Epílogo

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Me sentía extraña.

Ligera, eufórica, emocionada. Al borde del vómito.

Las luces rojas del letrero que citaba: "Red Night: Bohemian Bar" resaltaban más que cualquier cosa en la calle.

Me sentía ridículamente diferente con aquel vestido floreado y aquel corte de cabello.

Perrie me había sugerido un cambio y yo había optado por cortar mi melena.

El cabello me llegaba debajo de los hombros. Completamente diferente a mi melena hasta la cintura que tenía hacía dos meses.

Mis vacaciones en Manchester fueron sanadoras.

Me sentía fuerte, renovada, madura... Harry me había enviado un par de textos que había respondido gustosa. Quizás aún no estábamos listos para ser amigos, pero se sentía bien hablar con él.

Su operación había salido de maravilla, a lo que me contó Perrie.

Harry había recuperado la vista. Harry podía ver, había aplicado para la universidad y comenzaría éste semestre.

Tenía entendido que seguía cantando con White Eskimo y que pronto tendrían una presentación en un foro importante en Liverpool. Estaba feliz por él. Estaba recuperando su vida y al mismo tiempo, estaba comenzando una nueva.

Entré al abarrotado bar y me detuve un segundo en la puerta para contemplar el lugar.

Pequeñas mesas redondas y altas estaban dispersas por todo el lugar. Los asistentes estaban sentados en banquillos altos con asientos de cuero.

El escenario al fondo del salón tenía un hermoso telón rojo y un par de instrumentos descansaban ahí.

Pude localizar con la mirada a Zayn y él me saludó moviendo su mano.

Sonreí y correspondí su gesto. Él y Perrie tenían juntos pasado del año y medio. El mismo tiempo que yo habría tenido con Harry si...

Sacudí la cabeza alejando los pensamientos tortuosos de mi mente.

Saqué el celular y rebusqué en mis mensajes aquel texto que me había enviado Harry a mediados de Agosto.

"Te prometí que un día te traería una estrella

Atrapé una y me hizo un agujero en la mano.

Siento como si estos días te mirara de lejos

Tratando de hacer que entiendas

Que estaré con los ojos abiertos...

No me dejes. No me dejes. No me dejes ir

Porque estoy cansado de sentirme solo.*"

Aquellas palabras me habían hecho llorar una vez más.

Lo extrañaba a cada segundo de mi día y me había preguntado una y otra vez si había tomado la decisión correcta al alejarlo de mí.

—¡Con ustedes, White Eskimo! —la voz del presentador me hizo salir de mis pensamientos y alcé al vista mientras me sentaba en una mesa del fondo.

Y ahí estaba él.

Enfundado en unos vaqueros negros y un suéter de lana gris. Llevaba un gorrito tejido en la cabeza y sus rizos se asomaban debajo de él. Sus ojos verdes estaban fijos en el suelo del bar y cuando los alzó una sonrisa se deslizó por su rostro.

Sus hoyuelos saltaron a la vista y mi corazón me dio un vuelco. ¿Cuántas veces me había sonreído de aquella forma?

—Hola, muy buenas noches. Esperamos que se la estén pasando muy bien. Nosotros somos White Eskimo y venimos a tocar para ustedes ésta bonita velada —dijo Harry con aquella voz ronca que tan bien recordaba.

Aunque no pueda verte || 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora