Él hombre, mi hombre me mandó un mensaje aquélla noche, diciéndome lo obvio, lo inegable, la complejidad que me acompaña. Sí, el me hacía serlo todo, todo también es ser triste, me hacía sentir triste, la despedida es lo más difícil, el último beso de el día, la última mirada, él no entiende. Como mencioné, el piensa que solo es un capricho, y si, si lo es pero también es sentirme sola, sola rodeada de gente, sola caminando hacia el que era llamado mi hogar pero no se sentía como uno, sola rodeada de todas aquellas personalidades que creé durante años. Siempre me estremecieron las despedidas, él no sabe la razón, él no entiende que esa podría ser la ultima vez; el nunca se preocupó porque piensa con seguridad que al día siguiente nos volveremos a encontrar, en el mismo lugar, en el mismo tiempo; saludandonos con una sonrisa nerviosa y un beso con el sabor a necesidad. Pero yo no, yo no lo sabía, yo no lo sé.
Tengo tanto miedo, miedo de mi misma, miedo de perder el control que el me daba, miedo de seguir impulsos y buscar otra manera de sentirme viva con el dolor, el sufrimiento, la furia y quedarme dormida con la duda si despertaria mañana para comenzar otro día a su lado, para verlo y besarlo. Soy una esclava de mi misma, soy débil y fuerte que no puedo salir de aquí con facilidad, es un ciclo del que no puedo salir, su ausencia me destruía. Yo sé que el no lo sabe, ni siquiera se imagina la inmensidad de esto y lo entiendo completamente, pues con él no importaba si acababa de ser pateada, humillada o destruida por mi misma, para el siempre tenía una sonrisa, un amor y apoyo, algo que jamás me pude dar a mi misma, todo era para él y digo era pues se han agotado. Eso trajo problemas, por supuesto, ya no podía seguir dando el mismo afecto, y no porque no quisiera, no podía, estaba agotada, estoy agotada; estoy harta de ser miles de personas, estoy harta de vivir mil vidas en una misma.
Él lo notó, estoy segura que lo notó todo el tiempo, antes que yo, pero como mencioné antes, es inteligente, el no golpea primero. Guarda los golpes, lo contiene, esconde los moretones con pintura, o tal vez, nunca logra obtener moretones, el golpe jamás es muy duro para él. Ése anochecer, era hora de despedirnos, antes de salir estabamos en clases, en una de ellas me acerque a él para de nuevo consumir cual veneno su preciosa esencia, al menos eso pienso que hago, pero todo es un juego, te hace creer que tienes el control, que es manipulable, pero todo es sólo una ilusión. Coloco los audífonos al celular y me ofreció un extremo de ellos para escuchar música, era un trabajo de lectura: Heurística, el arte de inventar/encontrar. Él fue mi descubrimiento, mi descubrimiento a la felicidad; o tal vez solo fue mi invento, sin embargo era totalmente mi motivo para gritar "¡Eureka!". Veía a todos en el salón, con las sillas perfectamente alineadas, excepto la mía, la mía estaba pegada justo a él, pero todos estaban completamente concentrados en la lectura, al menos eso parecía, pensé lo afortunada que era al tenerlo justo al lado, conectados por la música y el corazón. Coloco su mano en mi pierna, despertandome de aquellos pensamientos parecidos a la gloria infinita, puse mi mano encima de la suya y volteó a verme un segundo, regresó a su lectura y yo empecé la mía, él movía la cabeza al ritmo de la canción y yo solo apretaba su mano y sonreía de momentos.
Acabaron las clases y salimos tomados de la mano, nuevamente caminando dándome la ilusión de ir a el paraíso, pero era solo eso, una ilusión pues el tenía que irse y yo también, la diferencia aquí era que si el me proponía escapar esa noche accederia sin pensarlo dos veces, pero el no, el era frío y calculador, con una pizca de lo que parecía amor hacia mí, pero no lo suficiente para dejar al lado su esencia. Me molesté, no con él, sino conmigo, aquella dependencia me estaba consumiendo y yo sentía como cada vez se sofocaba más de mi.
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CompleXé
RandomComplexe, traducido al español como: Complejo, difícil de comprender o de resolver por estar compuesto de muchos aspectos.