Andrea estaba acostumbrada a comer en grandes banquetes, donde la gran mayoría de la comida no era consumida, afortunadamente no se desperdiciaba porqué la comida no consumida era donada a diversas instituciones, eso la hacia sentir menos culpable. Ella estaba casi segura de que en Tony's no había ese tipo de medida, por lo que se horrorizo al ver llegar 4 pizzas grandes: hawaiana, peperroni, mexicana y de queso.
-¿A que ejercito vamos alimentar? -Preguntó sorprendida
-Es que no sabíamos que pizza te gustaba. -Explicó Romeo con un encogimiento de hombros.
La culpa inmediatamente la invadió, en gran escala, quería decir algo para disculparse o que tal cosa no era necesaria cuando Jair interrumpió.
-Por lo que Romeo y yo tendremos que sacrificarnos, y comer esto, y todo por su culpa. ¡Dios, que bondadosos somos!
-Si, Víctor, definitivamente las puertas del cielo estarán abiertas para nosotros.
Como si estuvieran sincronizadas, Julieta y ella pusieron los ojos en blanco.
-Aunque Julieta y yo nos comamos una pizza, no creo que se puedan comer todo esto.
El resto de la mesa se rió como si ella hubiera sido una niña diciendo algo tierno.
-¡Oh, Ann, Amor! aunque tú y yo nos comamos un pedazo de pizza entre las dos, ellos se comerán lo demás.
Los amigos asintieron y empezaron a comer.
-Bueno, que bueno que me dicen, para no invitarlos a mi casa
-Uff, y si no fuera por la pelea hubiéramos pedido otra. -Dijo Jair con una mano tapándose la boca mientras masticada.
-Tu pelea es de box, ¿cierto? -Concluyo Andrea.
Jair dejo de comer, trago y la miro acusatoriamente.
-Creí que habías dicho que no tenías ni la más mínima idea de quien era yo.
Tomo de su copa y luego lo miro con aire superior.
-Y no la tenia, tienes razón, pero Julieta comento algo de una pelea y de que Víctor jugaba un papel importante. En cuanto te vi note un cuerpo muy atlético al principio pensé que era un estilo de vida, no una forma de ganártela pero para pagar una camioneta con esa debes de ganar muy bien y no tienes cara de mercenario. ¿De empresario? Tal vez. ¿Modelo? Mmm, pues tienes el cuerpo pero no la vanidad y –le toco el lado izquierdo de la barbilla. -... aquí tienes un moretón que apenas esta desapareciendo y un corte en los labios. –puso sus dedos en esa parte. -Lo que me deja como única opción un deportista, y por la cantidad de moretones un peleador.
-¿Y lo de boxeador? -Preguntó disfrutando de su tacto.
-Pues mis conclusiones al observarte me dejan claro que no tienes finta de ser peleador de artes marciales y mucho menos de lucha libre, y el único deporte famoso que me quedo fue el box.
Estaba impresionado por sus conclusiones y el como esta mujer era capaz de leerlo con tanta facilidad pero disimulando se inclino hacia ella, seductor. -¿Me observabas?
-Con sumo detalle. -Contestó provocativa.
-Eso es prejuicio de lo peor. -Le recordó.
-Prejuicio, si, pero acertado.
Andrea dejo caer sus dedos y Jair se acerco a ella para besarla pero el destino no estaba dispuesto a dejarlo, al menos no ahora, porqué la alarma del teléfono de Jair sonó.
-¡Mierda! -Exclamó, tanto por la interrupción como por el volar del tiempo. Y apagándola. -Tenemos que irnos pero ¡ya!
Casi se atragantaron por terminar la comida, lo que mantuvo a Julieta con la boca cerrada por el momento, pero no detuvo sus miradas y Andrea sabia que en cuanto pudiera abrir la boca, lo que saliera de ella no le gustaría.
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La Princesa Y El Sapo
RomancePara tener la corona de reina de Costa Azul, la princesa Andrea Lucía Marines Hernández deberá casarse antes de cumplir los 26 años, para lo que falta 9 meses, pero sus planes se arruinan cuando encuentra a su hermana y a su prometido el duque Aleja...