Ira (Capital Demon's)

Capitulo 2

+++Andy (Presente)+++

Recuerdo aquellos días como un pequeño infierno personal. Las noches las pasaba enteras llorando y los días los pasaba escondido de la gente, no me gustaba que muchas de las señoras que cuidaban de nosotros me miraran con pena. Odiaba eso. También recuerdo el no tener ningún amigo. Muchos de los niños y niñas que estaban allí salían al patio trasero a jugar entre ellos, y aunque en su mirada reflejaban el dolor de haber perdido a sus padres, lo ocultaban con risas y diversión entre ellos. Yo era todo lo contrario. Las tardes las pasaba solo, en mi habitación mirando la ventana. Teniendo una pizca de esperanza de ver aparecer por ahí a aquellos que fueron mis amigos en el colegio. Pero ellos nunca aparecieron y con el tiempo el vacio que todos aquellos dejaron al abandonarme, fue llenado por un nuevo sentimiento, que era desconocido para mí. Un nuevo sentimiento que me hacía un poco más fuerte, un nuevo sentimiento que me hacía sentir mejor. Ese sentimiento era la ira.

 

+++Andy (Pasado)+++

Había pasado una semana. Una semana solo. Sin mis padres. Abandonado por todo ser querido que tenia. Mi primera semana solo. Y sabía perfectamente que no iba a ser la ultima

Como cada mañana a las siete, Lara la chica que me recibió cuando llegue a esta casa nos despertaba uno por uno en la habitación. Mi cama es la que está más cerca de la ventana, la más alejada de todos. Vivía en mi propio mundo, intentando escapar de mi horrible realidad.

-Andy, cariño es hora de levantarse-dijo Lara acercándose a mi lado para despertarme

-No quiero-dije tapándome más con la manta-No me encuentro muy bien

-¿Qué te pasa, pequeño?-dijo acercándose y quitándome la manta-¿Te duele algo?-preguntó pero yo solo aparte mi cara, no quería que viera mis ojeras de no dormir

-Me duele la cabeza-y eso no era mentira, todas las noches desde que llegue aquí me las pasaba llorando hasta que me quedaba dormido

-Baja a desayunar y luego Lucía te da algo para la cabeza, ¿está bien?-dijo amablemente, a lo que no me pude negar.

Esperé pacientemente a que todos los niños terminaran de vestirse y de arreglar sus camas, cuando ya acabaron me dirigí a la ducha de nuestra habitación, cuando salí de ella no quedaba nadie en la habitación. Suspire.

Me vestí lentamente con unos vaqueros negros y una camiseta de manga corta, deje mi pelo sin secar y hice mi cama. Una sonrisa se instalo en mi rostro al acordarme de las broncas que me echaba mi madre por no hacer mi cama. Si tan solo estuviera aquí para verme hacerla sin que me tuviera que obligar nadie… una lagrima rebelde escapo de mis ojos y la limpie con rabia.

Baje las escaleras hasta la cocina, todo el mundo estaba sentado por grupitos de niños y niñas. Al fondo de la sala una mesa para dos personas se encontraba vacía así que me dirigí hacia allí y me senté. Solo. Tal y como estaba.

La cocinera, ayudada de otras chicas fueron repartiendo el desayuno a cada uno de nosotros, cuando llego mi turno levante la vista ya que estaba perdido en mi mundo y pude ver lo que menos me gustaba. Pena. La pena de verme solo en el mundo. Así es como me miraban las señoras que cuidaban de nosotros. Aparte la vista furioso. Durante los últimos días cada vez que me miraban así tenía ganas de pegar a algo, estaba cabreado. No me gustaba que nadie me mirara con pena.