- ¿Puedes relajarte? - Preguntó Agoney por decimoquinta vez en lo que llevaban de recorrido.
Aquella mañana de viernes había recibido un mensaje de Nerea pidiéndole que le llevara a la universidad y Raoul le había escrito para anunciarle que él iría con Miriam y Ricky.
- No, no puedo.
- ¿Y contarme qué ha pasado?
- Que me ha engañado, Ago. - La rubia se echó a llorar, apoyando la cabeza en el salpicadero del coche.
- ¿Cómo?
El canario se sorprendió, tratando de no perder la concentración en la carretera y condujo hasta el campus universitario.
- Encontré un test de embarazo en su habitación.
Agoney perdió el color del rostro y ni siquiera se atrevió a mirarla.
- No creo que sea suyo. - Contestó, jugando con las llaves en el contacto, sin querer contar algo tan personal de Mimi.
- Oh, venga ya. - Suspiró la rubia, bajándose del coche. - ¿Y entonces de quién? ¿Y por qué lo tenía ella?
Agoney se bajó también del vehículo y tras cerrarlo acompañó a la rubia a la cafetería.
- Pues..., no sé, quizá...
- Déjalo. - Suspiró la rubia. - Voy a tomarme un te, luego hablamos, ¿vale?
Agoney se quedó mirando a la menor unos segundos hasta que entendió que lo que más necesitaba era estar sola. Asintió y, sintiendose el peor amigo del universo por esconderle aquello, besó su cabeza y salió de la cafetería, en dirección a su aula.
Se encontró con Raoul a mitad de camino y sonrió ligeramente, aunque la respuesta facial del rubio fue totalmente diferente.
- Tengo un problema. - Anunció el canario, ya a su altura.
- No, yo sí que tengo un problema.
- Dudo que sea peor. - Aseguró el canario, buscando como contar aquello.
- Aitana se ha encontrado un predictor de embarazo en la cama y, obviamente, no es suyo.
Agoney suspiró, llevándose la mano a la frente y cerrando los ojos por unos segundos.
- Nerea se encontró ese mismo test antes en el suelo, y tampoco es suyo.
- Pero... - Raoul se quedó callado, mirando a Agoney, pensativo. - Si no es de ninguna de las dos... Entonces... ¡es de Miriam!
- ¿El qué es de Miriam? - Preguntó Amaia, uniéndose a la conversación mientras masticaba un dulce de crema.
- ¡¡Nada!! - Exclamaron los dos chicos, alertados.
La morena arqueó una ceja, cruzándose de brazos y abrió ligeramente la boca para hablar, pero unas risas le obligaron a cerrarla de nuevo para girarse en su dirección. Los tres chicos vieron a Mimi y Alfred a lo lejos, hablando y riendo entre ellos.
Raoul, que era el único que no estaba puesto al día en el tema, lo vio completamente normal y por eso le extrañó que ni Agoney ni Amaia pudiesen apartar la mirada de la pareja, que cuando llegó a su posición, pararon.
- Hola, chicos. - Saludó Raoul, ya que ninguno de los cuatro había abierto la boca.
- Hola. - Sonrió Mimi, pasándose una mano por el pelo.
- Bon día. - Asintió Alfred, colocándose el asa de la mochila en el hombro. - ¿Vamos a clase, Ago?
- Sí. - Respondió el canario, mirando a Mimi más que al chico que le había hablado. - Vamos. - Comenzó a caminar tras el barcelonés, pero se giró antes de seguir. - Mimi, luego guarda un ratito para mí, que quiero hablar contigo.
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¿Y si probamos nosotros? | Ragoney
FanfictionCuando Raoul comienza a pillarse de un chico, pide consejo a sus amigos para ligar, y alguna ayudita más. Raoul y Agoney son amigos, muy buenos amigos, y los buenos amigos se ayudan en todo, sean cuales sean las condiciones y consecuencias.