III

150 16 0
                                    

-¡Tráfico Del Demonio! –Pienso- al menos Adrián y yo salimos temprano del departamento, llevamos rato en un embotellamiento causado por una obra que deja un solo canal de subida y otro de bajada, y en una avenida como esta, que es tan concurrida a esta hora de la mañana todo es un desastre, bocinas por todos lados, insultos, el sonido de la mescladora de concreto, en fin esta ciudad es muy hermosa pero el tráfico es algo horrible, por eso mi afán de salir siempre con bastante tiempo a todos lados, para no topármelo, pero es casi imposible evitarlo y si a eso le sumo que Adrián no habla de otra cosa más que la manera en que conquisto a una nueva enfermera quirúrgica que acaba de llegar al hospital, creo estoy a punto de volverme loco, esa historia es tan interesante- nótese el sarcasmo- ; no me importa en los más mínimo saber qué hace o que deja de hacer Adrián con las mujeres, siempre es el mismo cuento, palabras bonitas, comidas, cenas a la luz de las velas y de allí a la cama, después no las vuelve a llamar más nunca y la mayoría trabaja en el hospital así que el ambiente es un poco tenso, gracias a las andadas de este imbécil.
-Adrián- le digo-créeme que me tienen sin cuidado tus andanzas, ¿de verdad piensas que me interesa saber cómo vas a engañar a esa mujer?
-Oye, cualquiera que te escuche pensaría que soy un patán degenerado que solo se aprovecha de las mujeres hermano – me contesta, que descarado
-A ver – respondo- ¿Cómo se le puede llamar a un hombre que juega con las mujeres?
-Ehy, ehy, yo no juego con ellas hermano – me dice ¿a no?-  solo les doy un rato de placer es todo –
-Bueno, pero tú descaro es impresionante hermano de verdad- le contesto- Igo! – el solo se ríe
-óyeme tu eres el menos indicado para darme lecciones eh! – Me dice- no te conozco una sola relación formal con nadie en años.
Ya sé por dónde viene el cátaro al agua, el mismo tema que estoy seguro Maria va a tocar en la conversación que pretende tener conmigo y de la cual yo no estoy enterado.
-Un momento Adrián –le digo- no puedes comparar las cosas, no es igual que yo no tenga ninguna relación en años con lo que tú haces, porque yo jamás he engañado a ninguna mujer, y tú más que nadie lo sabe, y el hecho de que no me haya involucrado sentimentalmente con alguien es simple y sencillamente porque para eso necesito un corazón y si te soy sincero ni siquiera sé si tengo uno.
- No digas estupideces hermano –me dice Adrián-.
De verdad he llegado a creer eso, si me han gustado mujeres eso no lo niego pero cuando salía con ellas y conocía realmente su forma de ser y de pensar me daba cuenta que solo eran una cara bonita y nada más, conversaciones para nada interesantes, pensamientos egoístas, prejuicios innecesarios; por esa razón hace tiempo que no salgo con nadie, porque las mujeres en esta época todas son iguales, frívolas y vacías por dentro, que solo les importa cómo se ven por fuera sin saber que no es la belleza externa lo que importa, sino la interna, lo externo se acaba con el tiempo mientras que lo interno permanece para siempre; a veces pienso que yo no nací para amar, quizá solo nací en este mundo para estar solo, y es que en tantos años no he conocido a ninguna mujer que al menos para mí merezca la pena, y no sé si algún día la conozca, en estos momentos estoy centrado solo en una cosa, mi trabajo, por ahora solo me interesa mi carrera, crecer como neurocirujano: no quiero hablar de este tema, al menos no con este imbécil, es mi mejor amigo y nadie confió más que en él, pero estoy seguro que no entendería.
-Ya párale hermano estamos hablando de ti no de mi – le contesto- no soy nadie para juzgarte y no lo hare, solo por favor deja de meterte con mujeres del hospital porque la tensión laboral es insoportable… -le digo-
-Lo siento hermano pero ya me conoces no puedo resistirme a las mujeres vestidas con batas blancas o trajes de enfermeras – y se ríe yo no puedo evitar reírme este imbécil no tiene remedio.
-----------------------------------------------------------------------------
Vaya al parecer todo está mejorando, al fin esta maldita cosa se está moviendo, ya era hora –pienso- Adrián por fin cambio de tema y ahora me está contando de la paciente que atenderá al llegar al hospital y lo noto un poco nervioso, tiene razones para estarlo, el caso es realmente delicado, la paciente según me explico todo su embarazo fue de alto riesgo, pues se trata de una paciente con endometriosis, que se le adelanto el parto pues según me dice solo tiene 34 semanas de gestación, yo estoy seguro que todo saldrá bien, él es un excelente especialista.
-No te preocupes hermano-le digo tratando de animarlo un poco- estoy seguro que todo saldrá bien, eres un excelente ginecobstetra, el mejor que conozco.
-Ojala y tengas razón hermano- me contesta- porque la verdad si estoy nervioso.
-Solo confía en tus conocimientos y en ti mismo - le digo y noto una leve risa
-Es lo mismo que diría el Dr. Armando si estuviera aquí – me dice y yo sonrió, en efecto esa era una de las frases que el maestro nos decía a nosotros cuando nos notaba nerviosos.
-Sabes Julio –continua Adrián- tú te pareces mucho a él. Parecerme al Dr. García-Mora yo, por favor.
-Eso no es verdad Adrián –Le contesto- Estoy muy lejos de ser como el Dr. Armando, él era un gran hombre.
-Tú eres el mejor hombre que conozco hermano, si tan solo cambiaras esa actitud que tienes ante la mayoría de las personas y te quitaras esa mascara estoy seguro que las cosas serían tan distintas.
Quizá y él tiene razón, pero a mí no me importa lo que la gente opine de mí,  porque yo conozco mis verdades y las personas importantes para mí también, antes yo era “bueno” y a pesar de que sigo siéndolo ya no es con todo el mundo, llegue a la conclusión de que le mundo está más podrido que cualquier fruta, la sociedad está llena de hipocresía e intolerancia, tu dolor nadie lo siente, tus lagrimas nadie las nota, tus tristezas a nadie las ve, pero comete un error y todos te critican, si las personas que están a mi lado me aceptan como soy me importa una mierda lo que los demás digan, yo tuve que aprender ser fuerte no porque quisiera, sino porque debía serlo, pues aprendí que los momentos más crueles los enfrentas tu solo ; no se si algún día volveré a ser la persona que era antes, solo estoy seguro de una cosa y es que no me interesa por ahora ser esa persona, prefiero ser el Dr. Julio Navarro, el medico frio, déspota y sin sentimientos.
-Ya sabes lo que opino con respecto a este tema hermano así que está de más hablarlo ahora – le contesto-
-Está bien, no voy a decir nada más- me dice- oye y hablando de otra cosa hermano, ¿ya pensaste en la propuesta que te hicieron los miembros de la junta directiva? – ya se me hacía raro que no me hubiera preguntado, hace ya varios días que paso esto, 15 para ser exacto y este imbécil no me había dicho nada, el mismo día de esto él se enteró y me pregunto que había contestado, yo le dije que lo iba a pensar, sinceramente no sé cómo se contuvo estos días para preguntármelo.
-No tengo nada que pensar hermano –le contesto- por supuesto que no voy a aceptar semejante locura. Noto que su cara es de indignación, aquí viene…
-¿Locura? – Pregunta- A ver animal ¿Te parece una locura que te hayan pedido que seas el jefe del área de neurología? – Si, esa fue la propuesta que me hicieron en la última junta del consejo médico, se me hizo raro que me citaran a esa reunión se supone que ni los médicos de emergencia ni los especialistas asisten porque es una reunión de los directivos, es ironico que diga esto pero es la verada, en fin no me quedo más remedio que ir, y más raro me pareció que ningún otro especialista del área estuviera presente; se hablaron de muchos temas entre ellos la ampliación del área de neurología y cardiología, consideró una buena idea la ampliación del área de cardiología pero me sorprendió bastante la idea de ampliar nuestra área, de por si es la más grande del hospital, ocupa un piso completo, y el hospital tiene 8, en cada uno existen 3 o 4 áreas distintas, compartiendo quirófanos, dividendo solo las áreas de terapia intensiva y los cuartos, en nuestra área tenemos 5 quirófanos, solo para nosotros, somos 10 especialistas, 3 neurocirujanos y 7 neurólogos, eso sin mencionar los 6 residentes con los que contamos actualmente; la  propuesta incluye la contratación de más personal, en todas las áreas, pero especialmente en la nuestra, según entendí quieren convertir el hospital en un referente nacional en el área de neurología, y eso es maravilloso, pensé, lo que no me pareció maravilloso fue lo que vino después, el director del hospital, el Dr. Ricardo Cepeda, pidió la palabra y sugirió quienes podrían encargarse de cada área, pues esta propuesta también ameritaba un cambio en los jefes de las mismas, para el área de cardiología el Dr. Javier Báez, excelente cirujano cardiovascular con 25 años de experiencia, quien acepto inmediatamente, luego suelta la bomba, “para el área de neurología, el Dr. Julio Navarro”  me tomo tan de sorpresa que no supe que decir, obviamente eso me pareció una locura y me sigue pareciendo una locura, solo tengo 2 años trabajando en el hospital, y poco menos de ser especialista, aparte de eso no soy un médico de oficina, odio los fines de mes cuando tengo que encerrarme  en mi consultorio a redactar el informe para presentar al jefe de área, eso sin mencionar que ninguno de los especialistas me aceptarían a mí como su jefe, me negué inmediatamente pero Ricardo me pidió que pensara, le dije que lo iba a hacer pero obviamente no voy a aceptar. 
-claro que me parece una locura hermano –le digo a Adrián- tengo solo 2 años en el hospital, para empezar, existen especialistas que tienen más de 20 años de experiencia, no me parece pasar por encima de todos ellos. Esa no es la única razón por la que no acepto la proposición debo reconocerlo.
-Julio por Dios –me contesta- ¿sabes que me parece a mí una locura?, que no aceptes la propuesta, Hermano no ha cualquiera se lo piden y eso tú lo sabes.
En eso tiene toda la razón pero aun así ese puesto no es para mí, no en estos momentos, no hice el juramento hipocrático para sentarme en una oficina a redactar informes, lo hice para salvar vidas en un quirófano. 
-Eso lo sé –le contesto-, pero sabes que sobra hermano que mi vida está en un quirófano no encerrado en una oficina redactando informes, además siento que es una decisión muy apresurada de Ricardo, los demás miembros de la junta directiva pueden pensar que él no está actuando parcialmente, y yo creo que ellos tienen razón en ese sentido.
-¿A qué te refieres con eso Hermano? –me pregunta Adrián, como si él no lo supiera.
-Sabe perfectamente que de que estoy hablando Adrián -le contesto- Por supuesto que lo sabe, Ricardo y mi madre fueron muy buenos amigos, lo conozco desde hace mucho tiempo, desde que era niño para ser exacto, y creo que ese hecho está influyendo en esta decisión.
-no seas Idiota Julio –me contesta- ¿Enserio piensas que Ricardo tomaría una decisión así basado solo en su amistad con tu madre? Si así fuera no habrías tenido que concursar para obtener un puesto como neurocirujano en el hospital ¿o ya se te olvido el examen que tuviste que presentar?, contigo Ricardo no ha tenido ninguna consideración nunca, te ha exigido lo mismo que le exige a todos sus especialistas, siempre te trato y te sigue tratando como un médico más del hospital, al menos en cuanto al trabajo se refiere, lo que has logrado lo has logrado con tu esfuerzo y dedicación que no ha sido poca, no te menosprecies así hermano, tu y yo sabemos que eres un gran Neurocirujano y Ricardo más que nadie lo sabe, por eso te ofreció ese puesto no por otra cosa, además nadie en el hospital aparte de nosotros sabe acerca de la amistad entre él y tu mama así que no creo que los directivos piensen nada.
