La noche sin nombre 🌙 Muke.

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¡Hola, pulguitas! Espero que les guste el capítulo, las amo personitas que aún no llegan ˎ₍•ʚ•₎ˏ

—Diana 💕

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Esa mañana, Luke se levantó antes de la hora acordada, no sabía por qué, sólo lo hizo. Sus pensamientos iban y venían, y de repente sus ojos se posaron en la gran bandera de Australia que se encontraba clavaba en la blanca pared de su cuarto. Desde pequeño ha vivido en los Estados Unidos, exactamente en Los Ángeles, pero sabe que es australiano, nació allá (su madre siempre le cuenta su historia). Ella le dijo que después de haber nacido, Andrew quiso mudarse lo más rápido posible, quería que naciera en Australia, más no que vivieran allá. ¿Por qué? No sabía la respuesta.

Cada vez que le preguntaba a su papá, él cambiaba siempre de tema o se hacía el que no entendía nada, el muchacho se preguntaba por qué actuaba así, le resultaba muy extraño.

—Luke, mi amor, es hora de ir al colegio. Se han acabado las vacaciones, cariño —la dulce Liz apareció por la puerta de la habitación del joven.

—Si supieras que estoy despierto desde hace rato —el muchacho de ojos azules se sentó en su cama y se frotó los ojos—. Buenos días, mamá —Luke le dio una pequeña sonrisa de labios cerrados.

—Buenos días, hijo —Liz se acercó a él y depositó un beso en su frente—. Debes alistarte, se te puede hacer tarde —la mujer comenzó a mirar alrededor de la habitación en busca del uniforme de su hijo, alzó las cejas al ver que estaba todo arrugado.

—Cálmate, mujer —Luke rió—. Es el primer día de clases.

—¿Debería calmarme por eso? —se cruzó de brazos—. Te dije anoche que plancharas tu uniforme para después no estar toda apurada haciéndolo yo —bufó—. Eres un irresponsable.

—Lo siento, Momma.

Luke sabía cómo darle en el punto débil a su madre. Cuando él le decía Momma, Liz sonreía, y para terminar con su profesional manipulación anti-regaños le ponía ojitos de cachorro arrepentido. Para su gran sorpresa, Liz seguía enfadada.

—Esta vez no va a funcionar, jovencito. Vaya a darse una ducha mientras hago tu tarea —escupió de mala gana—. Y apurate, tu padre está haciendo el desayuno.

—Espera —Liz miró a su hijo—. ¿Por qué ya no funciona?

La rubia suspiró.

—Luke, ya estás lo suficientemente grande para yo estar detrás de ti todavía. Este es tu último año en la secundaria, ya no eres un niño. Quizás cuando tengas una familia lo entenderás.

Tras decir aquello, la mujer tomó el uniforme y salió de la habitación a plancharlo. El rubio suspiró y fue a darse un baño.

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—¡Luke!

—¡Ashton!

Los dos jóvenes de gran estatura se fundieron en un repentino abrazo, sin evitar que las miradas curiosas se posaran sobre ellos, en los años pasados se habían filtrado rumores de que ellos eran pareja cuando la realidad era otra, eran mejores amigos, aunque a veces sus muestras de afecto sobre pasaran los límites. Eran muy cariñosos en algunas ocasiones.