Al día siguiente, Agoney se despertó y lo primero que escuchó fue el audio de Raoul. Era temprano, porque ese día tenía la primera clase a las nueve y se había ido a dormir pronto.
Suspiró mientras posaba el móvil y se levantó de la cama, estirándose.
Salió de la habitación y todo seguía igual. Amaia no se despertaría hasta tarde y le tocaba a él llevar el coche.
Se metió en la ducha y dejó que los chorros fríos le despertaran. Adoraba ducharse con agua fría, aunque fuera noviembre.
Cuando salió de la ducha, decidió dejar al pelo secarse solo, para no hacer demasiado ruido con el secador y se vistió, aún actuando de forma autómata.
El sonido de un mensaje le distrajo mientras se ataba las botas.
"Agoooo, hoy me llevas verdad??"
Le dijo que sí, porque los martes siempre le tocaba a él ser el chófer. Desayunó sus queridas tostadas con aguacate y se metió en el coche con la mochila.
Esperó a que la calefacción caldeara el interior antes de conducir hacia casa de Raoul, y cuando estuvo frente a esta solo tuvo que esperar unos minutos, que pasó retocando los rizos, a que Raoul saliese y montara en el coche.
- Buenos días. - Saludó con un beso en la mejilla.
- ¿Qué tienen de buenos? - Preguntó el canario, arrancando.
- Bueno, es martes, los pajaritos cantan, las nubes se levantan...
- Qué idiota eres. - Dijo el chico, riendo. - Cuéntame, ¿qué tal te salió el dejarme tirado?
Raoul sabía que Agoney no se iba a enfadar por eso, pero aún así se sintió culpable.
- Me quedé sin batería y Mario acababa de llegar a mi casa... Lo siento.
- Eh, muchacho, pero no te he pedido que me pidas perdón. Te he preguntado que qué tal.
- Muy bien. - Respondió rápido, sonrojándose. - Me llevó a la bolera y me ganó.
- ¿Qué me dices? - Preguntó Agoney, sonriendo de lado. - Pero si tú eres muy bueno.
- Lo soy, pero joder, no veas como le da él. Aún así.... - Se calló unos segundos, jugueteando con sus dedos en el salpicadero y con la mirada clavada en la parte del chupetón que sobresalía en el cuello de Agoney. - Me besó.
- Te besó. - Repitió el canario, sonriendo. Raoul comenzó a cambiar de emisora, nervioso. - Y supiste corresponderlo, claro, para algo practicaste conmigo.
El catalán soltó una risa nerviosa y asintió.
- Sí, me sirvió de mucho. - Se mordió el labio inferior mirando de reojo a su mejor amigo, que conducía concentrado en la carretera.
Llegaron a la universidad y se despidieron. Raoul fue a la biblioteca y Agoney se reunió con Alfred en la puerta de su clase.
- Buenos días, gatito. - Saludó el canario, con una sonrisa.
- Buenos días, Ago.
Alfred siguió al chico hasta sentarse en sus sillas y le miró mientras sacaba sus cosas. Agoney era consciente, pero no le devolvió la mirada hasta que no se dio cuenta de que era demasiado descarado.
- ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?
- No, en la cara no. - Dijo Alfred, abriendo su cuaderno. - En el cuello.
Agoney se llevó la mano al chupetón.
- Pero si me aseguré de que no se viera.
- Ahora se te ve poco. - Dijo el catalán. - Pero te lo vi ayer.
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¿Y si probamos nosotros? | Ragoney
FanfictionCuando Raoul comienza a pillarse de un chico, pide consejo a sus amigos para ligar, y alguna ayudita más. Raoul y Agoney son amigos, muy buenos amigos, y los buenos amigos se ayudan en todo, sean cuales sean las condiciones y consecuencias.