No me menosprecio, se quién soy y lo que puedo lograr, sé que lo que soy se lo debo a mi estudio y a mi trabajo, sé que Adrián está en lo cierto y nadie conoce la verdad en el hospital pero sigo creyendo a pesar de todo eso que Ricardo se está precipitando con esa propuesta.
-Sé que tienes razón hermano –le contesto
-Vaya – me contesta- ¿eso quieres decir que vas a reconsiderar? – yo no he dicho eso
-Por supuesto que no Hermano –le contesto- a pesar de todo no me considero la mejor opción para ese puesto.
- A ver Julio ¿De verdad piensas esa estupidez? –contesta, ¿Va a seguir insistiendo? Demonios ¿Por qué es tan insistente? -  te refresco la memoria, no eres un neurocirujano cualquiera y lo sabes, Eres el encargado de los casos más graves que llegan al área de neurología, eso sin mencionar que todos los demás especialistas consultan contigo sus casos antes de realizar cualquier procedimiento, si van antes donde el Dr. Gonzales, el jefe de área actual, él los envía contigo, si tú no apruebas un procedimiento no se realiza, el mismo Dr. consulta contigo los casos que llegan a sus manos e incluso te ha pedido que lo asistas en muchas de sus cirugías, los residentes hasta se pelean por asistir una cirugía tuya, has realizado intervenciones que ninguno de esos médicos con 20 años de experiencia que mencionaste hace un momento se atreve a realizar y eso sin mencionar que el 95% de esas cirugías han sido exitosas, en 2 años que tienes trabajando en el hospital has hecho más cirugías exitosas que cualquier neurocirujano, ¿Todavía piensas que no eres el idóneo para el puesto?
Realmente no entiendo ese afán de Adrián en exagerar las cosas, si he tenido la fortuna de haber realizado cirugías importantes satisfactoriamente pero no creo que sea para tanto yo solo hago mi trabajo
-¿Puedes por favor dejar de exagerar las cosas?-le contesto- si quizá tengas razón y estos dos años han sido muy buenos para mi profesionalmente, pero respondiendo a tu pregunta, aun siento que no soy el indicado para ese puesto, no solo debes ser un buen especialista…
-Tú no eres un buen especialista Julio, eres el mejor – me interrumpe, otra vez la burra al trigo-
-¿Me vas a dejar terminar? – le pregunto, el asienta
-No solo debes ser un buen especialista, debes tener una relación cordial con todo tu equipo de trabajo y mi relación con los demás especialistas y residentes del área es todo menos cordial y tu eso lo sabes.
-porque no quieres – me contesta- y eso tú también lo sabes hermano – en eso vuelve a tener razón pero no pienso hablar de ese tema de nuevo.
-Ese tema no está a discusión Adriana si como tampoco la propuesta que se me hizo, no la voy a aceptar y punto ¿de acuerdo? –espero que le haya quedado claro.
-Está bien, que remedio, sé que no importa lo que te diga no vas a cambiar de opinión eres más terco que una mula Julio – me dice-
-El burro hablando de orejas –le contesto-. Él pone los ojos en blanco, de pronto su expresión cambia.
-Julio yo sé que no te gusta hablar de esto, pero ¿sigues teniendo el mismo sueño? –me pregunta, debe ser que vio mis ojeras, como son tan fáciles de disimular, en efecto no me gusta hablar de ese maldito sueño pero sé que él no lo pregunta con mala intención, está preocupado lo noto en su voz, y no puedo mentirle, el me conoce muy bien y sabe perfectamente cuando lo hago..
-Hermano a ti no puedo mentirte, aún tengo ese maldito sueño y no sé si algún día dejara de atormentarme lo que paso –le contesto, por eso doblo turnos en el hospital, por eso trabajo tanto, por eso  me quedo hasta las tantas de la madrugada leyendo o estudiando, no quiero soñar porque sé que apenas cierre los ojos vendrá a mi mente ese maldito día…
-Doblando turnos y trabajando hasta casi quedarte sin fuerzas no hará que eso cambie hermano – me dice- tal vez tenga razón pero no se me ocurre nada más que hacer.
-¿Qué más puedo hacer?-le contesto- es la única manera que encuentro para distraer mi mente.
-Yo lo sé –me contesta- pero creo que esa no es la solución, Julio ya han pasado 10 años desde que eso ocurrió hermano, deja el pasado donde esta y vive.
-¿Vivir?, mi vida se acabó hace 10 años hermano –le contesto-
-Eso no es verdad Julio –me dice- estas vivo, estas aquí ahora, tienes una vida y un futuro prometedor por delante, deja de sentir esa culpa que te está carcomiendo el alma, lo que paso fue un accidente, tu no tuviste la culpa de nada hermano –me dice y me pone la mano en el hombro, si estoy vivo y nisiquera se por qué, lo distinto que sería todo si...
-Si tan solo no hubiera… -intento decir-
-Él hubiera no existe Julio – me interrumpe- existe el ahora, y ahora mismo estas frente al volante, apunto de llegar al hospital a realizar una cirugía complicadísima para salvar la vida de una persona; hermano por favor tienes que dejar ir ese remordimiento que tienes, tú no eres responsable de lo que paso hace 10 años, te lo dije ese día y te lo digo ahora, fue un accidente, un lamentable accidente.
Sé que él tiene razón, fue un accidente pero no puedo evitar culparme por ese maldito accidente, todos los días pienso en lo distinto que sería todo si ese día yo…
-Me lleva el diablo –digo y le doy un golpe al volante- será mejor no pensar en eso, Adrián dijo algo hace un  momento y es en lo único que debo enfocarme, la cirugía, eso es lo único que debe importarme, salvar la vida de ese joven… ya abra tiempo para lo demás.
-Oye ¿Estas bien hermano? –Me pregunta Adrián-
-Si hermano no te preocupes- le miento- todo está bien.
-Supongo que tengo que creerte ¿no? –me dice, yo solo asiento, y me doy cuenta, tenemos el hospital en frente, una edificación de 8 pisos de altura como ya lo comente rodeado por una gran extensión de terreno por la cual se extiende toda la estructura del mismo, las paredes color blanco, un gran letrero que dice Hospital Autónomo Universitario de la Ciudad de México, llegamos por fin.
-Oye julio, antes que lleguemos discúlpame por sacar a relucir ese tema, de verdad lo menos que quiero es que te sientas mal ni revivir ese día, no quiero distraerte y menos hoy que en día tan importante para ti.
-No te preocupes hermano –le contesto, no tengo nada que disculparle- sé que lo que dijo lo dijo por mi bien- sé que estas preocupado por mí, y te lo repito, no te preocupes, estoy bien.
-Bueno si tú lo dices te creo entonces –me dice y me da una palmada en el hombro-.
El velador que está en la parte de afuera abre la puerta del garaje del hospital que queda en el sótano del mismo al pasar le damos ambos los buenos días y nos estacionamos a lo lejos veo que el auto de Adrián está estacionado unos lugares más allá, Maria debo traerlo.
-Amo a esta mujer –dice Adrián- Yo me rio, salimos cada uno del automóvil.
-Quien te entiende Adrián- le digo ya fuera del auto- esta mañana dijiste que Maria estaba loca y que le temías a su ira asesina y ¿ahora dices que la amas?
-Un momento hermano, que acabe de decir que la Amo no quiere decir que no le tenga miedo, ¿Quién podría no tenerle miedo? –Me dice y en eso tiene razón-  y tu vete preparando recuerda que ella tiene un asuntito pendiente contigo. –y se ríe, no sé qué sea tan gracioso para él.
-Sí, sí, no tienes que recordármelo Adrián, vamos a entrar antes que me arrepienta de hacerlo. –noto que está conteniendo la risa, ya me las pagara este imbécil
-Antes de entrar hermano y hablando de otra cosa ¿listo para la cirugía?-me pregunta, nunca había estado más listo
-Por supuesto que si –le contesto- y tu ¿listo para traer a ese bebe al mundo? –le pegunto
-¿Con quién crees que estás hablando hermano?  -me contesta y pensar que hace rato estaba nervioso, me alegra que confié en sí mismo
-Así se habla – le digo y le doy una palmada en la espalda- vamos entonces.
-vamos allá –me dice- te apuesto un almuerzo que todo el mundo se va a quedar en shock cuando nos vea entrar juntos – y se ríe- y empezamos a caminar hacia el elevador que da a la entrada
-No gracias-le contesto y entramo al elevador- esa es apuesta perdida para mí, siempre es lo mismo, oye deja de ser muerto de hambre y paga el almuerzo con tu dinero ¿no?
-Es que un almuerzo invitado sabe mejor hermano –me dice-
-Pues te quedaste con las ganas fíjate porque hoy justamente no puedo, tengo varios casos importantes que revisar y me quedare a comer en el hospital – le contesto-.
-Bueno pues aunque no quisiera tendré que llamar a alguna amiga para que me acompañe a comer –me dice, es un descarado- porque ¿Adrián Zambrano comiendo solo?, eso jamás. Es un imbécil.
-Tú verdaderamente no tienes remedio Adrián. –le contesto y ambos no reímos.
Antes de entrar al hospital, me subo el cierre de mi chamarra y me pongo el gorro, no sé porque tengo esa manía pero ya es costumbre, Adrián solo se ríe, sigo pensando que no es buena idea que entremos juntos.
-Estas seguro que quieres hacer esto hermano –le contesto- quizá no sea buena idea
-No digas babosadas Julio, vamos.- me dice y sigue caminando, yo sonrió y lo sigo; al entrar noto inmediatamente la tensión de todo el mundo, y peor aún al notar que llegamos juntos, observo cuchicheos y caras de asombro; Adrián saluda a todos por su nombres de manera bastante relajada, con más confianza, yo en cambio soy más frio y serio, solo saludo con mi típico “Buen día”, ellos responden de la misma manera, aunque con un tono de miedo en su voz, entiendo eso, no soy como el, amigable y sociable con todos, por eso la tensión y el miedo, no los culpo es lo que me he ganado con mi actitud, y no me molesta ni me afecta, pero si es extraño, eso no puedo negarlo. Al llegar al elevador, entramos y noto una leve risa de su parte
-¿Qué pasa? –le digo-
-Nada hombre que todo el mundo te mira como si fueras un asesino en serie o que se yo- y se sigue riendo- Julio el destripador -yo no puedo evitar reírme por las ocurrencias de este imbécil.
- Cada día me convenzo más que los años te están haciendo más imbécil hermano –le contesto aun sin poder contener la risa, Julio el destripador, solo a este menso se le podía ocurrir algo así, aunque quien sabe quizá mi chamarra negra con el gorro les haga parecer algo así, en fin puede que una parte de lo que Adrián dice sea una broma, pero la parte de que me ven con miedo no es mentira, así es y así ha sido siempre.
-Si esta gente supiera, si esta gente de verdad supiera que no eres ese ser frio y déspota que ellos piensan Julio –me dice, a mí no me importa lo que ellos piensen, solo me importa lo que él y las personas que yo quiero piensen, los demás me tienen sin cuidado
-Tú lo sabes y eso es suficiente para mi hermano – y le pongo la mano en el hombro, sé que él hace y dice todo eso porque está preocupado por mí, él pone su mano en mi hombro también
-Por supuesto que lo se  hermano – me contesta, en ese momento al elevador empieza a subir, para en el primer piso y se suben dos médicos, la Dra. Natalia Castañón, una mujer de estatura promedio, delgada, mucho para mi gusto, cabello marrón oscuro y ojos marrones; es una de las pediatras más respetadas del hospital, tiene ya varios años de experiencia, y parte de eso es una persona bastante discreta, hasta donde tengo entendido, porque la verdad no la he tratado ¿a quién en el hospital he tratado?, en fin dicen que es una excelente compañera y una muy buena persona, no puedo decir lo mismo de quien subio después, del Dr. German Valdivia, prepotente, altanero, arrogante, en fin un dechado de virtudes – nótese el sarcasmo- un hombre bastante incapaz cuyo delirio de superioridad le nubla los sentidos, es un hombre bajo, con algo de sobrepeso con relación a su altura, calvo, ojos negros, tan vacíos y oscuros como la noche, siempre viste de traje bastante elegante y esta vez no es la excepción, esto será interesante, yo la verdad no lo soporto y la antipatía es correspondida, a él si he tenido la mala fortuna de tratarlo, y la verdad me resulta un ser humano repugnante, es el director administrativo del hospital, se encarga de manejar los recursos económicos y los insumos así como también de las relaciones publicas, a él no le importan los pacientes que llegan a este hospital ni su estado, solo le interesa llenar sus bolsillos de dinero realizando publicidades absurdas dentro de la institución he tenido, ya varios problemas con el por su maldita manía de discriminar a las personas más necesitadas y por su altanería para con ellos, sugiriendo inclusive que no deberían ser tratados como seres humanos pues son unos “rascuaches sin educación”, creo que su diminuto cerebro no le da para entender que son personas que no han tenido las mismas oportunidades que nosotros y que si tienen para darles de comer a sus hijos no tienen para costearles estudios porque desgraciadamente en este país el rico es cada día más rico y el pobre más pobre; por personas como el Dr. Valdivia es que existe una cifra escandalosa de muertes entre las personas de las colonias más necesitadas del país, porque llegan a los hospitales y son rechazados por no tener un seguro médico, como si la vida de las personas dependiera de un maldito papel, yo no estoy de acuerdo con esta resolución ni lo estaré jamás, todos los seres humanos tienen derecho a la que se les brinde una correcta atención en materia de salud, hablando de lo que me compete, y mientras yo pueda poner esto en práctica lo hare, si me tengo que enfrentar mil veces con el Dr. Valdivia, que así sea pero no permitiré que se segué la vida de una persona por los perjuicio de otra.
-Buenos días –saluda la Dra. Castañón.
-Buen día – me limito a contestar, siempre con mi actitud. 
-Natalia, buen día –contesta Adrián- estas hermosa como siempre.
-Zambrano, buenos días, tu tampoco estas nada mal –responde Castañón y ambos se ríen con un tono de complicidad, que se ¿traen estos dos?, la verdad ni idea pero conociendo a Adrián nada me sorprendería..
-Buenos días Dr. Zambrano, Dr. Navarro. –dice Valdivia con una ironía muy característica de él, conozco ese tono y sé que le fascina usarlo más aun cuando yo estoy cerca, como si me importara.
-Buen día –le respondo, solo por cortesía.
-Valdivia, buen día –contesta Adrián, con el mismo tono irónico, al igual que yo él tampoco soporta a este tipo, y es que siendo sinceros ¿Quién lo soporta?, esta donde esta porque tiene influencias con algunos miembros de la junta directiva, otra razón por la cual se cree el dueño del hospital; el elevador se cierra y comenzamos a subir.
-Dr. Zambrano vi a la Dra. Lozano llegar en su auto, supuse que no vendría hoy al hospital –continua Valdivia, sinceramente no entiendo el afán de este sujeto de querer saber cosas que no deberían de importarle, solo espero que Adrián no suelte una de las suyas…
-Ah claro, su auto tuvo un problema y me pidió que le prestara el mío –le responde Adrián muy tranquilo, aunque estoy seguro que está a punto de explotar- mi guardia comienza más tarde Dr. Solo que recibí un llamado de emergencia y aquí me tiene, cumpliendo cabalmente con mi deber. –Obviamente lo del auto de Maria es una mentira, y no es algo que apoye pero entiendo que no pueda decirle a Valdivia la verdadera razón por la que Maria trajo su automóvil, si lo dice quien aguanta a este individuo.
-Me alegro Dr. –Responde el- aunque debe ser muy tedioso venir en taxi hasta acá y peor aún con el tráfico de esta hora.  - lo dicho al que le importa si Adrián toma taxi o se viene caminado, lo que el busca estoy seguro, es sacarlo de sus casillas y si sigue así pronto lo conseguirá, me muero por saber que le va a inventar Adrián esta vez.
-No, no fue necesario tomar un taxi Dr. –Responde- Aquí el Dr. Navarro me hizo el favor de traerme. – ok, esto no es bueno, ahora Valdivia va a querer saber todo al respecto, me lleva el diablo.
-¡Ah valla! Eso sí que es una sorpresa – responde Valdivia con el mismo tonito que no soporto- aunque ahora que lo pienso suena lógico al ser compañeros de departamento ¿no? Adrián sonríe, algo trama y sinceramente espero que no sea lo que estoy pensando, porque si es así la lluvia de preguntas que se le vienen no van a ser normales y la verdad no me parece que todos los cuestionamientos recaigan sobre él.
Llegamos al tercer piso y el elevador se abre de nuevo, Castañón se despide de Adrián con un beso en la mejilla y sale, este es el piso donde se encentra el área de Pediatría, apenas ella sale entran dos enfermeras que deben ser nuevas porque no las había visto. 
-Buenos días –saludan al unísono
-Buenos días Srita. Ramírez, Srita Fernández –saluda Valdivia
-Buenos días Chicas – responde Castañón- Ahora es mi turno
-Buen día –contesto.
-Silvia, Carolina como están – responde Adrián, siempre me he preguntado cómo es que este imbécil se puede aprender con tanta facilidad el nombre de todo el mundo.- aunque creo que es una estupidez preguntar, porque yo las veo muy bien – ambas se ríen. Este tipo es un caso perdido de verdad.
-Gracias Adrián –contesta una de ellas, por el gafete es la Srita Fernández
-Gracias Dr. Zambrano –responde Ramírez.
- Sritas, ¿han visto a la Enfermera Domínguez? –Pregunta Valdivia- necesito hablar con ella. Ahora soy yo el que se pregunta porque este tipo quiere hablar con Beatriz.
-No Dr. Valdivia –responde Fernández- y sinceramente después del bochornoso episodio de ayer no se si ella se presente al hospital hoy. Veo como la cara de Valdivia se ilumina, ¿Bochornoso incidente de ayer? Demonios seguramente se refiere a la fiestecita y el escándalo que Adrián me comento Armo esa loca, ahora entiendo porque este tipo quiere hablar con ella, genial.
-Algo supe sobre eso srita Fernández, muy lamentable la verdad –responde Valdivia, mirándome fijamente-
-A mí la verdad me resulta una completa falta de juicio por parte de la Enfermera Domínguez ventilar sus problemas personales en un lugar como ese –responde Ramírez- aparte de que es una falta de respeto que involucre a la Dra. Maria Lozano en algo así, aun sabiendo que ella iba acompañada de su esposo, me parece que se extralimito al acusarla de algo tan horrible siendo una mujer casada.
Me da gusto ver que esta chica esta consiente y sabe o al menos cree que nada de lo que dice esa mujer es verdad.
-Cuando el río suena es porque piedras lleva Silvia –responde Fernández- no creo que Beatriz allá dicho eso solo por decirlo.
-Estaba pasada de tragos Carolina –responde Ramírez- no se puede dar crédito a lo que una persona en ese estado pueda decir.
-Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad –responde la otra enfermera – algo de cierto debe tener este comentario. Nada de cierto tiene, es una soberana estupidez.
-Estoy de acuerdo con la enfermera Domínguez –responde Valdivia, No sé porque no me sorprende, este tipo aceptaría cualquier cosa en mi contra, aun si a pesar de eso se fuera a pique la imagen de otra persona y es justamente lo que está pasando, porque por culpa de ese maldito comentario la imagen de Maria está por el suelo y eso no lo voy a permitir.
-A mí sinceramente me parece una estupidez que alguien pueda dar crédito a los comentarios de esa mujer –responde Adrián, veo que se me adelanto, él tampoco va a permitir que nadie ofensa a Maria, a pesar de todo la quiere como a una hermana igual que yo- como dice Silvia, Maria es una mujer felizmente casada, ese comentario no es más que una calumnia inventada por una loca.
-No me parece que se exprese así de la enfermera Domínguez Dr. Zambrano –le contesta Valdivia, que tal este tipo, ¿Beatriz y él puede poner a Maria en el peor de los conceptos pero Adrián no puede referirse a Beatriz de esa manera?, que falta de moral.
-Y a mí no me parece que se hable así de la Dra. Lozano Dr. Valdivia –responde Adrián-.
-Creo que quien tiene la culpa de todo esto es el tal Dr. Navarro –responde Fernández, ahora resuelta que yo tengo la culpa de lo que haga esa loca, por favor-
-El menos que nadie tiene la culpa Carolina- Responde Adrián- nada de lo que dice esa mujer es verdad, absolutamente nada.
-Y tu como estas tan seguro de eso Adrián –responde la Srita Fernández.
-Lo que pasa Srita Fernández es que el Dr. Zambrano es compañero de departamento del Dr. Navarro y me imagino que conoce algo de su vida ¿verdad Dr. Zambrano? –responde Valdivia, hablan de mi como si yo no estuviera aquí, no culpo a estas enfermeras porque no me conocen, son nuevas o al menos eso creo, he visto a casi todo el personal del área de enfermería, y si bien es cierto que no soy bueno para recordar nombres, a diferencia de Adrián, jamás olvido un rostro y el de ellas no me resulta familiar; la actitud de Valdivia tampoco me sorprende, este tipo es un hipócrita, sé que espera hablar con Beatriz para ver de qué forma consigue ponerme en mal concepto con el resto del hospital, como si eso ya no fuera un hecho, en fin de mí que diga lo que quieran pero de Maria no voy a permitir que se diga nada indebido porque ella no tiene nada que ver en esto.
-En efecto Dr., pero no es solo eso –responde Adrián- El Dr. Navarro más que mi compañero de departamento es mi amigo, mi mejor amigo, lo conozco bien y sé que todo lo que dice Beatriz no son más que patrañas.
-Eso es lo que dice el –responde la enfermara, claro que si lo digo y lo sostengo- y sinceramente Adrián, si como tú dices ese tipo es tu mejor amigo entonces vas a defenderlo a capa y espada, lo que no entiendo es cómo es posible que sea tu amigo, se dicen tantas cosas de él aquí en el hospital, que creo que debería escoger mejor a sus amistades Dr. Zambrano. –Adrián sonríe
-Todo lo que se dice de él a mí no importa, porque como dije lo conozco mejor que nadie, con respecto a mis amistades las escojo yo Carolina y el Dr. Navarro, es mi mejor amigo, es mi hermano y lo será siempre. –Responde Adrián- Gracias Hermano –pienso- pero creo que el momento de quedarse callado ya paso.
-Pues debería importarle Dr. Como dicen por ahí, dime con quién andas y te diré quién eres  –le dice la enfermera.
-Ya Caro, deja de meterte en lo que no te importa –contesta la otra enfermera ya con la cara roja de la vergüenza, sabias palabras.
- Este bien –contesta- pero aun así no creo que lo que haya dicho Beatriz sea falso después de todo que gana ella con inventar algo así – ¿Qué gana? Sinceramente no lo sé, nisiquera se si con eso gano algo, más bien perdió y mucho porque Maria debe estar hecha un furia con ella y con justa razón, y en lo que a mí respecta, si antes no me interesaba en lo más mínimo, ahora con mayor razón la quiero lejos de mí, con esto me da a entender la clase de persona que es.
-¿Entonces no te basta solo como con mis palabras Carolina? –responde Adrián.
-No Adrián, lo siento –responde ella con un tono sarcástico, noto como el adopta la misma postura, sabe perfectamente lo que estoy pensando y está esperando que actué y es lo que voy a hacer
-¿Y si le digo que todo lo que invento es mujer es una mentira Srita Fernández?, ¿Bastaría con mi palabra? – respondo del tono más calmado que puedo.
-Disculpa pero ¿se puede saber quién eres?-responde ella- y sobre todo ¿Por qué interfieres en la conversación?- Adrián me mira, ya sé que quiere hacer.
-Pero que descortés soy –contesta con cierto tono de burla - no los presente, enfermera Carolina Fernández, Enfermera Silvia Ramírez, él es el Dr. Julio Navarro, médico especialista en Neurocirugía de este hospital, Hermano ellas son las dos nuevas enfermeras del área de neurología, llegaron ayer –yo no puedo evitar sonreír, enfermeras del área de neurología, mi área, esto si que es una casualidad, la cara de esas mujeres, de ambas es de risa, están pálidas, petrificadas, no saben qué hacer ni que contestar por lo visto.  
-Un gusto Srita Fernández, Srta. Ramírez  –contesto pero la primera no dice nada, como lo dije esta petrificada.
-Dr. Navarro un placer –contesta la otra enfermera, que ya salió de su asombro.
-Dr. Yo… -continúa Fernández, creo que es inútil que se intente explicar lo que tenía que decir ya lo dijo.
-No es necesario que diga nada –contesto- si la palabra del Dr. Zambrano no basta espero que le baste con la mía, Entre la Dra. Maria Lozano y yo no hay absolutamente nada más que una relación netamente laboral, ella es una mujer felizmente casada y no me parece justo que se manche su reputación por un comentario malintencionado de una mujer que está desvariando. Así que por favor les suplico que informen a sus compañeras de lo que les he dicho porque no quiero que ese comentario trascienda a niveles desmedidos, no voy a permitir que se hable mal de una mujer como la Dra. Lozano, queda claro srita Fernández, Srita Ramírez.
-muy claro Dr. ¿verdad Caro? –Responde Ramírez-
-Si Dr. Discúlpeme por favor  -yo solo asiento, volteo a ver a Adrián y esta rojo seguro aguantando la risa, pero lo que no sabe es que esto no ha acabado.
-Lo mismo va para usted Dr. Valdivia - le me mira y se sorprende.
-¿Yo? –responde con un tonito de sorpresa que no me lo creo-.
-Sí, usted –le contesto-
-Pero si yo no he dicho nada Dr. –me contesta-.
-Es solo por si pensaba decirlo Dr. Nada más –le contesto-
-Esta insinuando que soy un chismoso –contesta a la defensiva-.
-No Dr. Como se le ocurre. –le digo con cierto con un tono de sarcasmo que el parecer noto, porque su cara es de pocos amigos, escucho un risa por lo bajo de Adrián, como está disfrutando la situación.
-No crea que por el hecho de tener la protección del Dr. Cepada  tiene su puesto asegurado en este hospital Dr. Navarro, si yo quisiera ahora mismo lo ponía de patitas en la calle para que respete a sus superiores – me dice alterado, que risa me da este tipo ni siquiera la puedo disimular, ¿protección dice?, Ricardo sabe perfectamente mi rol en este hospital, así que ese comentario no viene al caso y no voy a discutirlo y menos aquí con estas personas escuchando, mejor voy al tema que corresponde
-¿Usted está hablando de respeto Dr. Valdivia? –Pregunto y me rio- ¿Usted que permite que se le falte el respeto a una mujer como la Dra. Lozano solo por un comentario?, que además es totalmente falso, No exija respeto si usted no va a darlo en primer lugar, en segundo lugar usted no es mi superior, mi superiores son el Dr. Fermín Gonzales y el Dr. Ricardo Cepeda y son los únicos que pueden despedirme porque según lo que tengo entendido el director Administrativo no posee esa facultad o ¿sí? – veo la furia en sus ojos, va a contratacar estoy seguro.
-Tal vez tenga razón Dr. –me dice, tal vez no, tengo razón él no puede correr a nadie, porque simplemente no tiene el poder de hacerlo- pero soy yo quien da la autorización de permitir los insumos para las cirugías y si mal no recuerdo yo no aprobé su solicitud ayer – me dice con un tono de altanería, es cierto, por eso discutí con el ayer.- lamento que no valla a poder llevar a cabo su cirugía.-Veo como Adrián se sorprende, olvide contarle maldición, noto que va a decir algo, con la mano le hago una señal para que se calle, el me hace caso, sabe que si lo hago es por algo, conociéndolo seguro no se iba a controlar, eso con este tipo no es bueno, puede que no pueda correr a alguien directamente pero puede influenciar a la gente de arriba para que lo hagan, en ese sentido yo estoy a salvo, por motivos que muy poco conocen pero él no; yo sabía que iba a contratacar pero lo que él no sabe es que mientras él va yo he dado dos vueltas, mientras discutía con el ayer, Maria estaba consiguiendo todos los insumos necesario porque sabíamos que con el no lograríamos nada, lo hice por políticas internas, pero estas mismas políticas dicen que así el director Administrativo no da su autorización para el retiro de insumos en la institución, los familiares del paciente e incluso los médicos encargados del caso pueden buscar estos insumos por otro lado, teniendo la autorización por parte del director del hospital para usar el quirófano, la cirugía se puede llevar a cabo sin ningún tipo de problemas, bingo!, se la razón por la cual se opuso y por eso Maria y yo jugamos delante, en este momento se lo voy a restregar en la cara.
-No lo lamente Dr., porque la cirugía se va a realizar, justamente por eso estoy aquí –le contesto- veo su risa burlona
-Creo que su sistema auditivo está fallando Dr... no aprobé su solicitud de ayer, no podrán realizar ninguna cirugía –contesta con aires de superioridad, yo sonrió.
-No Dr. fíjese que mi sistema auditivo está perfectamente bien, escuche con claridad lo que dijo, solo que eso no fue necesario, nosotros, la Dra. Lozano y yo nos encargamos de conseguir los insumos que se requieren, el hospital no podrá ni un centavo para la intervención de este muchacho, solo nos prestara el quirófano, con autorización del director claro. – Noto como su cara cambia, está furioso, si pensó que esto iba a detenerme estaba muy equivocado, ese muchacho está muy mal, su familia necesita ayuda y si está en mis manos proporcionársela, así lo hare.
