— ¿Qué estás haciendo? —escuché a Aslan preguntar detrás de mí.
Hice caso omiso de sus palabras y continué bajando el cierre de mi vestido. Sentí sus manos detener las mías mientras se incorporaba, sentándose a mi lado. Me escudriñó un poco estupefacto, como si no entendiera mi comportamiento.
Llevó mis manos a mi regazo y las dejó allí.
— ¿Qué estabas a punto de hacer? —insistió, esta vez en un tono de voz más serio.
—Has hecho tantas cosas por mí —hablé con un nudo en mi garganta—, que simplemente quería pagártelo. Pensé que lo querías.
Enarcó ambas cejas, horrorizado ante mis palabras, incrédulo ante mi afirmación. ¿Lo había ofendido de alguna manera?
— ¿Pagarme? —Repitió sin poder creerlo— ¿De verdad crees que hago todo esto para que me pagues teniendo sexo conmigo?
Escuchando sus palabras me di cuenta de lo terrible que sonaba lo que le había confesado. Estaba haciendo lo mismo que mi madre y mi hermana, lo que siempre critiqué pero que terminé haciendo con Jorge durante varias semanas.
Me estaba humillando a mí misma y no sabía ni cómo esconderme.
Allí recordé el problema que había tenido Aslan en su adolescencia, y quizás el hecho de que me intentara desnudar frente a él pudo haberle disgustado. Lo había hecho todo mal, sin duda lo había ofendido.
—Primavera —llamó de repente cogiendo mi rostro entre sus manos y acercándose a mí con su mirada llena de compasión—, no vayas a llorar, por favor.
No me había dado cuenta que mis ojos estaban empañados, preparados para comenzar a derramar lágrimas. El nudo en mi garganta dolía como nunca. No sabía qué hacer, mucho menos tenía idea de cómo sentirme al respecto.
—No quería ofenderte —murmuré en un hilo de voz—. Simplemente pensé que así podría recompensarte por lo bien que me has hecho sentir y lo que has hecho por mí.
— ¿Quién te dijo que yo estoy buscando que me pagues por ello?
—Nadie hace nada de manera desinteresada, Aslan.
—No todo tiene que ser dar para recibir. A veces simplemente entregamos sin esperar nada más. Es parte del proceso de amar.
— ¿Qué quieres decir?
Aslan llevó una de sus manos a mi espalda y subió el cierre de mi vestido, haciendo que lo sintiera apretado de nuevo. Peinó mi cabello hacia atrás, escondió un mechón detrás de mi oreja y me sonrió con la miel de sus ojos iluminando cada centímetro de su rostro.
—Que estoy enamorado de ti, Primavera. Quiero ser parte de tu crecimiento porque sé que el destino te depara una mejor vida que la que llevas ahora. Cuando dejes de creer en ti, te recordaré lo invaluable que eres. Cuando necesites ayuda para seguir adelante, allí estaré yo para tomar tu mano. Para mí, eso es el amor: entregar sin esperar nada a cambio. Pero yo soy un poco egoísta y sí te pediré una cosa, una bastante simple: nunca dejes de mirarme porque solo tus ojos invernales son capaces de convertirme en un mejor hombre cuando miran a través de los míos.
Me quedé allí, inmóvil, procesando cada una de sus palabras. La oscuridad de mi interior fue desvaneciéndose, y aunque sentí mis lágrimas comenzar a recorrer mis mejillas, no pude evitar sonreírle. Ese famoso cosquilleo en mi estómago se hizo presente y se extendió por todo mi cuerpo. Era una sensación bastante agridulce: sentirme querida e intentar luchar contra mi subconsciente para que aceptara que era verdad.
— ¿Por qué lloras? —Inquirió limpiando mis mejillas.
—Porque yo también te quiero.
—Vaya, pero qué efusiva. Tanto amor debe ser desgarrador —bromeó.
No pude evitar soltar una pequeña risa que liberó la tensión de mi cuerpo, él hizo lo mismo. Terminé de limpiar mi rostro con el dorso de mi mano mientras él me examinaba con curiosidad y con ligera alegría. Me pregunté por qué.
—De alguna forma lo lograste —susurré. Ladeó la cabeza con curiosidad esperando que continuara hablando—. Me has hecho quererte, haciendo que me quiera a mí misma también. Admirarte y al mismo tiempo admirarme. Porque si en ti veo amor, es porque logré amarme primero.
Sonrió y cogió mi mentón con dulzura para regalarme un casto beso en los labios.
—Misión cumplida entonces —murmuró.
—Aslan, ¿por qué no quisiste que tuviéramos intimidad? —No pude evitar preguntarle. A fin de cuentas, los dos estábamos saliendo, nos gustábamos y estábamos solos en lugar romántico. ¿Acaso no me deseaba?
En el fondo no quería ser como Cynthia ni el resto de las amigas de su hermana que se aprovecharon de él, pero nuestro caso era distinto. Nosotros nos queríamos.
—No pienses que no te deseo, es solo que sé por todo lo que has pasado, Invierno —paseó su pulgar por mi labio inferior—. Quiero que te sientas segura antes de querer hacer el amor conmigo. No quiero que lo hagas para complacerme a mí, sino porque tú deseas hacerlo.
Asentí y escondí mi cara en su cuello, sintiendo sus dedos trazar formas en mi espalda. Ahora, sin presiones encima, me pregunté cómo se sentirían sus besos sobre toda mi piel, sus caricias explorarme sin impedimentos. Habían pasado cuatro años desde la última vez que dejé que un hombre me tocara de esa forma. ¿Cómo podía saber si estaba preparada para entregarme de nuevo?
¿Cómo saber si él se quedaría incluso después de ver lo horrible y marcado que estaba mi cuerpo?
¿Cómo saber si Aslan era capaz de hacerme daño como una vez Jorge lo hizo?
Quería a Aslan, pero, ¿lo quería lo suficiente como para entregárselo todo?
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Nota de Autor. Yo me como a esos dos. Ahorita estamos en la etapa más romántica de toda la historia, espero no abrumarles o empalagarles con tanto amor, jaja. :)
Recuerden votar si les gusta, así como recomendar la historia. Gracias por quedarse, ya entramos en la recta final: quedan menos de 20 caps. Intentaré terminarla antes del 31 de agosto. Así que disfrútenla lo más que puedan❤
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Un beso por medialunas © ✓
Short StoryElla una dulce barista, él un amargo cliente. Ambos se odian. Ambos tienen pasados oscuros. Una apuesta y un beso de por medio. ¿Quién ganará? * Primavera es una barista cuya dulzura trasciende las bebidas que prepara todos los días en el Café Porte...