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El pasillo del segundo piso estaba atestado de parejas besuqueándose y otras que solo se reunían en alguna habitación para drogarse o tener un poco más de intimidad.

En el caso de Jungkook, todo daba vueltas y estaba sujetado firmemente a una mano que lo llevaba a través del pasillo, en búsqueda de alguna habitación libre. Podría decirse que el pelinegro no tenía ni idea de donde estaba parado. Apenas y sabía que Hoseok era quién lo acompañaba.

—Uh, eres demasiado lindo. —El pelirrojo detuvo el paso repentinamente, tan solo para tomar a Jungkook de la cintura y pegar sus cuerpos.

El menor jadeó y abrió sus ojitos ante ese contacto tan indebido que nunca antes experimentó.

—¿Hoseokie? —Murmuró confundido. Su mayor parecía querer devorarlo y eso a Jungkook lo asustaba.

Pero además de asustarle aquel tacto desconocido, despertaba algo en él que lo hacía sentir caluroso. La respiración del hombre sobre la suya, sus manos apresando su cinturas y joder, su caderas rozándose provocativamente contra la propia lo estaban haciendo delirar.

—Silencio bebé, no es momento de hablar. —Hoseok gruñó antes de chocar sus labios sobre los del pelinegro, comenzando al instante un beso sucio y grosero.

Jungkook gimoteó sorprendido ante la brusquedad de sus labios la moverse, pero se dejó llevar en cuanto sintió las manos del contrario acariciar su espalda baja, bajando poco a poco hasta llegar a su trasero.

El pelirrojo apretó y amasó la zona a su gusto, encantado por poder probar y llegar mucho más lejos con ese pelinegro de ojitos perdidos y brillantes. Era precioso.

Hoseok mordió el belfo inferior del menor, logrando arrancarle otro gemido, el cual aprovechó para meter lengua a ese beso tan desastroso.

No había nada de amor, solo habia ganas, deseo y mucha saliva. Jungkook se sentía demasiado perdido entre tantas sensaciones nuevas, sin poder creer que alguien besara tan condenadamente bien.

Los labios de Hoseok eran suaves, que le daban ganas de mantener ese contacto por mucho más tiempo para poder disfrutarlo a la perfección, sin perderse ninguna parte de esa boca tan atractiva. Sus lenguas se enredaban entre sí, saboreando y degustando la boca contraria, reconociendo que el sabor hallado era aún mas excitante.

Alcohol, cigarrillos y algo mas que Jungkook no supo descubrir que era. Pero sabía dulce, y él pelinegro amaba lo dulce.

Las manos del pelinegro fueron a parar a esas mechas rojizas, también demasiado llamativas como atractivas, y tiró de ellas, intentando llevar luego de severos minutos, el ritmo tan marcado que Hoseok llevaba.

Fue por ello, que de un momento a otro Jungkook jadeó abriendo sus ojitos en cuanto Hoseok se separó apenas de su boca y lo estampó contra la pared de ese pasillo lleno de jóvenes hormonales como ellos, aprovechando tener al pelinegro atrapado para poder apretar aún más su trasero, así como también frotó sus caderas juntas, rozando sus zonas bajas.

—Ah Jungkookie. —Gimió extasiado. —Sabes tan bien. —Murmuró entre beso y beso, antes de dar un último apretón en la nalga derecha de Jungkook junto con dos pequeñas palmaditas.

Porque Hoseok no iba a llevar ese obsceno besuqueo a un nivel mas en ese oscuro pasillo. No iba a meter mano delante de todos, y a pesar de que en alguna otra fiesta sí lo hizo, esta vez no le apetecía. Necesitaba llevar a su menor a un cuarto y follárselo como bien sabía que Jungkook quería.

Pero el separarse por un mínimo momento, fue malinterpretado por uno de ellos.

—¿Que? ¿Ya te aburriste de mi? —Jungkook soltó en una carcajada, comenzando a jugar con los botones de la camisa contraria.  —¿No te apetece algo más de diversión? —Las palabras salían sin control de su boca, y a pesar de que una parte de sí mismo le gritaba que estaba tomando la última decisión de forma incorrecta, se dejó llevar por el calor de momento y el alcohol en su cuerpo.

Hoseok se mordió el labio encantado por ese chiquillo tan inocente. Joder, lo quería besar tanto hasta que sus labios y todo de Jungkook quedara marcado, como una clara evidencia que él habia pasado por ahí. Que él lo había tenido esa noche.

—Oh, claro que no me aburrí de ti, bebé.  —Sonrió con sorna, volviendo a besarlo para llevarlo entre toqueteos y besos hacia una habitación.

Y en cuando entraron a un cuarto vacío, siendo Jungkook empujado y desvestido sobre esa cama que vaya a saber a quien le pertenecía, perdiendo de esa forma tan brusca y descuidada no solo su primera vez, sino la confianza que su pequeño castañito había depositado en él, fue que cometió su último e irremediable error.

Porque ya no había vuelta atras ni tiempos de arrepentimiento. Definitivamente, Jungkook la había cargado.

REGRETFUL - JJK&KTH [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora