Solo tú

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Un montón de estrellas sentía recorrer mi cuerpo, desperté acostada a media calle e inmediatamente me incorpore, vi mi alrededor y pude distinguir mi colonia, la casa de mi tía y la recaudería de mi primo mayor "¿Qué sucede, estoy muerta?" poco a poco me levante y lo único que quise fue ver a mi primo mayor "Javier", tal vez él sabía que había pasado, cuando entre al local se sorprendió al verme y no entiendo porque, quise hablarle de lo extraño que fue aparecer en la calle sin razón.

-Hola Javier, ¿qué ha pasado? – él me miro con cara rara

- ¿cómo es que sabes mi nombre?, ¿compraras algo? – Fue ahí cuando volví a deducir que de nuevo no andaba algo bien, sin embargo, no puedo recordar casi nada, como le explico el parentesco.

- tú y yo somos primos, ¿no lo recuerdas? – mencione.

- yo no tengo primos, ¿compraras algo o no? – agache mi cabeza, no encontraba respuestas para esta situación, de repente escuche como alguien entro al local y saludo amablemente.

- Hola Javier, ¿qué tal? – Javier le respondió - ¿qué pasa?, ¿que necesitas, Adrián? – al escuchar su nombre volteé a ver quién era, y en el instante en que lo hice mis ojos engrandecieron, mas sorprendida no pude estar, era un joven apuesto, de piel morena clara, ojos negros y profundos, estatura media, cabello lacio y mirada penetrante, él logró verme y pareciera como si también se hubiera sorprendido por mí, ni un instante más, sentí como mi rostro enrojeció, "¿Quién es él?" y mientras me pasaba por el pensamiento esa pregunta, el chico continuo en lo suyo. 

- por favor Javier, dame lo de siempre – dijo con voz dulce y amable, no podía estar más encantada, pagó y se retiró, realmente no quería que se fuera, pero tenía que concentrarme en mi objetivo, así que me despedí de Javier y me fui de inmediato a la casa de mi tía, quizá ella si me recuerde.

Al llegar a la casa de mi tía todo estaba muy silencioso, ya no sé si me preocupaba más encontrarme una fiesta llena de vida o una colonia más silenciosa que el viento, incluso ha llegado a sonar aún más el aire que mueve las rocas que los que habitan este lugar, mientras subía las escaleras para llegar a la puerta principal de la casa de mi tía, rogaba porque ella me reconociera, ya deseaba encontrar algo normal, mi pulgar tembloroso alcanzo a tocar el timbre y segundos después mi ansiedad comenzó a aparecer, cerré mis ojos por consuelo alguno, entonces la puerta se abrió al igual que mis ojos, la imagen de mi tía de verdad que no esperaba ver, parecía como si se hubiera comido una pelota, además de forma grosera abrió la puerta y dio un paso al frente.

- ¿Qué haces afuera de mi casa? – tartamudeé por unos segundos -¿Tía, eres tú?- se molestó un poco al escuchar mis palabras.

- ¿Tía? ¿Qué es eso de Tía? Yo no tengo familiares desde que la muralla nos limita ¿A caso te estás burlando de mí? Como los demás niños que me llaman "bruja", no quiero que regreses, vete de mi casa ahora mismo- quede sorprendida de nuevo a su contestación lleno de experiencia

–¡pero que estás diciendo! ¡soy María!, he venido desde allá por ti, ¿crees que yo no estoy desesperada?, no sabes lo que he pasado, ¡vine aquí a buscarte y me dices que me vaya!- incluso no sabía si esto la haría reaccionar pero tomo mi brazo y me metió a la casa, cerró la puerta y de manera desenfrenada me abrazo, –como es posible que hayas venido desde haya, solo por mí, no quiero que te vayas, he estado mucho tiempo sola-

Entendí que entonces su gordura no había sido solo por casualidad, la soledad que ella ha estado sintiendo la ha ido consumiendo llevándola a comer de forma compulsiva y subir de peso, pero ¿Por qué nadie se habla, ni se conocen? ¿pareciera como si le temieran a algo?

Ella me dio la bienvenida con mucha amabilidad, me sentía realmente muy bien, al fin alguien estaba conmigo después de un camino largo y extraño, después de un momento quise enfatizar una plática para averiguar algo sobre esto.

–Oye tía, que pasa aquí, ¿por qué Javier no me reconoce? – pregunte un poco confundida

–pero si Javier solo es un trabajador, ¿como podría el conocerte, si dices que vienes después de la muralla? –

-Muralla ¿Cuál muralla? - ella me miró fijamente

– ¿me has engañado verdad? – descubrió mi mentira - Existe una Muralla no muy lejos de aquí, esa Muralla nos limita, no podemos cruzar y mucho menos saber qué hay del otro lado de ella, algunos la cruzan, pero son millonarios para poder ir a esas fiestas, además hay un viejo decrepito que cuida para que nadie se acerque más de lo debido, estamos atrapados aquí por siempre-

Mi mente no creía nada, parecía una broma, todos me estaban jugando una broma

–Tía, ¿entonces nadie sale de este lugar? ¿y estás diciendo que no saben porque ni quien hizo esto?- ella me cambio el tema ofreciéndome de comer, no la evadí, pero aun quería saber más sobre esa muralla y sin embargo ella continúo diciendo - ¿Cómo he de saberlo? La muralla ha estado ahí siempre, todos los que vivimos aquí no podemos hacer más, no se nos permite, así debe ser –

Aun no creía, me encontraba en una realidad muy extraña. Pronto comenzó a oscurecer y mi tía amablemente me ofreció una habitación, era muy lucida y cálida, tenía una vista perfecta sobre un balcón, una cama grande y llena de peluches era perfecta.

-Es lo que puedo ofrecerte – Le di un abrazo de consuelo tanto para ella como para mí –todo es perfecto muchas gracias.

Ella me dejo sola, pero tenía curiosidad de echar un vistazo a todo este lugar extraño, además de que la casa de mi tía no era tan pequeña, recuerdo que solía tener un jardín muy grande y hermoso cubierto de rosas, espere hasta que mi tía no hiciera ruido alguno, y salí silenciosamente de la habitación y enseguida por la puerta que dirige hacia la terraza, todo estaba muy hermoso, la casa estaba muy espaciosa y no dude ni un segundo para ir hacia el jardín, para llegar tenía que pasar por otra terraza desde ahí podías ver la recaudería de mi primo, luego existen unas escaleras que llevan hacia el jardín, subí corriendo la escaleras y quede encantada con el hermoso jardín, había unas rosas hermosas deleitándome, después de un momento de divagar entre el jardín pude distinguir una puerta grande, obviamente llevaban a algún lado, me acerque y me asome por un hueco que había entre la pared y la puerta, no obstante, solo había una calle normal y sucia del otro lado de ella, mientras que en ella me pareció reconocer aquel chico que conocí en la recaudería de mi primo, pasaba tan tranquilo entonces le perdí de vista, en seguida tome la manija y la puerta abrí, pero no había nadie, solo un auto en la acera, me acerque para ver su interior, pero sobre el vidrio solo pude distinguir que detrás de mí estaba aquel chico...


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Alguien como tuWhere stories live. Discover now