•|| Cubiertos ||•

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[✨]

La necesidad de estar juntos les carcomia por dentro más ninguno de los dos era lo suficientemente noble para aceptarlo, la idealización que se cruzaba por su mente de "si él no me habla yo tampoco le hablaré" siempre era continúa, tan solo al verse, ambos se quedaban con las palabras en la boca daban media vuelta y regresaban por el mismo camino.

Nada había vuelto a ser igual desde aquel día, Izaya no tenía el valor suficiente para mostrarse donde el rubio trabajaba y Shizou no quería mostrarse débil ante el azabache. Ambos son orgullosos, ¿Que más se podía esperar?

Pero aquella exagerada tranquilidad en Ikebukuro paso desapercibida por los habitantes de aquel barrio, ellos disfrutaban de los días en donde no tenían que cuidarse de una máquina expendedora o alguna señal de tránsito... Para ellos los días seguían pasando con tranquilidad.

El bartender Se fumaba un cigarrillo mientras miraba hacia el cielo, dejo que el humo se paseara por sus pulmones para finalmente soltarlo y verlo desaparecer en el oscuro paisaje de la noche, últimamente había sentido su hogar algo raro, era como si no perteneciera ahí, la casa se sentía vacía al igual que la cama y el sofá, cada día sin falta al llegar del trabajo anunciaba su llegada... Pero después se percataba de lo patético que era al hablarle al aire, también preparaba cena para dos, pero el seguía sin aceptarlo. Extrañaba a Izaya pero no lo aceptaría, Heiwajima prefería distraerse con el anochecer frente a su ventana.

Izaya, o mejor conocido como el titiritero de Ikebukuro se encontraba frente a aquella mezcla de juego que el mismo había inventado, en su departamento todo era un desastre, pero esa palabra no bastaba. Envolturas de hamburguesas, dulces y comida preparada había por aquí y por allá junto con latas de refrescos y sobres de té. Lo raro era que la mesa estaba puesta, dos platos en cada extremo, una cuchara, tenedor y cuchillo se encontraban a los lados de los platos y el peli negro miraba hacia la puerta en espera de algo o más bien alguien... En sus ojos había una pequeña pizca de esperanza. Quería ver al fortísimo entrar por aquella puerta, pero como el contrario, jamás lo aceptaría.

Ambos eran así, Izaya deseaba que el rubio estuviera con él y Shizou deseaba estar con Izaya.

Pero el juego de si me muevo primero pierdo seguía en pie, y ambos esperaban a que uno se retirará del juego para hacer lo mismo.

Demonos un tiempo ❞

Aquellas palabras provenientes de sus propios labios hacían eco una y otra y otra vez en su mente. Y es que, sabía a la perfección que mentiría si dijera que no se arrepiente de haber dicho aquello.

❝ Me parece bien... ❞

El oji miel se negaba a haber dicho eso, ni siquiera sabía por qué esas palabras habían salido de una manera tan neutral de su boca. Aún recordaba la expresión de Izaya, la cual demostraba levemente tristeza.

Gruñó con enojo al sentirse así, doblo el cigarrillo por la mitad para después tirarlo al suelo donde también lo piso en un vano intento de controlar su ¿Ira? o tal vez... Frustración.

[×]

Hasta ahora llevaba todo bien ya que, como siempre, no había nada que el buen internet-sama no pudiera arreglar, solo había sido cuestión de teclear Como cocinar fácilmente en Youtube y su vida tal vez, ya estaba arreglada.

Pero nada de eso le evitó cortarse un par de veces —Por no decir que muchas— con el cuchillo mientras cortaba la carne y las verduras.

Ambas manos estaban llenas de curitas al igual que algunas partes de su rostro en donde de alguna manera habían llegado pequeños raspones; Orihara era inteligente en varias cosas... Pero en la cocina era un fiasco.

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