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CAPÍTULO UNO.
HOUSTON, WE HAVE MANY PROBLEMS
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EL TERRIBLE Y ESTRESANTE ruido de la alarma logra salirse con las suyas, me levanto de mala gana y el mal humor se puede apreciar de inmediato en mi rostro. Observo de reojo el despertador, voy tarde al trabajo y debería apresurarme o de otro modo sería despedida, solo quería seguir durmiendo quedarme en la cama todo el día sin preocupaciones. Pero desgraciadamente no podía necesitaba trabajar.
—¡Candace despierta, despierta! —Cole, mi hermano menor, se lanzó sobre mí dando brincos en la cama para que despertara, a veces lo odiaba pero era demasiado tierno para hacerlo siempre—. Hermana vas tarde al trabajo.
—Lo sé hermanito —digo bostezando—. Dame unos minutos y estaré lista ¿si?
—Siempre dices eso y quedas de nuevo dormida en la cama —frunce el ceño, era cierto pero esta vez no podía hacerlo—. Si no te levantas le diré a papá—se cruzó de brazos, aquel niñito era bueno negociando.
—De acuerdo —me levanto y mientras salgo corriendo al baño él se queda durmiendo en la habitación—. Entonces tú si puedes dormir—reí—. Eso es injusto hermano.
—Tú tienes que trabajar Candy, yo no—sonríe victorioso.
Me doy una ducha rápida y me pongo el uniforme, trato de domar mi cabello para no irme tan desastrosa y tomo mi celular cuando lo prendo tenía más de cinco llamadas perdidas y mensajes de Wendy, algunos eran:
no vayas a meter la pata, dije que estabas enferma y se te dificultaría llegar temprano.
Candy el jefe no me cree, tenemos problemas ¡apurate!
espera, creo que lo logré, no ha preguntado más por ti, relajate que todo estará bien olvida mi anterior mensaje, mucho amor para ti.
NO OLVIDALO ESTÁ FURIOSO, AYUDA, LLAMA A LOS VENGADORES, no espera, allí está tu ex, entonces no. PERO VENTE DE INMEDIATO!!.
Justo cuando creí que el día no podía ponerse peor pasa esto, primero lo del jefe rabioso y luego con la broma para nada graciosa de Wendy. Tan solo escuchar Tony Stark la sangre me hervía, era un egocéntrico millonario que solo le importaba él mismo y juro que y me hubiese encantado haber estado en aquella pelea en Alemania para darle la golpiza de su vida por plantarme y por despedir a mi padre, no era nada personal, solo que se lo merece.
—¿Algo anda mal? —escucho la voz ronca de mi padre, él siempre sabía cuando estaba furiosa ¿y cómo no notarlo? Mi expresión era igual a la de un toro cuando veía el color rojo—. Te veo muy alarmada.
—Es solo que voy tarde, hablamos luego ¿sí? —le di un beso en la frente—. Nos vemos más tarde.
Salí corriendo de casa tratando de adoptar una toz momentánea para cubrirme, pude haber dicho que no había transporte pero esa vieja excusa no aplicaba ya que vivía a unas cuadras de la pizzería, sí, trabajaba en un pizzería común y corriente en donde en más de una ocasión ahogaba mis penas en la cocina.
***
Después de unos quince minutos llegué a mi destino, cansada, con el delineador corrido, era como un disfraz de halloween. Pasé y el lugar estaba más lleno que de costumbre ¿el por qué? no lo sé las pizzas ni siquiera eran demasiado buenas; la rubia me miró desde el mostrador e hizo miles de señas que no entendía, era como si estuviese en clases de matemática, simplemente todo era extraño.
—¡Detrás de ti! —exclamó cubriéndose la cara.
Giré con cuidado la cabeza, era mucho algo peor que un monstruo lo que se encontraba allí, era el señor Fernsby con sus grandes ojos marrones más abiertos que nunca, el ceño fruncido resaltando sus arrugas y preparado para explotar.
—Es tu segunda vez llegando tarde, ¿algo que quieras decir?
—Tengo una tos terrible —tosí lo más creíble posible—. Últimamente la gripe está en el aire ¿no?
—Al igual que los despidos—dijo sin parpadear, desde que lo ví no lo había hecho ¿no le dolían los ojos?—. La tercera es la vencida Candace así que mucho cuidado, haz buen uso de tu pago y compra un despertador.
—Lo haré señor —pronuncié inmóvil.
Luego de que el terror pasará me encaminé al mostrador dejando mis cosas allí para comenzar a trabajar, con aquel hermoso encuentro con mi jefe de pronto las ganas de laborar surgieron por arte de magia.
—Siento no poder haberte cubierto por completo Candy—dice la rubia bajando la mirada—. También lamento mi broma sobre Tony pero...creí que te alegraría el día —excusa.
—Pensaste mal —bufé—. Nada que tenga que ver me alegra, por el contrario, me amarga.
—No le heches la culpa por tu amargura, la has tenido desde siempre—ríe de una manera explosiva—. Como sea, lo único que tienes que saber ahora es que él no te merece, debes dejarlo ir.
—Ya lo hice, lo hice desde hace mucho—susurro, era una obvia mentira—. Pero el punto no es ese, ¡hay que trabajar!
—Bueno, hoy te toca atender los teléfonos y hacer entregas. Lo que más te gusta ¿no?
—Sí, amo hacer eso—digo con total desinterés, pero cualquier cosa menos estar en la cocina—. ¿Hasta que hora es mi turno?
—Hasta las siete, como siempre.
—Creí que...
El sonido del teléfono me interrumpe, me dirigo hasta el y lo contesto.
—Buenos días pizzeria Amato a sus ordenes —mi voz sonó exactamente a la de una chica de comerciales, quería reír por lo estúpida que sonaba.
—Buenos días, quisiera una pizza mediana de queso con peperonis y... —la mujer se quedó pensando y yo casi me desmayo al reconocer aquella voz, era Pepper Potts, me quedé con la boca abierta mientras que Wendy trataba de adivinar qué pasaba—. Y una coca cola ¿puede ser entregada dentro de una hora?—preguntó, dentro de miles años si por mi fuera.
—¡Claro! —respondí—. ¿A donde debo entregar el pedido?—como si no lo supiera, esperaba a que dijera algo diferente a lo que pensaba, quizás tenía aún había esperanzas.
Todo era justo como lo pensaba, la dirección coincide con la que estaba en mi mente justo cuando creí que nada se podría poner peor esto pasa, colgué el teléfono y trataba de asimilar todo sin perder la cordura.
—¿Qué rayos te pasa?—comienza a sacudirme—. Llamaré a los vengadores si no te calmas, y allí está Tony así que no me obligues—rió inocente de lo que pasaba.
—No te preocupes por eso, tendré que verlo de igual forma.
—¿De qué hablas? —preguntó con lentitud—. Candace dime quien acaba de llamar.
—Pepper...Pepper Potts —suspiré—. Estoy muerta.
—Sí lo estás, ¿qué color de ataúd quieres?
Se hacía la graciosa tratando de darme ánimos pero eso era lo último que tenía en estos momentos, tomé un gran bocanada de aire y lo acepte, lo odiaba pero de seguro el famoso iron man no estaría allí, con la vida tan ocupada que tiene lo dudaba mucho.
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Pizza Girl (TONY STARK)
FanfictionDe todos los millones de humanos alrededor del mundo, solo había uno capaz de odiar con todo su corazón al genio millonario, playboy, filántropo Tony Stark , era Candace O'dylen. Quizás el hecho de que la dejara plantada el día de su graduación y qu...