❤Majesty❤ - (2doc)

Capítulo 2: La reunión

Flashback al momento en el que Murdoc y Stuart se conocieron

Disfrútenlo~

Stuart corría a través de los campos, con la respiración agitada en su pecho, sus piernas adoloridas y sus ojos llenos de lágrimas por la hierba que constantemente golpeaba su cara. Estaba demasiado oscuro para saber a dónde se dirigía, pero al oír los ladridos y aullidos detrás de él le indicaba que los perros no pararían hasta que las orejas de Stuart estuvieran entre sus mandíbulas. De repente, su cuerpo entero se detuvo completamente por un gran muro de espinas. Podía sentir el calor de la sangre que bajaba por su barbilla y sus brazos siendo desgarrados por cada movimiento contra el muro. No iba a poder pasar a través de este o trepar, con la única opción de cavar bajo tierra. Cavando bajo tierra se encontró a sí mismo retorciéndose entre la tierra y las raíces. Alarmado por los perros gimiendo y aullando en el agujero. Una vez que alcanzó el otro lado respiró profundamente, dándole bienvenida al aire fresco y tosiendo el polvo de sus pulmones. Salió del túnel y buscó una pista a su alrededor, encontrándose solamente con más rosales. Apenas podía ver las luces que iluminaban el alto edificio detrás de él. Con los ojos aún llenos de tierra y lágrimas, supuso que ahora estaba en la tierra de la reina blanca. Con su cuerpo adolorido avanzó hacia lo que parecía un jardín, finalmente encontrando una distancia segura lejos del agujero y de las criaturas que persistieron detrás de él. Con el pecho agitado se acostó, de repente vencido por el agotamiento y las súplicas de sus brazos y piernas por descansar. Muy pronto estaba en otra tierra, una que estaba solamente en su mente.

Stuart estaba profundamente dormido hasta que una pequeña criatura olfateo su cara, causando pequeños soplos sobre el conejo, exactamente sobre sus pestañas y pecas azules. No tardó mucho en descubrir que no estaba en su casa ni que estaba solo. Volviendo a la vida con un salto miró a la criatura, solo para encontrarse con dos pequeños ojos brillantes y un hocico largo. El pequeño erizo perdió el interés y se marchó, dejando a la liebre desconcertada para sí mismo. Recuperando su aliento Stuart miró a su alrededor y se encontró con un amanecer de colores pastel, uno que relajó a su mente atareada. Llevándose una mano a la cara, hizo una mueca ante la leve sensación de las yemas de sus dedos tocar su herida de la noche anterior. Mirando alrededor de su cuerpo, encontró que no era la única herida de la que sufría y que sus brazos y su alguna vez ropa intacta estaban llenos de cortes y deshechos. Esta no era la primera vez que el chico azul se metía en problemas pero era su primera vez perdido. Aunque no había sabuesos alrededor, por lo que sus alrededores fueron puestos al fondo de su mente y los que lo preocupaban más al frente. Buscó cuidadosamente alrededor del jardín, mientras cantaba una pequeña melodía que su madre una vez le cantó "Love forever, love has freely turned forever you and me..."

Al encontrar una pequeña fuente que estaba extrañamente pintada con un rojo sangriento comenzó a enjuagarse, cantando diferentes canciones mientras lo hacía. Se detuvo al sentir la presión de la punta de una cuchilla en su nuca y una voz ronca hablar detrás de él.

"Qué lástima que una voz tan bonita esté dentro de un color tan feo, ¿eh?"

Stuart se congeló, con los ojos muy abiertos y sus orejas clavadas alrededor de su cabeza. Conocía esa voz, conocía esos colores y conocía esas flores. Todo esto lo golpeó como un casco de caballo y se maldijo a sí mismo por no haber visto todo esto antes. Todo pertenecía al Rey de Corazones. El gobernante vicioso que mantenía una gran cantidad de cabezas en las que había dejado caer una espada, una de las cuales era del antiguo gobernante. Él no hablaba, solo podía sentir sus labios separándose para hacer el esfuerzo pero su cuerpo no se movía.

"Por qué no te das una vuelta para que pueda ver a mi nueva mascota"

Stuart sintió la cuchilla bajar y miró por encima de su hombro al hombre que bloqueó el sol que alguna vez lo calmó. Él estaba parado con la cuchilla a su lado; la fuerte mano que la sostenía estaba llena de anillos y bandas de nobleza. Su capa roja la cual pasaba el largo de sus botas de cuero negro y un poco más. Los ojos desiguales del Rey estaban llenos de algo que Stuart no podía nombrar, algo lujurioso o siniestro. ¿Tal vez ambos? Se estremeció y se dio la vuelta por completo, con agua cayendo por su cara y en las puntas de su cabello donde limpió el corte. El conejo azul aún estaba procesando la última oración cuando la boca llena de dientes afilados se abrió de nuevo, "¿Qué tal si te limpio y te dejo quedar aquí roedor? A cambio de tus servicios de entretenimiento"

Stuart miró al hombre perplejo, pero solo asintió ganando un tirón desde el collar de su camiseta hasta sus pies. El Rey ronroneó de alegría.

"Perrrfecto, vamos a ponerte algo menos sucio y más apropiado"