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─ ¿Qué es esto? ─ Susurró para si mismo, mirando cada papel que caía.

Eran fotos, fotos con su familia, con amigos. Y, fijándose bien, notó que no había ninguna suya.

─ ¿Era eso lo que guardaba? ─ Pensó, añadiendo a su duda aún más grande ─ ¿Por qué no me dejaba verlo? ¿Habrá pensado que me molestaría?

Hoseok cogió la caja, disponiéndose a guardar las fotos, y se percató de que había algo más adentro. Un cuaderno.

Lo sacó, curioso, y lo abrió. Se sentía tan culpable, pero la duda no lo dejaba pensar en algo que no fuera eso.

En la primera página , había una foto pegada con cinta, pero no era cualquier foto. Era la foto de la primera vez que se conocieron.

Ninguno pasaba de los diez años. Estuvieron juntos en el taller de teatro de su colegio, pero no fue ahí que intercambiaron palabras.

Yoongi cantaba como los ángeles, o al menos era lo que Hoseok de ese tiempo creía ciegamente.

Era tan pequeño, tanto que parecía frágil y temeroso, pero la forma en la que se hicieron amigos hizo que Hoseok se diera cuenta que, muchas veces, las apariencias engañan.

Hoseok estaba sentado en la puerta del salón de teatro. Faltaban unos viente minutos para que la clase empezara. De pronto, se acercaron dos alumnos mayores. Hoseok y el par de chicos cruzaron miradas, y el castaño comenzó a temer por su vida. Después de todo le llevaban varios años y centímetros de diferencia.

Eso no les impedía agredir a los pequeños de la escuela.

─ ¿Pero que tenemos aquí?  ─ Profirió uno de ellos, antes de remangar su camisa ─ Parece ser una de las mariquitas de teatro  ─ El otro se limitó a soltar una risa burlona.

Hoseok no contestó, no quería mostrar miedo ante ellos.

─ Oye nenita, danos todo el dinero que tengas y no saldrás herido.

─ Si, danos todo el dinero que tengas ─ Repitió el otro, mostrando su falta de personalidad y cerebro.

Hoseok comenzó a temblar, aferrándose a su mochila. Los dos bravucones se acercaron a el, y el castaño ya se había mentalizado en la cama de un hospital.

Pero un golpe cambió todo.

Soltó una risa nostálgica y apreció tranquilamente la foto. Ambos estaban en la oficina del director, luego de que Yoongi llegara detrás de los mayores y les golpeara en la cabeza con una gran mesa, que era parte de la utilería del teatro.

Si bien no pensaba, un golpe en la cabeza fue capaz de distraerlos mientras Yoongi y Hoseok huían juntos.

Evidente y descaradamente, ambos chicos se quejaron con el director por aquella agresión y metieron en problemas a los pequeños.

La fotografía la tomó el señor Min, padre de Yoongi, al ver que ambos reían a carcajadas mientras esperaban su sanción.

─ Sus rostros fueron un poema ─ Se burló Yoongi.

─ No esperé que llegaras con una mesa falsa ─ Respondió Hoseok entre risas ─ Gracias por ayudarme.

─ Descuida. Soy Min Yoongi.

─ Jung Hoseok, un placer.

─ Me caes bien Jung Hoseok  ─ Sonrió.

Hoseok retiró la foto con cuidado. Debajo de ella, estaba escrito un texto.

Aquel día Hoseok se volvió mi mejor amigo. El tiempo que pasamos suspendidos nos la pasamos jugando videojuegos y comiendo pizza y papas.

Hoseok sonrió, pegó la foto en su lugar y paso la siguiente página.

h0gkyo

Lo que no te pude decir - Yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora