Noche tres

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Son las 2:30a.m y todo está normal, las luces de toda la casa se encuentran apagadas y las ventanas y puertas con traba. Decidí jugar un rato en la computadora, se pasó la hora y ya eran las 3:15a.m, como era de esperarse empecé a escuchar ruidos provenientes del baño, me acerqué con mucha precaución, entré y prendí la luz; del espejo venían tres golpes, fui caminando de a poco hasta estar frente al espejo con todo oscuro, y pude notar que dentro del espejo había un demonio, en el reflejo se veía todo rojo con las paredes llenas de pentagramas y velas. Me di vuelta enseguida y noté que el demonio estaba atrás mío, su figura no era muy bonita; tenía patas, cabeza y cuernos de cabra, traía una cruz invertida tatuada en la frente y estaba manchado de sangre. Me eché a correr por toda la cara, pero el demonio me siguió el paso; a medida que pasaba cerca de cualquier ventana o vidrio éstos se iban agrietando de a poco. Quedé atrapada entre una pared y una mesita, el demonio se tiró sobre mí con intenciones de herirme, pero antes de que pueda llegar a hacer algo agarré un rosario que tenía guardado en mi bolsillo y se lo colgué en el cuello; sintió tan dolor al entrar en contacto con eso que hizo un grito horrible que termino rompiendo cada vidrio de la casa, en un mismo segundo todas las ventanas habían estallado mientras el demonio no dejaba de gritar. Corrí de inmediato a la cocina y agarré el primer cuchillo que vi, volví con el demonio y aprovechando que se encontraba de rodillas lo apuñalé por la espalda; la figura cayó al piso completamente mientras su cuello era cortado de a poco con el rosario y la sangre brotaba de su curva espalda. Para terminar de asesinarlo agarré el agua bendita que mi abuela había dejado aquí hace años y se la eché encima; de a poco fue desapareciendo mientras su cuerpo era quemado al entrar en contacto con el agua, ya había desaparecido pasados 5 minutos.
Al rato fui cuarto por cuarto viendo las ventanas y espejos, lo único que había quedado a salvo y sin ninguna grieta era el espejo del baño, exactamente donde vi a esa criatura. Busqué cartón y cinta para tapar las ventanas, y una vez realizada la tarea volví a mi cuarto, apague todo e intenté dormir. Las horas pasaron muy lentamente y aún no podía dormir, no después de ver esa imagen dentro de mi casa; ya eran las 5:35a.m y volví a ir a la cocina, busqué algo para comer y volví a mi cuarto a jugar un rato en la computadora. Al rato me quedé dormida con la cabeza apoyada en el escritorio y la computadora prendida.

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