❀ Cuidando de mis ositos

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El pequeño ChanYeol soñaba a menudo con un suceso en especial. O era un sueño, o se trataba de un recuerdo, pero era muy joven como para discernir el uno del otro. En ocasiones soñaba con que era mucho más pequeño, quizá de cuando tenía cuatro años y su madre iba a donar ropa y juguetes para los niños de la asociación, entonces él buscaba de entre sus cosas, al interior de su armario y sus cajones repletos de juguetes y al final del día tenía ya una caja llena de cosas para donar. Sonriente, se la daba a su madre, la encargada de hacer llegar esos obsequios a quienes las necesitaran más que él. No solo eso sino que además escribía minúsculas cartas de su puño y letra, para que los desfavorecidos supieran que allí en un punto desconocido de la Tierra había alguien dándoles ánimos, queriendo verlos sonreír.

A veces soñaba con algunos de los muchos objetos que regaló, mas nunca lograba acordarse de ellos al despertar. Otras veces por culpa de ese sueño se sentía ligeramente inquieto, con esa clase de inquietud banal de todo infante. Pero dejaba de importarle al cabo porque se distraía con cualquier cosa que estuviera a su alrededor. Y lo que a menudo tenía cerca era a BaekHyun, así que con más razón se olvidaría de su inquietud, como en ese mismo instante.

—¡Increíble! ¿estás viendo esto, Channie?

BaekHyun daba saltitos repetitivos en su lugar, señalando con júbilo la serie de juegos en amarillo, azul y rojo frente a ellos. Había una alberca de pelotas, toboganes y juegos inflables. Con los ojos bien abiertos en ese paraíso apretó el brazo de ChanYeol para que fueran a jugar pero entonces la señora Park y JiHyun tomaron a cada niño de los hombros.

—Primero hay que almorzar.

—¡Hmp, pero!

—Pero nada. Vamos.

—¡Bien, pero que sean papas fritas!

—¡No, no, pizza!

Ellos se miraron retadoramente unos instantes, antes de exclamar al mismo tiempo. —¡Pizza con papas!

—Oh, no no no —dijo la mamá de ChanYeol esperando ser secundada por JiHyun, pero de pronto estaba el pequeño Byun mirándola, sus ojitos amplios mirando enteramente hacia arriba mientras una mano se aferraba a su inseparable peluche y la otra a su vestido. Él tiró un par de veces como reclamando delicadamente su atención, gesto que tenía a la señorita JiHyun hechizada.

—¿Podemod comer pizza con papas, po favo?

ChanYeol sabía que el seseo de BaekHyun había desaparecido gracias a que sus dientes habían crecido casi en su totalidad en todos estos meses, sin embargo reconoció que su amigo tendía a usar eso como una táctica para hacer que la gente lo adorara. Lo sabía, y sabía que JiHyun estaba enteramente fascinada a causa de un inocente engaño.

Pero él se encontraba todavía más encantado. Y de haber sido él a quien BaekHyun mirase de ese modo, no habría dudado en darle el mundo entero porque BaekHyun se merece mucho.

Un niño no suele percatarse del tiempo, así que para ChanYeol fue como si un día estuviera queriendo ser amigo de BaekHyun, muy interesado por ese pequeño, y un rato después ya se habían convertido en compañeros de juegos y aventuras. BaekHyun se lo dijo el día en que tomaron prestada la guitarra de una joven que iba a cantar todos los viernes a la asociación, y en realidad había sido un préstamo no consensuado pero ¿quién se fija en los detalles?

Fue tan sencillo que, entre miradas traviesas y al mismo tiempo asustadizas, ellos supieran que se volverían cómplices de toda la vida cuando accidentalmente rasgaron una de las cuerdas.

Y, ufff.

BaekHyun siempre se había mostrado estoico ante todo y autosuficiente para no depender de nadie así fuera un niño de siete años. La cosa es que jamás había sido regañado, y su solitario modo de vida le inclinó a nunca haber participado en discusiones banales con sus semejantes que igualmente preparan a un niño para la vida, así que en cuanto uno de sus tutores se acercó a reprenderlo por tomar lo que no le pertenece, él no supo cómo contestar. Jamás había confrontado a una persona, mucho menos a un adulto. Se encontró congelado, el labio temblándole y los ojos acuosos, hasta que no pudo aguantarlo más. Dejó salir el llanto más triste de un pequeño que cree haber hecho algo terrible, cuando realmente no era tan malo, ese tipo de llanto estruendoso que humedeció sus mejillas, el suelo y su ropa entre hipidos y jadeos y disculpas.

Bear hug ; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora