En las películas cuando el chico guapo se topa con la chica por alguna casualidad del destino, ellos tienen ese clic especial que guía todo hacia algo maravilloso, entonces el chico en cuestión declara su amor y termina siendo felizmente correspondido. Supongo que eso no es algo que me pasaría a mi.
-Así que......¿suelen pasarte estas cosas muy seguido?- pregunta después de un momento, mientras intenta reprimir una risa.
No es la primera vez que escucho ese pregunta. Tampoco es la primera vez que me siento ofendida, realmente no soy tan torpe, estadísticamente este tipo de cosas le pasan a la gente más seguido de lo que parece. No sé porque la gente no lo admite, como si fuera un tabú.
-No todos los días me rompo la nariz al chocar contra un poste, si a eso te refieres
-Un alivio, sería una lástima que termines arruinando tu cara- un jodido romántico, ¿no lo creen?
-¿Que haces en la ciudad?- pregunto dirigiendo el tema por un camino más seguro.
-Sólo estoy de paso, no pensé que me toparía contigo, eres todo una leyenda
Si por leyenda se refiere a la burla de la generación. Sí, esa soy yo.
Al entrar a emergencias un enfermero se apresura a atenderme. Una hora después el médico asegura que sobreviviré, cosa que ya sabía, mi nariz no está rota así que tampoco es necesario una cirugía. Lástima, me habría venido bien una nariz nueva.
Dean se empeñó en esperar todo este tiempo, como si realmente fuéramos amigos, he comenzado a sospechar que él piensa que sigo enamorada de él, pero no quiero insinuar nada por miedo a que se burle, mi autoestima no está de humor para eso.
En cuanto me liberan comienzo a idear un plan para no tener que volver a Dean, quien seguramente me considera una desgracia andante.
Resulta que no es necesario hacerlo ya que esta muy entretenido coqueteando con alguna chica que se topó por ahí, me río para mis adentros mientras niego con la cabeza.
Inicio mi caminata hacia la salida de emergencias, dispuesta a pasar frío de camino al trabajo, ya se ha hecho tarde y no me da tiempo de ir a casa para hacer los deberes.
Podría decirse que hoy no ha sido mi día, pero normalmente los lunes son así para toda la comunidad y quejarme sólo me haría una más del montón. Además tengo la impresión de que resulto divertida para alguien en el mundo, lo cual no me hace totalmente inútil, ¿a qué no?
En esta ocasión me aseguro de tomar el autobús. Éste está casi vacío, los únicos ocupantes aparte del chofer son un anciano regordete, que bien podría ser Papá Noel, una señora de mediana edad y un chico andrajoso. Por supuesto me siento alejada de todos, nunca se sabe quien podría ser un potencial asesino y no es que me deje engañar por las apariencias, pero ya me puedo imaginar cuantos cuerpos tiene en el sótano el falso Papá Noel.
El camino se hace corto, mientras miro por la ventanilla a la gente que va de regreso a sus casas en una tarde húmeda y fresca como esta.
Cuando era pequeña solía suplicar a mis padres que me subieran a un autobús, realmente no teníamos necesidad puesto que contábamos con una camioneta, pero era muy insistente. En una ocasión mamá llegó a mi habitación apresurada y me pidió que me vistiera a la velocidad de la luz. Corrimos unas cuantas cuadras y terminamos en la parada de autobuses, ella entonces dijo: "¿Lista para vivir la primera aventura de tu vida?"
En ese momento conteste muy emocionada y la abracé. Jamás se me ocurrió pensar en el significado de las palabras que ella dijo ese día. Ahora no puedo olvidarlas, quizá parezca poca cosa, pero en su momento el subirme a ese autobús marcó mi vida, fue mi primera aventura y la viví con mamá. Ahora que ella ya no está, me doy cuenta que no he vivido más aventuras, he estado tan asustada desde que ella enfermó, temiendo lo inevitable, lo cierto es que me niego a vivir otra aventura si no es con ella. Llámenlo miedo, cobardía o estupidez pero así es como me siento y el subirme a los autobuses siempre me recuerda a ese momento.
Consigo bajar del autobús sin derramar lágrimas, no lo he hecho desde un tiempo ya. La ciudad ha comenzado a encender sus luces, el ruido de los autos amortigua la plática de muchos transeúntes. Y yo me preparo para poner buena cara al mundo.
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Camaleón
Ficção AdolescenteJane tiene unos cuantos problemas que resolver en casa, pero eso no le impide conseguir otros fuera de esta. Con el universo conspirando en su contra, Jane se enamora de la persona equivocada. Es guapo, es ardiente, es divertido, es prohibido. Entr...