Él

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¿Me echarás de menos cuando me haya ido?
Soy la tormenta que nunca se va



Pudo haberlo pensado mejor, si no se tratara de él.

Pudo haber hecho más preguntas, si el tiempo no le hubiera ganado

Pudo haber buscado otras opciones, al fin de cuentas había tenido una tarde sin hacer nada.

Se maldecía por su sensibilidad por pensar en aquellas palabras, pero al fin de cuentas es lo que le oyó decir a medida que iban descubriendo los tesoros que se escondían en ese agujero del mundo.


Pudo haber hecho muchas cosas distintas, pero no se arrepentía de haber hecho lo que hizo. Si Kenny estaba al borde de la muerte, Stan haría lo que fuera en toda la extensión de esas palabras para evitar que su amigo cruzara esas puertas.


Una sola vez lo trajo de allí, una sola vez logro hacer el trueque y aun se maldice no haber reaccionado ante el reflejo de esa navaja. Todas las otras veces no hubo posibilidad de que sus acciones le devolvieran a Kenny, incluso muy a su pesar estaba dispuesto a seguir vagando por la tierra sin el hasta que le llegara su llamado.

Pero como todo, se convirtió en una pagina que tuvo que dar vuelta y no volver a mirar nunca jamás.

Era mentira que ellos forjaban sus destinos. No importaba las veces que se repetía como mantra mil y un mentiras, convenciéndose de que por sus acciones nada malo pasaría.


El encuentro con Cartman, con Butters y con tantos otros eran marcas que le recordaban constantemente el único y desolador final que le esperaba. Luego de eso, Kyle era su eterna compañía; al principio hace muchos años atrás servía de algo. Ahora, ahora apenas le sentía el gusto. Sentir el resquemor que le deja en la boca y garganta es un claro signo de que aún esta vivo.

Si no estuviera Kenny, ya hacia tiempo que habría terminado bajo las garras de algún ser, abandonado en pedazos en algún bosque perdido siendo devorado por los animales y al mundo le importaba las rebanadas nada. De nada le vale tratar de explicar sus actos.


El celular lo distrae de sus pensamientos y lee un mensaje de Kenny preguntándole si va a acompañarlo a cenar. Deja el teléfono a un lado sin intención de responderle. Un número queda grabado en su mente, un simple par de números que hasta hace poco significaban un mundo para ellos dos. Algo que se desató casi sin querer cuando en uno de sus casos, su piel tiembla ante los recuerdos de lo que se hicieron esa misma noche.


Ahora, todo era un lejano recuerdo, se sentía como algo que le ocurrió a otro sujeto. Nada de ese amor relucía en los ojos multicolores de su ¿"ex-amante"? ¡Lo que fuera!


La cama se volvía asfixiante, no resultaba conveniente en esta ocasión que el colchón tuviera esa consistencia, parecía haber tomado partido a favor de Kenny, e ir en contra de sus posibilidades respiratorias. El movimiento no le sentó bien en absoluto, el alcohol era enemigo acérrimo de la movilidad al grado de conseguir que las paredes se le acercaran demasiado. Caer estrepitosamente al suelo por intentar agarrar algo que no estaba allí no basto para quitar la borrachera. No tenía fuerzas ni para acomodarse así que se rindió al sopor del alcohol con el deseo de que su mente reflote esos recuerdos de cuando las cosas entre ellos no iban tan mal, cuando reían porque lo sentían y no por intentar aligerar el momento. Cuando no debían asegurar y reafirmar muchas veces algo para encubrir alguna mentira entre ellos, cuando...


El ronquido leve era la única respuesta que obtuvo Kenny al entrar al cuarto que Stan había escogido como suyo. La imagen del pelinegro, entre el suelo y la cama le hubiera causado gracia algún tiempo atrás. Ahora estaba tan cansado, tan dolido con toda la situación que se la agarraba con lo mas cercano que tenía.

Cuando recuperó su alma, y le tocó sentir lo dañada que estaba no se compara con lo que le estaba pasando ahora. Haber quitado una vida inocente era completamente atroz, eso era lo que mas le dolía. No tanto el que Stan hiciera una vez más algo para evitar su muerte, no significaba que no estaba molesto porque lo estaba, y mucho. Pero se convertía en furia cuando esos espacios en blanco por los que siempre se preguntaba que ocurría con el, volvían uno a uno; y el primer recuerdo que tiene es haber tomado la vida de un vagabundo. No culpa a Stan, sabe que esta tan dolido como el.

Quizás debió haberle dado ese ultimo trago, así nada de esto estaba pasando. Ojalá tuviera todas las respuestas.


Se agacha para acariciar el rostro de Stan, se permite hacerlo en un arranque de debilidad. Le cuesta un mundo evitar que sus manos vaguen en esa dirección tan conocida. Ya no existen las palmadas en la espalda, en el pecho, bajando por el brazo para terminar descansando tomada fuertemente a la mano del otro. Ha roto todos los caminos.


Piensa en lo relajado que se ve Stan cuando duerme y en que pese a los años que llevan viviendo esta vida, aún conserva cierta inocencia en su expresión. Toma una manta que estaba sobre la cama y lo tapa. No piensa en lo que pueda pensar Stan mañana cuando amanezca, es difícil no querer protegerlo aunque sea del frío. No hay un límite entre ellos, no hay posibilidades de que pueda llevar a cabo ese pedido de dejar de tratarse como familia. Lastimó a Stan en el único lazo que lo mantenía cuerdo, a ese que se aferraba fuertemente pese a todo, y que le servía para seguir manteniendo la cabeza erguida.


Deja un beso suave sobre los labios entreabiertos de Stan, llevándose consigo el amargo sabor de la derrota.


Se lleva el vaso y la botella de alcohol para reemplazarlos por uno con agua y unas pastillas para la resaca. Mañana las necesitaría.


- Cuidaré de ti siempre -. Fueron las únicas palabras que Kenny dijo a modo de despedida, palabras que flotan en el aire y van cargadas de un deseo que el remitente nunca podrá oír.

No Me Dejes Solo - Stan x Kenny (Stenny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora