, lentamente
sobre una arena ardiente
de un desierto tórrido
seco, sin vida y desolador.
Parecía que intentara escapar
de una muerte no muy lejana
caminando, alejándose
de ningún sitio en concreto
sin saber a dónde se dirige
ni en que dirección continuar
para poder llegar a algún sitio.
Entonces creyó ver un espejismo,
un oasis inmenso, con una gran charca
con palmeras y cactus, rodeado
de palmeras que sombrientaban
gran parte del oasis.
Se alejó del oasis,
ni siquiera se acercó,
simplemente lo visualizó;
lo sintió, pero no lo creyó.
Entonces fue cuando,
tumbado cerca de un esqueleto
de un ñu pudriéndose,
con la cara mirando al oasis,
a unos cuatro metros de distancia;
y con su cantimplora vacía,
agujereada, oxidada
y su mochila casi desintegrada
por el calor tórrido del Sahara,
encontraron su cadáver,
intentando beber del oasis.
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Aquello que te escondí
PoesíaA veces el amor es inconcluso, se extravía o se confunde. He aquí la segunda parte del poemario Confusión, lleno de cartas y poemas que quedaron fuera del primer proyecto.