teddy bear 💿 TaeJin

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Taehyung siempre había tenido una perspectiva muy amplia de las cosas, pero sólo cuando necesitaba tener las cosas a su favor, ¿Me explico?

Una de esas veces, fue cuando me convenció de deshacerme de lo que me gustaba.

—Hyeong, tu cuidas mucho tu piel, ¿No es así?— Asentí. Habíamos ido a cenar a un restaurante de comida japonesa cerca de nuestra casa; cada tres semanas, a mitad de la segunda quincena del mes.—. Tu piel ya es muy bonita con todos los cuidados que le das, ¿Por qué la maquillas, entonces?— Bajé el cubierto. No me sentí extrañado, ni enojado, mi mente simplemente había quedado en blanco.

—No... No lo sé, Tae, me gusta verme bien.— Carraspeé, bajando la mirada. Taehyung siempre pone esa expresión seria cuando estamos fuera de casa, me ponía nervioso.

—Pero ya te ves súper bien con todas esas cremas, sólo se ve un poco más gruesa la ceja, pero fuera de eso eres igual de guapo, me podrías dar escalofríos y ponerme rojo si me guiñas un ojo con o sin maquillaje.— Siguió comiendo, intenté retener la sonrisa pero de todas formas sentir el cuello caliente me hacía saber que ya estaba suficientemente avergonzado.

—Detente, sabes como me pongo cuando me das cumplidos— Tomé los cubiertos para llenarme la boca de comida, me era difícil bajarme la vergüenza. Mientras masticaba, Tae volteó a verme con mirada gacha y una sonrisa mordiendo la cuchara.—, eres muy injusto conmigo, sólo me dices esas cosas cuando estamos fuera porque sabes como me pongo en casa.

—No lo sé, hyeong— Bajó los cubiertos, con los codos sobre la mesa y las manos sosteniendo su mentón. Creo que no puedo olvidar esa mueca, porque es la misma que hacía cuando ganaba lo que quería. Pero nunca me quise dar cuenta.—, ¿Quieres ir al baño? Creo que necesito acomodarme las medias.— Sonreí. Era algo común en él ser tan atrevido.

—Tal vez.— Hicimos varias cosas. Tenía veintidós y él diecinueve, por supuesto que podíamos darnos la libertad de dejarnos llevar por las hormonas, pero no teníamos sexo en sitios públicos, Taehyung era ruidoso y a mi me desagradaba la idea de ir a prisión por ello, sé que esto está fuera de contexto, lo siento, pero necesitaba decirlo.

Volvimos a la mesa luego de un rato, comimos un poco más y después de pagar fuimos a casa, lo primero que me pidió fue que me desmaquillara. Lo vi normal, porque siempre llegaba a desmaquillarme.

Me siguió al cuarto, yo ya estaba sentado frente al buró con una toallita desmaquillante listo para sacarme el maquillaje. Tenía una bolsa en sus manos.

—¿Este es el que usas para la ceja?— Asentí, me arrebató la toalla y me limpió la ceja derecha; silbó, siguió desmaquillando un sólo lado de mi rostro. Cuando terminó, tomó todo el maquillaje de arriba, el que estaba a su alcance y lo puso en la bolsa.

—Oye, ¿Qué se supone que haces?— Le miré divertido, con algo de miedo de que fuera a tirarlo.

—Te ves tan sexy— Fue lo único que dijo, abrió un cajón y puso ahí las cosas antes de cerrarlo.—, deja de usarlo, sólo por un tiempo.— Se trepó por el mueble para poderse sentar en mi regazo, acariciándome la nuca.

—Entonces tú tampoco lo hagas, tú también luces jodidamente hermoso con el rostro limpio.— Empezó a moverse sobre mí. Sabía que me volvía loco.

—De acuerdo.

Eso fue lo que dijo, sí.

Pero siguió maquillándose cuando tiré la bolsa.