Alika intentó abrir sus ojos pero fue en vano. El dolor retumbante en su cabeza se lo impedía, y ella volvió a prometerse, como por millonésima vez en su vida, dejar el alcohol. Promesa que desde luego era consciente que no cumpliría, al menos no en esta vida.
Sintió la cama removerse a su izquierda y entonces sí abrió grande sus ojos a pesar del dolor que sentía. Esa no era su habitación, definitivamente no lo era. Se irguió rápidamente y volteó su cabeza hacia atrás. Una espalda desnuda, musculosa, bronceada y provista de algunos lunares fue lo primero que vió. Casi sintió sus bragas mojarse cuando aquel hombre estiró sus brazos hacia arriba y soltó un gemido ronco y bien masculino.
« Alto ahí... » pensó justo antes de tirar las sábanas hacia arriba y descubrir que no había bragas que mojar.
El extraño se puso de pié y al girarse recién reparó en que Alika estaba despierta. La rubia no pudo evitar escanear el cuerpo desnudo del extraño y mentalmente se felicitó por el buen gusto.
La sonrisa ladina en el rostro ajeno la capturó por algunos segundos. Nadie dijo nada, él sólo empezó a vestirse. Ella decidió hacer lo mismo, quizá luego le invitaría un café.
Cuando se colocaba el tacón izquierdo, un carraspeo llamó su atención. El apuesto extraño la observaba desde la puerta de la habitación.
— Ya me marcho, fue un placer, Gladys.
— Gaelly. — Le corrigió tragándose los insultos.
Él se encogió de hombros. — Da igual. — Y dejándola con la palabra en la boca fue que se retiró de la habitación.
No lo podía creer. Los ojos se le aguaron un poco, se sentía humillada y decepcionada de sí misma. Ella nunca había tenido rollos de una noche, no desde que terminó la universidad, y ya hacían tres años de eso.
....
— Hasta que te decides por aparecer. — Alika levantó su cabeza hasta a fuente de la tan familiar voz. El hombre soltó una risilla. — Qué cara. ¿De parranda en días laborales? No sé de quién habrás heredado eso.
La rubia rió apenas y rodó sus ojos. Era claro de quién lo había heredado.
Dió un sorbo a su café.
— ¿Y bien? ¿Qué hay de nuevo? — Le preguntó a su progenitor. Éste sonrió y sacó unos papeles de una carpeta.
— Dumont quiere asociarse con nosotros para diseñar algo grande, algo difícilmente superable.
— Pero Dumont se especializa en motocicletas, nosotros en vehículos de cuatro ruedas. — Inquirió sin entender la propuesta. Su padre sonrió y asintió con su cabeza.
— Quieren crear una motocicleta veloz, resistente, con el motor más potente jamás visto, y saben que eso sólo lo conseguirán en Buhary Groep. — El hombre sonrió con orgullo al decir aquello último. — Y además, quieren a la mejor diseñadora industrial para hacer el diseño, obviamente.
— Vale... — Murmuró ella algunos segundos después, mientras ojeaba los documentos. — ¿Y para cuándo estaría programada ésta reunión?
— Para mañana antes del almuerzo. — Alika asintió con su cabeza y bebió de un sorbo lo que le restaba de café.
— Bien, aquí estaré. — Se puso de pié y acomodó su falda entubada antes de tomar su portafolio y el vaso vacío de café. — Por ahora me retiro, debo cumplir mis pendientes.
Alika se despidió de Sharik y salió de la oficina de su padre para dirigirse a la suya, un piso debajo. Saludó con una sonrisa a los trabajadores, que le deseaban un buen día a medida que ella pasaba entre ellos.
« Claro, como si después de que un extraño te botara en la habitación de un hotel y encima dejara doscientos euros sobre la mesa de noche, como si yo fuese una prostituta, pudiese tener un buen día. Con lo humillada que me siento estoy segura de que alcanza para varios días que no podrán ser considerados por mí como "buenos". »
Se sentó en el sillón de su escritorio y encendió su ordenador. Mientras esperaba a que los programas cargasen, no pudo evitar pensar en lo sucia que se sintió al ver aquellos euros sobre la mesa de noche de aquel extraño. Además, dejó la habitación pagada. Tal como si de una ramera de alta sociedad se tratase.
Pasó el resto del día envuelta en trabajo, pero no lograba concentrarse bien. Su mente era invadida por la imágen de una espalda fuerte, masculina, con varios lunares.
Por la imágen de un par de ojos grisáceos, pequeños, acompañados de espesas pestañas, una nariz fina, la sonrisa ladeada y otra vez algunos lunares.
Por la imágen del abdomen bien fibroso y definido.
Por la imágen del Adonis con el que no recordaba haber tenido relación alguna, pero todo indicaba que se lo pasaron bien la noche anterior.
Por la imágen del estúpido, arrogante e imbécil que la trató como a una prostituta y ni siquiera recordó su nombre.
....
Al día siguiente Alika llegó puntual a la empresa. Había decidido ir muy bien vestida, mejor que lo habitual, ya que como su padre siempre decía, "lo primero que compra a los demás es la apariencia. Iba con un vestido color vino sin mangas, bien pegado a sus curvas, que llegaba hasta sus rodillas. Lo acompañaba de zapatos de tacón altísimos en color negro. Ambas prendas súper finas y de marcas costosas. Como el día estaba templado, no había llevado abrigo, de paso así lucía mejor su cuerpo en aquel hermoso vestido. Había optado por llevar su melena rubia al natural, es decir con esos rizos elegantes y hermosos que la caracterizaba; y en cuanto maquillaje no quiso exagerar, por lo que eligió la gama de los nudes para las sombras de sus ojos, aunque sus labios rellenos iban a juego con su vestido.
Se pasó la mañana entera revisando algunos documentos y avanzando en proyectos pendientes, hasta que llegadas las 11 a.m. el intercomunicador de su oficina sonó. Su secretaria le informó que el señor Sharik la esperaba en la sala de juntas mayor, donde esperarían a la gente de Dumont.
Tomó su iPad y salió de su oficina. Cerró con llave y subió por el elevador tres pisos hasta llegar a la planta correspondiente.
— Qué hija tan guapa la mía. — Sharik sonrió en dirección a Alika, quien repitió el gesto y envolvió a su papá en un abrazo.
— Salió a su viejo, sin duda. — Le respondió.
Ambos tomaron asiento en sus sillones correspondientes, es decir Sharik en una de las puntas y Alika a su izquierda. Poco a poco fueron llegando el resto del equipo Buhary y se sentaron en sus puestos. Sharik y Alika conversaron por algunos minutos sobre temas tribales, como del tiempo que llevaban sin ir juntos a jugar golf, o cuánto extrañaban el invierno, y así, hasta que el sonido de la puerta siendo abierta, seguido de pasos acercándose a ellos llamó la atención de ambos. Sharik miró por sobre la espalda de Alika y sonrió antes de ponerse de pié para saludar a los de Dumont.
Sharik carraspeó, llamando la atención de todos los miembros de Buhary. Alika miró por sobre su hombro, su padre tapaba a quien sea que tenía a la par.
— Los presento, equipo, éste es Calvin Dumont; Calvin, ellos son el equipo Buhary. — Sharik comenzó a nombrar uno por uno los miembros del equipo y sus roles, dejándo a Alika para el final, como siempre hacía. —... y por último, Alika Buhary, nuestra genio del diseño industrial, y mí hermosa hija.
Alika, aún de espalda a ellos, giró sus ojos ante los halagos de su padre y se puso de pié para voltearse y saludar.
Su rostro se desencajó totalmente. Bueno, el de ambos. Alika sintió como si el aire a su alrededor se esfumase y dió una brusca inhalada.
Ésto no podía ser.
El mundo no podía ser tan chico, ¡claro que no!
Los ojos grisáceos, pequeños, rodeados de espesas pestañas, la miraban con sorpresa e intensidad.
— Calvin Dumont, es un... placer.
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Prometo Destruirte.
Fiksi Remaja« Prometo destruirte. » Y bien es sabido que lo que un Dumont promete, lo cumple.