Con la luz del alba
de un verano cálido, seco
y sin vida fuera de las casas
desperté; las luces del alba
anunciaron la llegada
del fin de mi Alba.
Velozmente corrió la noticia
de que te encontraron muerta,
apaleada y con cortes en tu casa,
supuestamente por tu pareja.
Al ser tu hermano,
no de sangre, sino de sentimientos,
y al no haber ningún pariente cercano
en este pueblo, me dejaron pasar:
fui el primero del pueblo,
excepto la vecina que te encontró,
que vio la ira que dejaron en tu cuerpo
de tantos golpes y cortes.
Nunca pude imaginar
que un ser humano
pudiera hacer
semejante acto
en esta era
en donde hay paz
en donde no hay guerras
y en un pueblo
que nadie odia a nadie.
Aunque se negaron
los policías de homicidio,
te cogí en brazos y te bajé
para que te vieran todos,
para que vieran
lo que te habían hecho:
maltratado,
como si de un simple animal
que se queja de cualquier cosa
te trataras, como si no tuvieras
la mínima importancia.
Pedí un último deseo:
se levantase mi gente, mi pueblo
y me ayudasen a llevarla
a su lugar predilecto: el mar.
Por turnos
caminamos
hacia el mar
durante media hora.
El último en llevarla fui yo.
antes de dársela al mar,
abrí sus ojos para verlos una última vez.
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Aquello que te escondí
PoesíaA veces el amor es inconcluso, se extravía o se confunde. He aquí la segunda parte del poemario Confusión, lleno de cartas y poemas que quedaron fuera del primer proyecto.