Pequeños golpes

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Me he despertado a las 3:00a.m por escuchar algunos golpes; me levanté de mi cama y me acerqué a la ventana para ver qué era pero no había nada y los golpes seguían. Continué buscando el lugar del cuál provenía el molesto ruido; me fije en casi todas las ventanas pero nada; por último pasé por el baño, ya que era la última ventana por ver. Sentí los golpes cada vez más cerca, pero al mirar por el pequeño vidrio no pude ver absolutamente nada; fui volteandome de a poco y pude notar que los golpes en realidad venían del espejo, así que me acerqué lentamente hasta ver algo allí dentro; una figura que causaba miedo. Corrí lo más rápido que pude y me encerre en mi habitación, le puse la traba a la puerta y tape las ventanas, por último apagué la luz y me metí a la cama tapandome hasta la cabeza, ¿qué diablos era eso?

La mañana siguiente corrí las cortinas dejando entrar la luz del día, saqué la traba, abrí lentamente la puerta y fui al baño con completa precaución; me acerqué al espejo con la respiración un poco agitada, pero lo que vi anoche ya no estaba. ¿Y si solamente era un sueño? Sería raro porque se sintió muy real, incluso las cosas estaban igual que anoche. Puedo estar segura de algo y es que posiblemente haya algo en mi casa.
Me vestí para ir a la escuela; el uniforme era una pollera azul, medias negras hasta arriba de la rodilla, camisa blanca y una corbata no muy larga color negro; me puse la mochila y fui caminando hasta la parada de colectivos; al subirme, pude notar que un hombre de aproximadamente 40 años no dejaba de mirarme fijamente, ¿qué diablos le pasa para andar mirando a una chica de 15 años? Fui todo el camino hasta la escuela nerviosa hasta que me bajé. Otro día común y corriente en la escuela, con los mismos profesores amargados, los mismos compañeros estúpidos que nunca se callan, y los molestos recreos llenos de niños gritando; esto es un maldito infierno.
Llegué a mi casa a la 1:30p.m, el colectivo se había atrasado más de lo normal, siempre suelo llegar a las 12:10p.m a mi casa. Estaba demasiado cansada, me había despertado a las 3:00 a.m y luego tuve solo tres horas de sueño porque sonó el maldito despertador para ir a la escuela. Entré a mi cuarto, me cambié de ropa y me tire a la cama; quería descansar un rato. Mi madre debía irse por tres semanas por temas de trabajo así que la casa quedaba a mi cuidado, después de todo soy hija única y mi padre está en otro país, venía solamente para mi cumpleaños y para las fiestas de navidad y esas cosas que detesto. Por suerte estaba acompañada de mi perro Bracko, hace años está conmigo y lo adoro, nunca me ha dejado.

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