02

996 54 36
                                    


Pov Hana


— No, no voy a dejarlos pudrirse aquí. D-Debe haber una forma.

— Voy a decirte algo; si están de acuerdo en pagar su condena con servicio en Overwatch, puede que se los permitan. Es tu decisión decírselos y convencerlos o dejarlos como están. Sin embargo, debido a que estarán ayudando tanto a humanos como ómnicos, la opción de liberarlos tiene la pequeña condición para ustedes tres...



·~·~·~·~·


— ¡No, ni siquiera lo pienses! ¿Me oíste? ¡Jamás! Preferiría pudrirme aquí y ahora — Junkrat se cruzó de brazos. La condición de la que me habló la doctora fue que debíamos convivir con un monje ómnico (Zenyama o algo así) por un tiempo, al menos hasta que nuestro odio y desprecio por las máquinas no fuese más que cosa del pasado. Y tal como lo esperaba, al rubio no le gustaba la idea.

— Bien, supongo que seremos solo Rodie y yo, ahí afuera donde podemos explotar cosas, tomar té, hablar con esa chica de hielo — Su cabeza giró levemente en mi dirección, señal suficiente para saber que mi plan funcionaba — En fin, suerte pudriéndote aquí. Vámonos Rod.

— E-Espera — Bingo — Iré con ustedes, pero n significa que me llevaré bien con esas máquinas, lo hago por el boba.

— Pff sí, lo que digas camarada.

Una vez estuvo todo listo, partimos a Nepal pues ahí se encontraba el templo donde viviríamos con el monje. Tomamos nuestras cosas y bajamos de la nave.

— Brrr odio este clima — Se quejó el australiano — ¿Por qué no pudieron poner su maldito templo y su estúpido pueblo en un lugar menos frío?

— No seas llorón.

— Estoy con él, no seas un llorón. Tal vez dentro esté cálido — Toqué la gran puerta un par de veces, la cual no tardó en abrirse dejándonos ver a un ómnico con algunas esferas flotando y rodeando su cuello.

— Ah, ustedes deben ser de quienes me habló Angela. No sean tímidos, pasen y siéntanse cómodos, deben tener frío — Se hizo a un lado, permitiéndonos pasar. En efecto, dentro estaba realmente cálido gracias a que las paredes aprisionaban el calor emanado por las antorchas repartidas por todo el lugar — ¿Les gustaría tomar algo?

— No, solo queremos terminar e irnos — Habló Junkrat una vez se le pasó el frío.

— Puedo preparar algo de té.

— ... Bien, pero sólo porque tengo sed. No por tu intento de amabilidad, chatarra — El ómnico rio.

— Eres divertido, entonces lo prepararé. Sus habitaciones están por este pasillo — Señaló un amplio pasillo con algunas puertas — La suya, señorita, es la última habitación a la izquierda. Las de los caballeros están a la derecha, última y penúltima. Lamento no poder asignarles un lugar en el pueblo como a todos por cuestiones de seguridad, fueron ordenes de Overwatch.

— Como sea — Ambos se retiraros, dejándome con el monje.

— Disculpe, no estamos acostumbrados a ser "amables" o actuar bien con los ómnicos.

— Está bien, no me molesta. Además, es por algo por lo que estamos aquí; para convivir en armonía — Vaya, si esto o es dar una buena impresión, no sé qué sea. Decidí no agregar nada más e irme a mi nueva habitación.

El metal no puede sentir ||CyBunny||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora