Capítulo 1: El Jardín de Rosas

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El jardín de las rosas estaba en su mayor esplendor, cada uno de los perfectos arbustos crecidos aportaba docenas de las frescas flores rojas. Todo llevaba un tema rojo en el castillo del Rey de Corazones. Sería un pecado para su nombre sin dudarlo si algo fuera de otro color. Aunque había un pequeño conejo que sobresalía del resto de los súbditos reales que se inclinaban ante el rey. Uno que no cargaba ningún tono rojo o alguna arma para defender el castillo. Esta criatura estaba pintada de azul, brillante y desafiante a comparación del tema rojo carmesí. Él también tenía un nombre, el cual es diferente a los demás, Stuart. El conejo travieso era admitido en el reino con una condición; él debía estar allí para cantarle al rey. A Stuart no le importaba dar una serenata para el encantador hombre, en realidad era todo lo contrario. Esperaría escuchar su nombre anticipadamente, solamente para ver al hombre verde oliva. Algo acerca del rey hacia que la esponjosa cola de Stuart temblara y le provocaba un dolor cálido en su pecho. Era extraño que tan atraído estaba Stuart a este hombre. Algo sobre las botas negras altas que chocaban orgullosamente contra el azulejo del suelo, o las hermosas características que eran adornadas con ojos de diferentes colores. Uno de esos ojos siendo de la firma roja y más intimidante que la espada que cargaba a un lado. Sus hombros usualmente eran cubiertos por el brillante pelaje perfectamente blanco que la cola de Stuart podría mezclarse con este, aunque el resto de la capa era roja adornada con detalles dorados. Un collar colgaba de su cuello con un corazón en la parte inferior, el centro del corazón mantenía un diamante color rojo sangre. Era un rumor que el diamante contenía la sangre del pasado rey. Stuart estaba intrigado por aquel hombre y quería estar a su lado, le desesperaba la sensación de su gobernante alagando su voz.

Saliendo de sus pensamientos Stuart miro a sualrededor buscando algo que hacer, siendo cuidadoso de no desarreglar sucamiseta y pantalones blancos. Estaba más orgulloso de los corazones rojos quedel que tenía dentro de sí mismo. Era un símbolo noble ser una de las opcionesdel rey para su entretenimiento. En realidad lo protegía de los guardias quegolpeaban y empujaban a cualquiera que se atreviera a acercarse al castillo. Lamayoría de las personas del reino se preguntaban cómo Stuart no había sometidoa un juicio para ser decapitado. El joven conejo estaba cavando alrededor deljardín, tratando de encontrar la rosa perfecta para presentarle a su monarca.Un regalo de gratitud para el que le salvo la vida el mismo día que seconocieron.     

❤Majesty❤ - (2doc)Where stories live. Discover now