Control

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Narra Allison

Despierto.
Peter.

Lo ultimo que recuerdo es que el estaba luchando con ese hombre con alas. Yo... corrí, y me cogió... no recuerdo mas... ¿estaría en su cueva del mal?

Estoy sujeta por las manos y los pies en una camilla, todo esta oscuro. Parece que este como en una habitación...

Una puerta se abre en una de las cuatro paredes. El problema es que no logro ver nada. Oigo ruidos, pasos, pasos que se acercan a mi. De repente, las luces se encienden y lo veo todo.

Estoy estirada en una camilla en el medio de la habitación. Hay una estantería a mi derecha con un montón de libros y juguetes de madera. En dirección a mis pies, al fondo de todo, hay una cama. Pero una cama con colchón y manta. A mi izquierda hay un cristal gigante, una cámara y una puerta, con un señor al lado. Las paredes son de color grises y el suelo negro. Detrás de mi, no logro ver que hay, no puedo girarme.

Miro hacia mi derecha y me encuentro a un señor sentado como en una pequeña silla con ruedas. Me mira con una amplia sonrisa en su cara, la cual hace que me recorra un escalofrío por todo em cuerpo.

- Estabas muerta- me dice el señor con un acento ruso.

- ¿Disculpa?- pregunto sin saber de lo que habla.

- Cuándo te encontramos. Estabas muerta, y apoyada a un palo al lado de un hombre. Había una nota pegada en tu hombro.- me informa el hombre.

- ¿Qué decía? La nota, ¿Qué decía?- pregunto.

- Decía- dice sacando un papelito de su bolsillo-: no he podido salvarla, lo siento. Entregársela a sus padres, ellos supongo que sabrán que hacer con su cuerpo. Siento lo ocurrido... Firmado: Spiderman.

- Spiderman...- digo, aunque quería decir Peter... pero no podía fiarme de ellos. No puedo desvelar su identidad.

- ¿Lo conoces?- me pregunta.

- Mm... recuerdo que lo vi luchando contra un hombre... nada mas.- miento.

- Perfecto. Ahora te voy a desatar- me dice-. Ves a ese hombre de la puerta- Yo miro hacía la puerta. Era el mismo hombre de antes-. Si intentas escapar el te cojera. No cometeremos otra vez el mismo error.

- ¿Qué error?- pregunto.

- Dos pacientes se escaparon. No volverá a pasar. Esa es mi virtud, puedo fallar una vez, pero no vuelvo a fallar en la misma cosa dos veces. Así que, bienvenida.

El señor me desata y se va. Al cerrar la puerta yo me levanto y apoyo mis pies en el suelo. Al levantarme y colocar todo mi peso sobre mis piernas, ellas empiezan a mover sin control alguno. Empiezo a chocar contra las paredes. No se ni dónde estoy, tengo que encontrar una manera de hacer que parara. Así que me lanzo al suelo. Gracias a Dios para. Apoyo mis manos en el suelo para relajarme. Que apuro había pasado.

- Así que super velocidad - oigo como me decía una voz. Empiezo a mirar por todas partes, no hay nadie en la habitación, así que me asusto-. Tranquila, no te asustes.

Enfrente mío aparece un chico rubio con un traje azul. Es alto y me mira con una simpática sonrisa en su cara.

- ¿Quién... quién eres?- pregunto.

- Me llamo Pietro... Pietro Maximoff. Tu y yo nos conocimos cuando estabas entre la vida y la muerte, y al parecer... nos hemos conectado y tu puedes verme...- me dice.

- Vaya que directo.

- Lo... lo siento- me dice encogido de hombros.

- Oh, no pasa nada. ¿A que te referías con súper velocidad? Osea, porque lo has dicho.

Pietro se sienta en el suelo y me sonrió.

- A mi también me otorgaron poderes...- dice bajando la cabeza.

- ¿A si? ¿Cuáles?- pregunto intrigada. Estaba bien poder hablar con alguien. El se ríe.

- Super velocidad.- yo pego una pequeña carcajada.

Levanto mis manos del suelo y apoyo mi espalda en la pared. Al tirarme para atrás, un mechón de pelo se me pone delante del ojo, así que cuando lo voy a apartar, al mover la mano, una niebla azul sale de mi mano. Sin querer pego un chillido.

- Tranquila- me dice Pietro acercándose a mi-. No te pongas nerviosa. Tienes los poderes de mi hermana...- al decir eso sonrie tristemente-. Yo no puedo ayudarte a controlar eso... eso debe ayudarte mi hermana... lo siento...

- ¿Estas muerto?- pregunto tristemente. Sabia la respuesta... pero... me daba mucha lástima...

- Si... me temo que si...- dice.

- Si no te importa... em... ¿Como te moriste?- digo encogida de hombros.

No se si era la pregunta adecuada para hacerle a un muerto, pero, es que nunca he hablado con un muerto.

- Salvado la vida de un niño y un amigo. Eso es lo que importa.- dice sonriendo.

- ¿Como se siente? Estar... ya sabes, muerto...

- Pues...- Pietro no pudo decir nada mas, ya que la puerta de la habitación se abrió de golpe.

El mismo señor de antes entra y me mira muy enfadado.

- ¿Con quien hablas?- me pregunta.

- Con... Con nadie...- digo sentándome recta.

- Bien.

El señor se incorpora y me coje del brazo. Saca una jeringuilla de su bolsillo y me la clava. De repente, Pietro desaparece, y yo me siento encerrada como en una burbuja sin poder controlar mi cuerpo.

- Ponte esto y ves hacía a esta dirección. Destruye algunas cosas que tengo guardadas ahí. Nadie las puede ver, ¿y que mejor manera que destruyéndolas del todo?- dice mientras me da un traje y una nota.

Sin a verlo mandado yo, mis brazos se alargan para que el señor pudiera dejar todo.

- ¡Pietro! ¡Pietro!- empiezo a gritar para ver si me escuchaba. Pero no. Igualmente lo que digo lo digo por dentro mío. No puedo controlar mi cuerpo.

Me tumbo en esta extraña burbuja y cierro los ojos... no quiero ver como mi cuerpo hace lo que ellos quieren.

Me despierto... ya no estoy en la habitación. Estoy en Queens... esta... esta es mi calle... hay mucho humo y...

- Allison...

- Peter...

Is it right? Peter Parker y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora