Capítulo 5

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La noche pasó igual que el agua en un rio, fluido y sin complicaciones después de lo que había ocurrido recientemente. Al día siguiente, igual. La única diferencia existente durante el transcurso de las horas es que Hyo Woo y yo no hemos hablado con Jun Myeon ni él nos ha dirigido la palabra desde la pequeña discusión que tuvimos frente a todos, ese momento en el que le grité sin pensar que, si le molestaba que saliéramos, mejor no nos hubiera salvado ni hubiera intervenido.

Al fin, la noche hace su aparición y la luz de Luna entra por las grandes ventanas de las habitaciones, dejando que la oscuridad no se apodere de las alcobas por completo y tener mejor visión en dado caso de que algo llegase a ocurrir. Pero por mas que intento dormir no puedo y no sé porque, trato de buscar respuesta a mi raro insomnio, sin embargo, la respuesta no es claramente visible. Me levanto y veo que son las dos de la mañana y yo sigo despierta, tomo un suéter y, con sigilo, camino por el largo pasillo que con la oscuridad se vuelve infinito ante la vista de alguien. Mi cuerpo se detiene justo frente a una puerta en especial, por mas que intento pensar en el porqué de este extraño comportamiento en mi no encuentro algo lógico. La puerta misteriosamente se abre y me detengo frente al marco de esta en cuanto hay un espacio suficiente para que pueda ver hacia adentro del cuarto. Ahí está Ruki, sentado en el balcón, de espaldas a la ventana, sin duda, lo que me sorprende es ver como la luz de afuera golpea contra su pálida piel haciéndola mas llamativa, al igual que lo hacen todos esos tatuajes en sus brazos.

- Ha Mi, pasa conmigo- Dice una vez que las ventanas también se abren. Entro a la habitación y cierro la puerta para así ir al balcón a hacerle compañía.

- Aquí me tienes Ruki- Le contesto con una sonrisa, y nos miramos mientras me siento a su lado.

- Vienes por algo en específico, ¿no es así? – Exclama con suavidad.

Asiento con movimientos suaves de cabeza.

- Dime, ¿qué sucede? – pregunta con ligera preocupación en su voz.

- Quiero saber qué está pasando- Comento con sinceridad.

- Están ante un peligro que no pueden controlar, son los enemigos de los lobos desde el inicio de los tiempos- Replica calmado y me mira -. Es algo que no podemos evitar que ocurra, eso es seguro.

- Pero qué buscan de nosotros- Respondo.

- Territorio, con ustedes aquí no sienten tantos poderes de superioridad, los amenazan con su sola presencia- Sigue con su relato.

- Y les tienen miedo a ustedes- Expreso con una leve sonrisa -. En sus rostros se veían reflejado el temor

- Tal vez, espero y sea por eso- Dice y lo miro.

- Ahora, si no te molesta quiero saber sobre Kai y ustedes- Expongo con firmeza.

Se levanta y toma mi mano para que haga lo mismo que él. Una vez los dos de pie, con el agarre de nuestras manos aun mantenido con ternura. Las alas del chico a mi lado de hacen notorias, sacándome una sonrisa ante la belleza que estas tienen. Me elevo con el chico de intrigantes secretos pero noble corazón, miramos todo el alrededor y volamos rumbo a la montaña más cercana, donde la calma se hace presente todo el tiempo y el paisaje se vuelve más hermoso. Al borde de esta nos sentamos y miro hacia abajo con una leve sonrisa, sintiendo curiosidad por saber que pasaría si alguien cae desde esta altura, aproximadamente ciento veinticinco metros de altura. Vuelvo a centrarme en Ruki y nos sonreímos leve.

- ¿Lista para saber la verdad? – Pregunta manteniendo esa sonrisa.

- Creo que si- Digo, ampliando más mi sonrisa.

- Hace ciento noventa y ocho años, en Tokio, un emperador iba cabalgando con su caballo en compañía de sus escoltas reales en la parte baja del monte Fuji. En eso, cayeron del cielo cinco cosas sin explicación alguna... eran personas del cielo.

Mi impresión y angustia se hacen presentes, pues comienzo a entender de que es a lo que se refiere junto con el resto de la historia.

- El emperador les preguntó por su nombre, pero estos se habían negado a dárselo. Desaparecieron tan rápido como aparecieron- Prosigue con su historia -. Esos cinco chicos fueron buscados por todo Japón por ordenes del emperador, sin embargo, no los encontraron porque sabían ocultarse entre la gente. Pero tiempo después viajaron a Corea del Sur hace apenas un par de meses, actualmente, ellos viven aquí, con nueve chicos y dos lindas mujeres.

- Eran ustedes- Afirmo en susurro, él asiente -. Es un poco aterrador si lo ves de esa forma.

- Lo sé- Contesta y se levanta para dar un par de pasos en dirección a la maleza, alejándose de la orilla -. Vi que quieres sentir algo, ¿Lo intentamos?

- ¿A qué te refieres? – Pregunto levantándome y quedando parada justo en la orilla.

Sin esperarlo, avanza esos dos pasos que retrocedió hacia mi y me empuja haciéndome caer al vació. Lo que causa que grite por un par de segundos por la impresión que su acción me provocó. Mi mente se bloquea y solamente miro hacia el cielo, sabiendo que caería de espaldas contra el suelo y las rocas que hay en este. Comienzo a sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo poco a poco, conforme paso cada metro de altura mantengo las manos estiradas esperando sostenerme de algo, veo como Ruki se queda mirándome y se aleja de la orilla, como si no le importara que estuviera cayendo, haciendo que mi esperanza de que él me salve se anule por completo. Extrañamente, siento como si el tiempo pasara lento una vez que llego a la mitad de la montaña, para luego volver a la velocidad normal de mi caída, e incluso, un poco más rápido. Pero, justo cuando voy a tocar el suelo cierro los ojos, cuando noto que no he caído abro los ojos confusa, veo que estoy en los brazos del ángel que me empujó.

- ¿Por qué no utilizaste tu poder? – Pregunta sonriendo.

- M - Mi mente se quedó en blanco, me asusté- Digo riendo, abrazándome a él.

- Tranquila princesa, aquí está tu ángel custodio- Me dice mientras vamos de vuelta a casa.

- Gracias, por un momento creí que no lo harías- Contesto.

- ¿Hacer qué? – Expresa curioso.

- Salvarme.

Él sonríe y me mira.

- Siempre estaré ahí, para salvarte y protegerte.

Se detiene y aterriza en el balcón de mi cuarto, bajándome de sus brazos, pero manteniendo aun el abrazo con nuestros cuerpos juntos. Nos miramos a los ojos y respiro hondo calmando mi respiración, pues sigue agitada por la adrenalina del momento que viví hace unos instantes. Es entonces cuando nos separamos un poco para no hacer tanto contacto, siento que algo en mi me dice que sería peligroso si nos descubren juntos, pero sería un curioso pecado. Se va al balcón de su cuarto y yo entro a mi habitación, acostándome en la cama y durmiendo profundo rato después.

Monster (EXO, the GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora