Unus

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— ¡Este lugar está maldito!

El anciano me sujeta por los hombros y me zarandea al ritmo de sus frenéticas palabras. Su agarre, firme, me impide zafarme así que lo único que puedo hacer es mirarlo estupefacta.

—Huye de aquí, niña, ¡huye! —Insiste, fuera de sí—. Huye si quieres salvar tu alma y tu cuerpo, o sino, ¡abandonarán el plano terrenal mientras vivas...!

— ¡Papá! —el grito de una mujer irrumpe con estrépito el lugar. Una mata de pelo rubio inunda mi campo de visión y al segundo un rostro blanquecino con labios carmesí me pregunta cómo me encuentro.

—No pasa nada —le contesto, rogando en que mi voz suene lo más tranquila posible—. Don Santiago no me hizo daño.

La mujer suspira, por lo visto aliviada.

—Una vez más, lo siento. No sé en qué momento lo perdí de vista —entonces se gira hacia su padre y con voz suave le susurra: —Ven, papá, regresemos a casa.

—Pero Ana, tu no entiendes —le replica este a su vez—. Esta tienda, este lugar...

—Shhh, vamos.

—Ana, pero la nieta de Cristian...

La puerta se cierra tras ellos y yo vuelvo a estar rodeada del inmenso silencio en el que se sumerge la tienda. Sacudo la cabeza, como si eso lograra ahuyentar los últimos diez minutos vividos de mi mente. Como si lograra ahuyentar el hecho de que es la primera vez que tengo contacto directo con el señor Santiago, es decir, el loquito del pueblo. Como si lograra ahuyentar, también, el hecho de que él sabe quién es mi abuelo y, más aún, sabe quién soy yo.

Me dirijo al mostrador y cierro la laptop que descansa ahí. Digamos que siento que es el momento menos oportuno para seguir viendo una serie sobre como un asesino serial atormenta a un grupo de adolescentes. A continuación, elevo la vista al reloj que descansa en la pared: falta media hora para cerrar oficialmente. Suspiro. El usualmente sutil sonido de notificaciones de mi celular se vuelve tosco e estridente ante este mortal silencio. Tomo el aparato en mis manos y echo un vistazo a la pantalla: el anuncio de batería baja reluce en todo su esplendor. Retrocedo un par de pasos para buscar el cargador en la parte inferior del mostrador cuando oigo un crujido bajo mi zapato derecho, retiro el pie con rapidez y me doy cuenta que es lo que he pisado. Me enfundo el celular en el bolsillo trasero del jean y luego levanto el collar del suelo, comprobando si el cascabel se ha roto. Parece intacto. Encuentro al gato dormido sobre la vieja mesa de la trastienda, luce tan placido ahí tendido sin el collar que su dueña se empeña en ponerle que casi parece, él casi parece...

Muerto.

Lo observo fijamente, sin pestañear, tratando de percibir si su pequeño cuerpo asciende y desciende al ritmo de una respiración. No lo hace. Estiro la mano y alcanzo a tocar su pelaje negro antes de que se incorpore de golpe y me sisee, enseñándome sus diminutos colmillos. El gato me odia. Tan sencillo como eso. Desde que llegue a trabajar a esta tienda me ha odiado y yo no he encontrado los motivos por lo cual lo hace. No es que me importe demasiado que nuestra relación se base en odio mutuo, insultos, siseos y arañazos. Lo que me parece en verdad exasperante es que el estúpido gato se porta lo más de meloso con otras personas. En un doble cara.

— ¡Gato chandoso! —espeto, lanzándole el collar, entonces el animal salta en medio de un maullido tan grotesco que me hace gritar. Arremete contra el inmenso librero que descansa al lado y vuelca unos cuantos ejemplares para después salir despavorido fuera de la habitación.

¿Pero qué mierdas le pasa?

El sonido de la campanilla me hace sobresaltar. Me apresuro a ir a la parte delantera de la tienda, pero únicamente descubro la puerta abierta de par en par. El corazón se me acelera al pensar que alguien pudo haber entrado a robar, sin embargo, nada parece fuera de su lugar; incluso mi portátil aún descansa sobre el mostrador. Frunzo el ceño. Me adelanto con rapidez hacia la puerta y decido cerrarla con seguro. No pasará nada por cerrar unos cinco minutos antes. En el momento en el que doy la vuelta unas manos me rodean con firmeza la cintura.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2018 ⏰

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