Al llegar a casa, mi madre me estaba esperando enojada en la sala, y mi padre estaba en la cocina comiendo tranquilo.
"mierda"
—¿Se puede saber dónde estabas? —pregunto y levanto una ceja. Tenía que inventar algo y rápido— ¿Y? —pregunto impaciente.
—Estaba... En casa de una amiga.
—¿De quién?
—De Sara —no tengo ninguna amiga que se llame Sara.
—¿La conozco? —dijo, mierda que hago.
—No, ¿Que esto? ¿Las 20 preguntas? —dije molesta y camine al refrigerador.
—No, pero me preocupo por ti hija —como si eso fuera cierto.
—¿A si? ¿Desde cuándo? —pregunte. Abrí el refrigerador y saque una manzana. Después me gire y la mordí.
—No me hables así —hablo amenazante.
Me acerqué y le dije
—¿O que? —sorpresibamente ella no me hizo nada.
—Olvidemos eso porfavor. Ahora acompañante a tu... Digo, a él supermercado.
—De acuerdo solo deja me cambió de ropa —subi la escaleras y llegué a mi cuarto.
Al entrar fui directa al armario y saque lo primero que estaba ahí. Una blusa blanca larga y un pantalón azul holgado. Me lo puse y baje rápidamente.—Listo —dije. Mi madre tomo las llaves y salimos de casa, no sin antes de que ella le diera una besó en los labios a mi padre.
Es raro, aveces parece que se aman, pero otras actúan como si se quisieran quemar vivos.
Es por eso que no me gusta el amor, al fin y al cabo se termina y no será para siempre.
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Y recuerden, enamorarse no está bien.
Hasta la próxima amigos.
