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Abro mis ojos y los cierro nuevamente con fuerza al sentir un punzón en mi cabeza, llevó la mano a mis ojos cubriéndolos de la luz que aunque es muy baja me lastima, la cabeza me da vueltas y no se por qué. Una vez que acostumbró mis ojos a la luz puedo ver qué estoy en una habitación.

Esperen...

Está no es mi habitación...

Abro mis ojos a topé y me levantó de sopetón, aquello provoca que todo me de vueltas y cierro los ojos con fuerza llevando mi mano izquierda a mi frente. 

La habitación en la que me encuentro es pequeña, las paredes son de color blanco, no tiene ventanas y solo cuenta con una puerta.

- Donde estoy — Susurro para mí misma.

Me apresuró hacía la puerta y giró el pomo con intención de abrirla pero no puedo ya que está cerrada con llave. Mi pulso se acelera y mi respiración se hace pesada al recordar lo que ocurrió anoche. Trató de abrír nuevamente la puerta desesperada pero está no cede.

- ¡Abranme! — Grito al tiempo que sacudo la puerta — ¡Déjenme salir!

- No funcionará — Pego un brincó en mi lugar al escuchar la voz de una chica a mis espaldas. Me giró lentamente y veo a cinco chicas que parecen de mi edad y a tres adolescentes, sus ojos están hinchados y sus rostros amoratados, sus ropas están sucias y por ello deduzco que llevan días aquí.
Desvío mi vista a una esquina y visualizó a una niña de unos catorce años que llora desconsoladamente. — Ellos no abrirán.

Entonces recuerdo las desapariciones que papá estaba investigando.

Niego con la cabeza.

- No puede ser — Digo en mis adentros mientras sigo negando con la cabeza.

- No, no, no — Me giró de inmediato y golpeó con mis puños la puerta — ¡ABRANME! ¡DEJENME SALIR! — comienzo a golpearla con mi cuerpo pero esta no cede. Mis lágrimas resbalan sin control por mí rostro, mis manos y todo mi cuerpo tiemblan, mi respiración es pesada  y siento que desmayare, estoy al borde del colapso. Vuelvo a golpear con todas mis fuerzas la puerta y mi cuerpo comienza a doler — ¡POR FAVOR DÉJENME SALIR!.

Me aviento contra ella con todas mis fuerzas durante varios minutos pero esta no se abre y lo único que logró es que mi cuerpo duela de una manera horrible.

- No — Susurro llevando mis manos a mi cabeza y me jalo los cabellos — no puede ser — Me resbaló lentamente por la puerta hasta llegar al frío suelo — ¡NO! — un sollozo sale desde mi garganta provocándome ardor. Más lagrimas sin control comienzan a deslizarse por mi cara y siento volverme loca. Vi ésto tantas veces en la tele, escuché hablar a papá mucho sobre esto y jamás creí que ésto me pasaría. Que estaría secuestrada.

Una sombra cae sobre mí y levantó la mirada. Una chica pelirroja está arrodillada frente a mí, sus ojos están rojos y debajo de ellos hay unas enormes ojeras.

- ¿Qué quieren de nosotras? — mi voz se escucha rota. Ella me mira y parece no saber la respuesta.

- No lo sé, fui la primera en llegar aquí pero no he escuchado nada, ni siquiera me han dicho de pagar algún rescate.

- ¿Entonces por qué nos tienen aquí? — Preguntó desesperada — ¿Sino quieren cobrar lo de un rescate entonces por qué nos retienen aquí?

- No lo sé — vuelve a repetir.

Niego con la cabeza.

- ¡Déjenme salir! — Gritó de nuevo poniéndome de pié.

- Shhhh — Escuchó pero no hago caso.

SRA. HALE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora