Matteo un adolescente de 15 años, no tiene novia pero quiere tenerlo, sus amigos bromean con ese tema
Luna una chica alegre de 15 años, sus amigas tienen novios y ella no, se siente sola, pero a pesar de todo siempre tiene una sonrisa
Solo adol...
No se hizo esperar. A las 3:30, en punto Matteo la vio descender del automóvil de sus padres, en la puerta del cine. ¡Qué linda! ¡Qué bien le quedaba aquel traje verde! Era la primera vez que le veía con tacón alto.
Más alta, más bonita, más graciosa. Parecía una coneja en una revista para niños, una revista en colores para niños.
—Luna
—Hola, Matteo. ¿Y tus amigos?
—Nos esperan adentro. Están guardándonos sitio. Ya tengo las entradas.
—Gracias
Matteo sabía dónde estaban sus amigos. Avanzó hacia ellos, y esperó de pie, mientras Luna los saludaba. Se sentía incapaz de hacer lo que tenía que hacer, pues temía que ella se diera cuenta de que toda aquello estaba planeado. Sin embargo, Luna, muy tranquila y sonriente, parecía ignorar lo que estaba pasando. Se sentaron.
—No se vayan— le decía Matteo a Pedro, que estaba a su izquierda. Pero Pedro no le hacía caso—.No te vayas, Simón.
—No te muñequees, Matteo— dijo Simón, en voz baja, para que Luna no lo escuchara.
Las luces se apagaron, y empezó la función. Matteo sentía que alguien golpeaba su butaca por detrás: << Es Gastón >>. Luna miraba tranquilamente hacia el ecran, y no parecía darse cuenta de nada. Estaban pasando un corto de dibujos animados. Faltaban aún los anuncios, y luego las indicaciones. Matteo no sabía cómo se llamaba la película que iban a ver. Habían enmudecido.
Durante el intermedio, Luna volteó a conversar con Nina y Yam, sentadas ambas en la fila de atrás. Matteo, por su parte, conversaba con Gastón y Ramiro. Le parecía que todo eso era un complot contra Luna, y se ponía muy nervios al pensar que podría descubrirlo. Miro a Nina, y ella le guinó el ojo como si quisiera decirle que las cosas marchaban bien. Luna, muy tranquila, parecía no darse cuenta de lo que estaba pasando. De vez en cuando, miraba a Matteo y sonreía. Las luces se apagaron por segunda vez, y Matteo se cogió fuertemente de los brazos de su asiento.
No podía voltear a mirarla. Sentía que el cuello se le había endurecido, y le era imposible apartar la mirada del ecran. Era una película de guerra y ante sus ojos volaban casas, puentes y tanques. Había una bulla infernal,y, sin embargo, todo aquello parecía muy lejano. No lograba comprender muy bien lo que estaba ocurriendo, y por más que trataba de concentrarse, le era casi imposible seguir el hilo de la acción. Recordó que Simón y Pedro se iban a marchar pronto, y sintió verdadero terror. Luna se iba a dar cuenta. Se iba a molestar. Todo se iba a arruinar. En el ecran, un soldado y una mujer se besaban cinematográficamente en una habitación a oscuras.
—No veo nada— dijo Pedro—.Voy a cambiarme de asiento
—Yo también agrego Simón, pidiendo permiso para salir.
<< Se tiene que haber dado cuenta. Debe estar furiosa >>, pensó Matteo, atreviéndose a mirarla de reojo: sonriente, Luna miraba al soldado, que continuaba besando a la mujer en el ecran. << Parece que no se ha dado cuenta, pensó mientras sentía que sus amigos, atrás, empezaban nuevamente a golpear su butaca. <<Tengo que mirarla>>. Pero en ese instante estalló una bomba en el ecran y Matteo se crispó. << Tengo que mirarla >>. Volteó: en la oscuridad, Luna era la mujer más hermosa del mundo.
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