❀ Osos de Miel

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ChanYeol sentía que aprisionaban su corazón en un puño de solo observar cómo el pequeño frente a él apretaba los labios en una fina línea rosa, tragándose las lágrimas con la mirada estoica aún si se estaba muriendo por dentro al mirar a Señor Panqueque con una de sus patitas dañada.

Nunca había sentido tanto desconsuelo. No le quedó más remedio que observar cómo BaekHyun recogía del suelo a su oso de felpa con suma lentitud, para después sacudirlo con sus delgados dedos y abrazarlo contra su pecho fuertemente, esperanzado de que su amor inconmensurable curase la patita rota.

ChanYeol tenía apenas siete años cuando vivió ese infortunio. No es que le doliera lo sucedido a la víctima de felpa, sino puede que la imagen de un pequeño BaekHyunnie soportando el llanto le hiciera el corazón añicos.

También, tenía siete años la primera vez que lo invitaron a la fiesta semanal de la casa hogar donde a veces se hospedaba. En realidad sí tenía un sitio donde vivir, pero dado que su madre era una de las personas voluntarias en conceder alguna clase de entretenimiento y educación a los infantes de ese lugar, era común encontrar al pequeño Park detrás de ella. ChanYeol era solamente un niño de mejillas apenas regordetas y unas peculiares orejas que acompañaba a su mamá porque no podía quedarse solo en casa mientras ella les leía a un grupo de niños reunidos en el vestíbulo de uno de los planteles de la Asociación Osos de Miel.

Había muchas cosas que le interesaban a ChanYeol a esa edad. BaekHyun fue una de ellas. Pero, especialmente, la personalidad silenciosa del pequeño que jamás se separaba de su más preciado juguete. Cuando se presentaron, ChanYeol también llegó a conocer en seguida a Señor Panqueque. Recuerda con una gigante sonrisa cómo BaekHyun había dicho "Deñor Panqueque, edte es Chane... ¿Chane qué? ¡Ah! ChanYol. Di holaaaaa" mientras movía la patita del oso, hablando con un débil seseo puesto que tres de sus dientecitos se habían caído, pero sin opacar la luminosa sonrisa que aquel menudo hyung le dedicaba.

Si tiene que ser sincero, no lo hubo notado en un principio. ChanYeol pasó las primeras semanas en solitario, mirando a toda una variedad de niños y ubicando a alguno de ellos como a JongDae o a Tao pero sin acercarse a platicar. Y en lo que su mamá se colocaba en torno a ellos, ChanYeol permanecía en una esquina de la habitación o detrás de los abrigos de ella, escuchando atento y meciéndose con la voz al igual que otros de los presentes. Unas veces se iría a pasear por los distintos cuartos y las diferentes secciones, rondaría por los pasillos pequeños y se atrevería incluso a esperar en el patio trasero, donde no abundaban las personas debido al horario. Y la verdad es que, a todos los niños les gusta escuchar las historias que uno tiene para contar. En especial si se trataba de la señora Park. Por lo tanto, ninguno se perdía aquella hora y media de los miércoles, jueves y domingos.

ChanYeol también tenía mucho para contar, si alguien le pregunta.

Lástima que nadie se atrevía a preguntar.

Por esta razón no pudo evitar sentirse sumamente nervioso en cuanto Kim JongDae llegó a él un miércoles por la tarde, antes de que él partiera a casa tras terminar la sesión de lectura, y le hiciera saber con la mitad de una sonrisa maliciosa si quería pasar con él y los demás niños el Día de Espectáculo y Entretenimiento que venía.

—No pertenezco a la asociación.

Temió tanto que lo echaran en mitad de las jugarretas y fuera el hazmerreír de decenas de niños.

—No te preocupes por eso, hablaré con la encargada Kim para que te permita quedarte todo el día y participar ¿ok?

ChanYeol soltó el aire que llevaba reteniendo y sonrió, despidiéndose con agradecimientos para empezar a caminar hacia la salida, donde su madre le esperaba ya para ir a casa.

Bear hug ; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora