Presentación: Henry James

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Henry James fue uno de los primeros escritores en comprender el peligro que entraña para un creador la perpetua exposición de su intimidad a los medios de comunicación, y siempre se esforzó en evitar que su vida privada se transformarse en noticia. Aun así, los aspectos externos de esa vida nos resultan bien conocidos. Nació en Nueva York en 1843, en el seno de una familia de ascendencia irlandesa y escocesa. Su padre era un brillante teólogo y pensador de la época, y su hermano mayor, William, cultivó sus mismas inquietudes, convirtiéndose en célebre filósofo. Henry recibió una educación esmerada cosmopolita en colegios de Nueva York, Londres, París y Ginebra, reforzada con los numerosos viajes por toda Europa que realizó junto a su familia desde la infancia. Estudió leyes en la Universidad de Harvard y a partir de 1865 comenzó a colaborar en varias revistas americanas, publicando sus primeros cuentos y artículos. En 1875 se instaló en París y residió allí durante un año, participando en la intensa vida literaria de la capital junto a personalidades como Flaubert y Turguénev. Al año siguiente se trasladó a Inglaterra, donde estableció su residencia permanente. En 1915, bajo la influencia de su ardiente simpatía por la causa británica en la Primera Guerra Mundial, adoptó la nacionalidad británica. Murió en 1916.

Henry James dedicó toda su vida a la literatura. Escribió numerosos relatos cortos, obras de teatro, ensayos críticos, obras autobiográficas y varios libros de viaje, pero destacó sobre todo como novelista. Entre sus más de veinte novelas, destacan títulos como Roderick Hudson, Los europeos, Retraso de una dama, Los despojos de Poynton, La heredera, Las bostonianas, Lo que Maisie sabía, Las alas de la paloma y Los embajadores. En estas obras, James abordó algunos de los problemas candentes de su tiempo, como los inicios del movimiento feminista, la repercusión de las nuevas ideas revolucionarias y socialistas en las distintas capas sociales y las complejas relaciones entre los Estados Unidos y la vieja Inglaterra. Pero lo hizo desde una perspectiva totalmente ajena al naturalismo, tan cultivado por otros escritores de la época. Le interesaba el ser humano en su dimensión individual, única e irrepetible, y era capaz de captar sus infinitos matices con una sensibilidad exquisita. Eso le permitió crear algunos de los personajes más conmovedores de la narrativa moderna, dotados de una complejidad psicológica que los aleja de los héroes convencionales, pero también de una grandeza moral que nada tiene que ver con los antihéroes de la novela realista.

Henry James es considerado por muchos como uno de los más grandes prosistas de la lengua inglesa. La riqueza y refinamiento de su estilo, apreciables ya en sus primeras obras, fueron evolucionando con el tiempo hasta alcanzar cotas de perfección nunca igualadas. En Otra vuelta de tuerca pueden apreciarse algunos de los rasgos estilísticos más sobresalientes del autor: su inteligencia en la utilización del punto de vista, su dominio del ritmo narrativo y, sobre todo, la intensidad y sutileza de sus frases largas y complejas, en las que maneja con total maestría la flexibilidad sintáctica de la lengua inglesa. La presente traducción trata de reflejar, en la medida de lo posible, algunas de estas peculiaridades estilísticas, empresa harto difícil cuando se trata de emparejar dos idiomas tan diferentes en plasticidad y ritmo como el español y el inglés. Tal vez el resultado pueda producir extrañeza, pero ¿no es esta una de las sensaciones que más frecuentemente asociamos al goce literario? Ojalá que algo de ese goce se transmita al lector a través de la versión que ahora le ofrecemos. Nosotros, por nuestra parte, hemos disfrutado inmensamente con nuestra tarea.

Ana Isabel CONEJO

Hilario FRANCO

Otra vuelta de tuercaWhere stories live. Discover now