-Espero no lo tome personal Dr. – le contesto, si el usa ese tonito yo también lo voy a usar.
-Claro que no Dr. – responde con un tono de rabia en su voz, yo volteo a ver a Adrián y ya está más relajado, estoy seguro que está disfrutando de la amena conversación, pero creo que es el único porque las enfermeras están aterradas si las juzgo por la expresión de su cara; aunque la gente no lo crea no disfruto esto, no me gusta tener que discutir con este tipo ni con nadie, pero tampoco puedo permitir que este disque Dr. Porque alguien así no puede llamarse Medico, haga lo que le dé la gana con los pacientes que ingresen aquí, además no es justo que trate a todo el mundo con la punta del pie, todo el mundo le teme no sé porque, es un hombre de carne y hueso, tal y como lo es todo el mundo. 
-Y con respecto a su otro comentario – veo su cara y es de odio, pobre tipo- el Dr. Cepeda no me da ningún tipo de protección, los médicos de este hospital pueden corroborar que se me da el mismo trato que ellos y se me exige de igual manera lo mismo que se les exige a ellos, es solo que no creo que desmentir un comentario, que repito está totalmente fuera de contexto y de la realidad sea un delito grave o ¿sí? –veo que su boca se abre, hay viene.
-¡Me falto el respeto a mí al decirme chismoso Dr. Y soy el director administrativo del hospital  ¿lo olvida?!- responde un poco alterado
-No, no lo he olvidado – contesto sereno- pero yo no dije eso, fue usted mismo, y aunque así hubiera sido, ¿desde cuándo decir la verdad es un delito? – contesto, debo admitirlo amo sacarlo de sus casillas, escucho una carcajada detrás de mí, por lo visto Adrián no pudo contenerse más.
-¡Le parece muy gracioso el comentario Dr. Zambrano! –contesta Valdivia, bueno más bien grita, me lleva el diablo, hermano no comentas una imprudencia por favor- pienso.
- Me hablaba a mí – le contesta Adrián, quitándose un auricular, ¿en qué momento se los puso?- discúlpeme Dr. estaba escuchando una nota de voz que me enviaron a mi celular, ¿sucede algo?.
-Nada Dr. nada importante. –responde Valdivia aun enojado, yo suspiro por lo bajo, Adrian me giña el ojo, este imbécil- pienso-. Noto que llegamos al piso 5 el piso de Valdivia.
-Disculpe Dr. Valdivia –dice Adrián- ¿este no es su piso?. Yo no puedo evitar disimular la risa, al imbécil de Adrian le encanta hacer pasar a los demás por idiotas- ¿debería detener el elevador no le parece? – lo dicho.
-Es exactamente lo que voy a hacer- responde Valdivia y detiene el elevador- ustedes dos – dice refiriéndose a las enfermeras-  vengan conmigo antes de ir a su área de trabajo, debemos discutir su salario – los 3 se bajan del elevador.
-Que tenga buen día Dr. Valdivia – le dice Adrián, él no dice nada, solo nos da la espalda alejándose- señoritas – continua él.
-Gracias Dr. – responde la enfermera Sánchez, la otra chica incapaz de levantar el rostro solo asienta, y se alejan detrás de Valdivia. Apenas el elevador se cierra Adrián yo nos partimos de la risa.
-Esa estuvo muy buena hermano- me dice Adrián entre risas- viste su cara cuando dijiste ¿Desde cuándo decir la verdad es un delito?- imitando mi voz y se vuelve a carcajear, yo no puedo evitar hacer lo mismo
-Qué me dices de tu puesta en escena con los auriculares – respondo y me rio- ¿me habla a mi Dr.?, disculpe estaba escuchando una nota de voz que me mandaron a mi celular, eso que se lo crea tu abuela – aunque fue muy inteligente debo reconocerlo.
-Que querías – me contesta- con lo enojado que estaba me hubiera puesto como lazo de cochino si se da cuenta que estaba escuchando todo. Y se sigue riendo, tiene razón; llegamos al piso 6, su piso.
-Bueno este es mi piso – responde y para el elevador- te veo luego hermano- y me da una palmada en el hombre
- Este bien- le contesto devolviéndole el gesto- suerte.
-Gracias- me dice- y tú también, no por la cirugía, sé que te ira genial, pero si para tu conversación con Maria- y se ríe.
-Gracias por recordármelo imbécil – le contesto ya se había tardado en molestar.
-Ya no te enojes – me dice y se vuelve a reír.
-Ya lárgate – le contesto- nos vemos luego.
-Si claro, me cuentas eh!!! – me dice y se va riendo. PEDAZO DE IMBESIL!!! Pienso
El elevador se cierra y subo un piso más, piso 7, mi piso, bajo del elevador y me dirijo a mi consultorio, cuando llego ya norma, mi secretaria está allí.
-Buenos días Dr. Navarro – me saluda gentilmente, en mis dos años trabajando en este hospital nunca he tenido ni una sola queja de ella, es puntual, eficiente  muy discreta nunca se entromete en mi vida personal y eso lo agradezco mucho, ella es una mujer no muy alta, cabezo oscuro, delgada y con un gran sentido del deber, la aprecio mucho me ha resultado una pieza invaluable en este hospital.
-Buen dia norma- le contesto- ¿cómo amaneció hoy?. – le pregunto, otro en su lugar se hubiese sorprendido pero ella no, noto que sonríe
-Muy bien Dr. – me contesta- ¿y usted?
-Bien – me limito a contestar-. ¿Alguna novedad? – pregunto, es habitual para mi hacerlo al llegar.
- Con sus pacientes ninguna Dr. – me contesta- solo que la Dra Lozano lo esta esperando en el consultorio- ¿Es enserio? Me lleva el diablo.
-Perfecto Norma Gracias no voy a hacerla esperar mas – le digo- y me dirigo a a puerta al abrirla ahí esta Maria, sentada en mi silla, al verme sonríe, bueno aquí vamos, creo que es hora de enfrentar el mal rato que me espera…..

La IndicadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora