Otro día

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Me desperté por el increíblemente molesto rayo de luz que al parecer entraba por la ventana. Me senté en la cama y no podía reconocer donde estaba. No recordaba nada de anoche y tampoco porque estaba allí.

Estaba muy alarmada por tal hecho pero decidí salir de la habitación por si se me refrescaba la mente. Salí, tambaleandome ya que estaba mareado y dolorida, y solo había un pasillo con unas cuantas habitaciones a los lados, unas escaleras para bajar y otras para subir. Temerosa por todos lo que estaba pasando me di una vuelta por el pasillo y me fijé que debajo de dos puertas había un pequeño hilo de luz.

Estaba dispuesta a tocar la puerta que estaba a la izquierda al lado de en la que desperté  para confirmar si había alguien, pero derrepente las piernas me fallaron y caí al suelo causando un ruido más fuerte de los que me hubiera gustado. En ese momento no tenía ni las fuerzas ni las ganas de levantarme cuando derrepente veo a una persona tendiendome la mano para ayudar a levantarme. Me levanté y pude ver un poco mejor aquella persona la cual me podría haber metido aquí.

Era un chico joven de unos 20 años igual que yo, alto, pelirrojo, blanco como la leche y con un montón de pecas que le cubrían toda la cara.
Estaba vestido con una camiseta y unos pantalones cortos que deduzco que los usaba para ir cómodo.
En cuanto terminé de analizarle me puse a deducir porque estaba el aquí y lo más importante porque estaba yo aquí. Lo primero que pensé es que el era el que me había metido ahí pero después, algo de su cara me hizo tranquilizarme y no pegarle para luego salir corriendo. Estaba tan absorta en mis deducciones que no me di cuenta de que estábamos cara a cara cojiendonos de las manos, vale lo admito era adorable.

— ¡¿Quién eres tú?! y ¡¿Que hago yo aquí?! — logré decir cuándo me recompuse y le solté las manos de un golpe. Sonó un poco más fuerte de lo que quería pero la verdad era que me daba igual. ¡Estaba en una casa que no conozco con una persona que ni siquiera sé si puedo confiar en el!.

— Yo soy Sebastián, tenemos unas chapas con nuestros nombres a sí que tú deberás de ser Dakota. Y ¿porque debería yo saber qué haces aquí?
Yo tampoco sé que hago yo aquí y por lo que veo tu también estás débil.— tardó un poco en responder ya que parecía que me estaba analizando con la mirada pero hubo un tono en su voz que me hizo molestar.

— Pues, ¡¿si tu no lo sabes quien nos ha metido aquí, quien lo va a saber y porque no recuerdo nada de anoche?!— lo dije un poco enfadada ya que me estaba hartando yo soy una persona muy controladora y odio no saber que está pasando.
Sin dejarle formular más palabras me dirigí hacia la otra puerta que había visto con luz.

Era la tercera puerta a la derecha de lo que creía que era mi habitación. Sebastián se me quedo mirando desde su puerta y eso me ponía más  nerviosa de lo que ya estaba pero este no era un momento para acobardarse a lo mejor quién nos metió aquí podría estar detrás de esa puerta y no me iba a hechar atrás. Toqué la puerta y lo único que escuché fueron sollozos, al no obtener respuesta decidir entrar. Era una chica tenía dos coletas a los lados de color marrón claro, los labios pequeños y rosados y la nariz redonda e igual que Sebastián tenía un montón de pecas. Había algo en su cara que me tranquilizo pero todavía los dos eran sospechosos no me fiaba ni de ella ni de Sebastián.
Me miró y pude leer en su chapa que se llamaba Liria.

— ¿Tu eres la que me ha metido aquí?— lo dije de un tono más serio y ella pareció notarlo ya que me miró con una cara desconfiada de niña pequeña.

— ¡Yo no he sido! ¡Yo no sé que hago aquí, md duele todo y encima no recuerdo nada de anoche!— dicho eso comenzó a llorar más y yo no tuve más remedio que tranquilizarla un poco.

Después de unos minutos cuando ya los tres nos habíamos presentado y habíamos caído en la conclusión de que todos estábamos igual de perdidos decidimos bajar para ver si se podía abrir la puerta para ver si podíamos salir y olvidar todo este contratiempo. Mientras que nos dirigiamos a la puerta me puse a pensar un poco en las dos personas que había conocido en esta casa que tanto odio. Cada uno había tenido una reacción diferente ya que Sebastián parecía de lo más tranquilo pero con una mirada desesperada y Liria en cambio estaba llorando pero con una mirada infantil y desconfiada parecen buenas personas pero no puedo confiar en ellos, por lo menos todavía no.

Llegamos a la puerta y Sebastián se dispuso a intentar abrirla.

—No se abre. ¡No sé abre, joder!— tenía miedo se notaba y yo también lo tenía ¡No podíamos salir!

Se escucho un ruido extraño como una radio rota...

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Hola!!!!!!
Si, sé que he tardado mucho en actualizar y lo siento 😅
Pero lo importante es que he subido capitulo.
Buenooooo
¿Que creéis que ha pasado?
¿Os gusta el nombre del chico?
Dejado en los comentarios y votad!!
Gracias por esperar!!!
Adiouuu🤗🤗🤗😍😍

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2018 ⏰

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