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Por Narrador




— ¡Jamison! — La castaña bajó apresuradamente del Meka con intenciones de ir corriendo hasta donde se encontraba el chico. Sin embargo fue detenida por su compañero.

— ¿Estás loca? No puedes entrar como si nada a un campo de batalla.

— ¡Tengo que hacerlo! Si fuera yo, ellos no lo pensarían dos veces antes de ir por mí y sé que tú tampoco.

El chico se quedó en silencio, no podía ir en contra de sus palabras pues era verdad. Finalmente suspiró.

— No sé para qué sigo insistiendo, eres demasiado necia.

— ¡Oye!

— Sabes que tengo razón — La chica mostró su lengua con indignación a lo que el japonés sonrió — Trata de llegar a él, cubriré tu espalda tanto como pueda.

— Gracias Genji, no sabes lo mucho que significa.

— Hablaremos después en un lugar más apropiado — Hana asintió.


Por otro lado, la egipcia observaba desde los cielos el campo de guerra; una sonrisa victoriosa se dibujó en su rostro debido a que que las cosas estaban resultando bien para Helix pues sus enemigos habían cesado los disparos. Sin embargo, ésta no duró mucho al ver cierto Meka aparecer de entre el humo para tomar al rubio y salir de ahí.

— Esa mocosa — Apuntó su lanzacohetes en su dirección — Creí haber dejado claro que no te entrometieras en... — Poco después, el cyborg apareció detrás de ella, desviando cada disparo que podía — ¿Qué? — Descendió hasta una distancia segura y lo suficiente para ser escuchada — No puedo creer que, después de tantos años, ahora decidas cambiar de bando Genji.

— No lo hice Fareeha, sólo estoy protegiendo a alguien especial mí.

— ¿Estás consciente de las consecuencias de interferir en las operaciones de Helix y luchar en contra?

— Lo estoy.

— Y por lo que veo, aun así piensas hacerlo — Suspiró — Sea cual sea lo que quieras obtener, ten en mente que si los atrapan a ti te darán unos cuantos días o semanas en prisión ya que eres un miembro activo de Overwatch; en cambio a ellos les darán más tiempo del que puedan vivir.

— Me alegra que te preocupes, pero yo sabré arreglármelas llegado el momento.

— No podrás cuidar de ella siempre.

— ... Lo intentaré, prometí que siempre estaría a su lado — En un abrir y cerrar de ojos el ninja desapareció en dirección a los demás.

— ¿Deberíamos ir tras ellos? — Habló uno de los soldados.

— No, es arriesgado ir en estas condiciones. Primero debemos cuidar de los heridos.

— ¡Sí! Ya escucharon, quienes no estén heridos ayuden a los demás.

La pelinegra observó con seriedad su alrededor una última vez antes de partir con su equipo.
Mientras tanto, las cosas en DeadLock no eran miel sobre hojuelas.

— ¿Cómo carajo fue que ustedes supieron nuestra ubicación? — La peliblanca habló en un tono lo suficientemente alto para ser escuchada en todo el cuartel — Respondan o vaciaré todo el cargador de mi arma en ustedes.

El metal no puede sentir ||CyBunny||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora